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¿Sabe o No Sabe?  Florence se queda

viernes, 23 de marzo de 2012
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Así lo decidieron ayer, pajaritos, los ministros de la Suprema Corte de Justicia. La joven francesa acusada de secuestro y que ha desatado tanta polémica y división en la opinión pública, además de que ha tensado las relaciones entre México y Francia, seguirá en la cárcel y purgando su condena de 60 años en una cárcel de nuestro país, hasta en tanto se vuelvan a analizar las violaciones que se cometieron a sus derechos en el proceso judicial que se siguió en su contra.

Días de debates y discusiones, ríos de tinta vertidos sobre el tema, concluyeron ayer con una interesante y rápida deliberación de los ministros de la Corte, en su Primera Sala, que decidieron por mayoría de tres contra dos desechar el dictamen que había propuesto Arturo Zaldívar para que Cassez fuera liberada debido a que no se respetaron sus derechos humanos ni se siguió el “debido proceso” en su detención y enjuiciamiento.

Eso sí, pajarracos, aunque no la quisieron liberar, los magistrados reconocieron que sí hubo violaciones a los derechos de la francesa, por lo que ordenaron que se elabore un nuevo dictamen para discutir eso, esta vez elaborado por la ministra Olga Sánchez Cordero.

Y es que la presión fue tal sobre la Corte y sobre los cinco ministros que ayer se reunieron a deliberar, que hubo desde las voces que clamaban por justicia para las víctimas y acusaban a Zaldívar de defender a los delincuentes, hasta una clara presión del presidente Calderón para que los ministros no soltaran a la francesa, que para su gobierno ha sido casi una obsesión.

Tal vez por todo eso, presión mediática, presión política y toda clase de amagos, el fallo de la Corte parece al final tan salomónico: Florence sí fue violentada en sus derechos pero no merece ser liberada, dijeron los ministros.

Pero sí aceptamos que se vuelva a revisar el caso de las violaciones a sus garantías, volvieron a decir los ministros; pero no creemos que esas violaciones, al menos no en este análisis, deban producir su salida de la cárcel, pero sí creemos que se debe respetar sus derechos, pero no creemos… y así pajaritos todo en la jerga complicada de juristas y abogados.

Al final, lo que queda después de todo este caso son varias certezas y muchas dudas en medio de todo esta discusión. Se confirma, por ejemplo, que la televisión, en este caso Televisa, ha aceptado hacer el papel de propagandista del gobierno y difundir en sus noticiarios noticias falsas o recreadas cuando se trata de capturas de delincuentes o de “golpes” en la llamada lucha contra el crimen organizado.

La tesis del ministro Zaldívar confirmó la existencia del “montaje televisivo” como una práctica común de las autoridades federales para hacerse propaganda presentando a presuntos inocentes, en cadena nacional y al juicio de las audiencias y el público, como si ya fueran culpables.

También queda claro que, cuando se trata de temas políticos, a las autoridades no les importa mucho la separación de poderes. En este caso el presidente Calderón terminó tomando partido abiertamente en contra del dictamen de un magistrado de la Corte y públicamente les exigió y les dijo a los ministros, representantes de otro Poder, el Judicial, cómo debían juzgar y qué debían hacer en este caso.

Y al final fue lo que hicieron. Se ratifica además que en este país, donde las cárceles están llenas de “presuntos culpables”, donde no tener dinero para pagar la corrupción puede condenar a un acusado a ser declarado culpable aún sin evidencias o pruebas, sólo unos cuantos afortunados tienen el privilegio o la suerte de que sus casos judiciales se vuelvan mediáticos y polémicos y que, como en este caso la francesa Florence Cassez, la Corte acepte discutir un amparo al que muy pocos mexicanos, si no es que casi ninguno, tiene derecho.

Al final de todo lo que se dijo en el caso de Florence, de que la justicia estaba a prueba y que con su fallo los ministros confirmarían la validez o deformación de nuestro sistema de justicia, la salida final es, casi como siempre en México, a medias y sin resolver asuntos de fondo, algo así como aquel fallo del Tribunal Electoral federal sobre las irregularidades en las elecciones presidenciales de 2006.

“Sí se violó la Constitución y la ley, pero nomás tantito”.

 

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