Rosario Green

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La cooperación internacional ¿en peligro?

sábado, 3 de noviembre de 2012
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La Unión Europea (UE), con la que en 1997 México firmó el Acuerdo Global conocido como TLCUE que entró en vigor en 2000 y que incluía, de manera destacada, la cooperación internacional, acaba de anunciar que ha decidido suspender, a partir del 2014, el apartado financiero de cooperación bilateral programable con nuestro país, debido a la crisis de la UE.

Preocupa que lo que habrá de suspenderse son los tres ejes fundamentales de esa cooperación: 1. La cohesión social, encaminada a eliminar la marginación en todas sus formas.

2. La economía sustentable y la competitividad, dirigida a facilitar el funcionamiento del TLCUE y alentar competitividad e innovación y comercio e inversión entre Pymes.

3. La cultura y la educación, mediante el intercambio artístico, de estudiantes y de profesores.

Éste es un fuerte golpe para México.

Cierto, nuestro país tardó en entender que el principio de la cooperación internacional para el desarrollo, consagrado en la Constitución, debía contar con una agencia ejecutora tanto para dar como para recibir, sin perder de vista las tendencias mundiales en esa materia.

Sin embargo, esto no le impidió establecer importantes programa de cooperación que privilegiaron a Centroamérica y el Caribe, ni contar con importantes financiamientos, muchos de ellos europeos, que aunque exigían una aportación similar por parte del gobierno mexicano, estaban disponibles para auxiliar el desarrollo del país.

Lamentablemente, así como se perdió el rumbo de la contabilidad de lo que México ofrecía a terceros países como cooperación, se perdieron también muchas oportunidades de recibir esos recursos que exigían un financiamiento paralelo.

Y uno se pregunta ¿por qué? La respuesta que se me ocurre tal vez sirva para explicar ambas pérdidas. Al no existir una agencia encargada de ejercer y obtener cooperación, la rendición de cuentas desapareció.

Lo que se ofreció no se registró o no se registró debidamente. Como se canalizaba a hermanos centroamericanos y caribeños se consideraba, y lo es, como un gesto solidario.

Sin embargo, equivocadamente, la parte contable, que transparentaba, se dejó de lado.

En el caso de la cooperación no utilizada por parte de México, el temor a firmar un compromiso, el carácter absurdamente burocrático para poder dar celeridad a los trámites indispensables para que los recursos pudieran recibirse, el miedo a equivocarse, a no seguir la norma, son varias de las respuestas que recibí de diversos funcionarios públicos cuando inquirí acerca de las dificultades para que la cooperación europea pudiera fluir con agilidad a México.

Hoy, que tenemos ya en México una Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo y una Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) que empieza a cumplir con el mandato de Ley, leemos con tristeza la noticia de que a partir del próximo periodo financiero (2014-2020), México deberá competir con el resto del mundo para obtener financiamiento de la UE.

¿Dónde quedó la Asociación Estratégica que supuestamente nos colocaba en la situación única de tener con la UE un Acuerdo Global y una distinción de ese tipo? Puedo entender el peso de la crisis europea, pero me cuesta trabajo que se crea que reduciendo la cooperación a México, ésta podrá solucionarse.

Es una pena y debe ser una fuerte llamada de atención para la Cámara de Diputados en vísperas de la negociación del Presupuesto de Egresos.

Si no se crea una partida que fortalezca a la AMEXCID y, por ello mismo, la coloque en la vidriera de los que dan y son dignos de recibir cooperación internacional, todo el trabajo que hicimos las pasadas dos legislaturas y la propia cooperación internacional, se verán en peligro.

 

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