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La hora incorrecta

domingo, 7 de octubre de 2012
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Tic toc, tic toc es la 01:31, son tiempos aciagos, las cosas no andan bien, tic toc toc, el reloj se ha descompuesto... México, como este reloj viejo, ya no funciona como debería y cabe preguntarnos ¿Alguna vez ha funcionado? ¿Alguna vez nos ha dado la hora correcta? La maquinaria desde su fundamento ha estado teñida de sangre, desde su Independencia hasta su Revolución.

Todo cambio a través de su historia se ha hecho a través de la violencia y ésta se ha perpetuado como una manera de entender este país.

Mucha gente habla de que ya tenemos leyes para todo y que solamente hace falta cumplirlas, como si fuera falta de voluntad no acatarlas, ¿pero acaso es tan simple? ¿Es sólo falta de voluntad y ya? La Constitución de 1917 fue brillante para su época, no lo podemos negar.

Fue la primera Constitución que cobijó los derechos humanos o, por ejemplo, ¿quién no querría seguir viviendo con una educación laica? Sin duda nuestra Constitución tiene muchos aciertos y está construida sobre lo que en un momento era un grupo revolucionario, digamos, de buenas intenciones.

Este grupo de revolucionarios se institucionalizó y por más de 70 años engranó la maquinaria de nuestro país, si este grupo de personas hubieran tenido un puente entre las palabras y sus acciones, es decir, entre sus leyes e ideales y su proceder, éste no se hubiera corrompido desde las raíces de su partido hasta las leyes de nuestro país.

La Constitución ha sido enmendada más de 500 veces en menos de 100 años en un intento de hacer que nuestro reloj nos de bien la hora pero ¿de que sirven tantas enmiendas si los mexicanos vivimos con otros horarios? Esta ley que no está al alcance de todos los mexicanos y por ende, estos no pueden exigir su cumplimiento genera lo que el doctor Agustín Basave en su libro Mexicanidad y esquizofrenia llama los “gandallas legales”, que son aquellos que sí saben cómo funciona la ley y la usan para manipular y lograr sus cometidos que bien pueden no ser del todo éticos.

Por otro lado en la vida práctica lo más racional y pragmático no atiende al principio de realidad de los mexicanos, es decir, es mucho más fácil dar una mordida que perder dos horas de tráfico, pagar el estacionamiento, hacer una hora de cola y pagar el doble de lo que vale un soborno.

Otra parte del problema ya lo mencionaba el doctor Diego Valadés, en el “Foro Rizoma: México ¿Una Nueva Constitución?”, no es falta de voluntad de los mexicanos por enterarse de su ley sino que las reformas a la Carta Magna son tantas y suceden tan rápido que cuando alguien va a comprar su Constitución a cualquier librería, ésta ya no está actualizada y por lo tanto las leyes nos siguen siendo ajenas reafirmando los mecanismos de corrupción que genera la imposibilidad de que el pueblo conozca la ley y participe de ella.

La distancia entre los mexicanos y sus leyes repercute en el concepto de lo político. Si entendemos que hay una red de conceptos que funcionan a manera de categorías de pensamiento a partir de las cuales podemos interpretar el mundo, el concepto de política que se tiene en México es uno que se limita a decir que ésta solamente se juega en el lugar de los partidos y que solamente desde ahí se puede tener una injerencia directa sobre la manera en que opera nuestro país.

Se lanza una pregunta a la ciudadanía, el verdadero interlocutor de Más de 131, con el afán de empoderarla: ¿Qué nos identifica a los mexicanos como una comunidad? Se pretende que en la medida que ésta se vaya respondiendo, se vaya reconstruyendo el concepto de México, el tejido social y la manera en que sus habitantes se relacionan entre sí y con su gobierno.

Es por esto que el proyecto #SentimientosDeLaNación busca acercar las leyes a sus ciudadanos, reconstruyéndonos con ellas, y en ellas a México para que este reloj nos pueda dar bien la hora.

 

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Opinion

Perfil del Autor

Carolina Rivas e Ismael Frías