Cristina Díaz Salazar

El hambre

Dice el viejo dicho, que “a todo te puedes acostumbrar menos a no comer”. Al comenzar este artículo me vino a la cabeza una pregunta que me pareció muy pertinente: ¿Cómo alguien muere de hambre?
Al dejar de recibir alimento, el cuerpo recurre a otra fuente de reservas, como lo son el hígado y los tejidos grasos.

Cuando la grasa corporal se ha terminado y las fallas hepáticas llegan, el cuerpo busca proteínas y las encuentra en el tejido muscular, en el corazón, por ejemplo, que tiene que disminuir su frecuencia y se consume hasta que deja a la persona drenada.
El cuerpo deja de funcionar súbitamente.

La presión, la temperatura y el pulso caen de forma drástica hasta que puede llegar un paro respiratorio o, si se es mas propenso a infecciones, a un shock séptico, además de hipotensión, que lleva a una falla multiorgánica y consiguientemente a una muerte que ha sido prolongada, lenta y dolorosa.
Es inconcebible que en pleno siglo XXI, además de una exacerbada pobreza, la gente muera de hambre.

¿Cómo puede alguien morir de hambre en un país con una economía sana, con programas sociales que se supone habían hecho algo?
Cualquier muerte es lamentable, pero que alguien se muera de hambre es una vergüenza.

La búsqueda para solucionar este problema no puede esperar más. El presidente Peña Nieto afirmó que una de cada cuatro personas enfrenta algún grado de carencia alimentaria.

Esto es 49.9 millones de mexicanos padecen algún tipo de escasez alimentaria, el 46.1% de los mexicanos, según Coneval.
Existen 11.7 millones de personas en pobreza extrema y 12.2 millones de mexicanos padecen inseguridad alimentaria severa, 11.7 millones de personas (10.4% de la población) viven en pobreza extrema, en miseria, como indica el estudio del organismo.
La peor consecuencia del hambre es la muerte; pero los problemas no paran ahí: en lo que se refiere a nuestro país, todos los días a cada hora un mexicano muere a causa del hambre.

El retardo en el crecimiento de los niños, en el desarrollo psicomotor, en minimizar su capacidad física, intelectual, enfermedades como lo pueden ser la desnutrición, la diabetes, entre otras, además de que esto no es un tema único, como se podría pensar, de las zonas rurales.
No podemos conminar a los mexicanos de mayor necesidad a un destino de esas condiciones, y para ello necesitamos acciones urgentes y prioritarias.
Mario Luis Fuentes, director del CEIDAS, dijo que este paso es el que nos aproximará a retomar de nuevo el pacto social, pues en la configuración de este proyecto no hay nadie exento, aquí debe de caber el esmero de todos, no puedo sino estar completamente de acuerdo con él.
La Cruzada Nacional Contra el Hambre es un paso contundente que emprende el gobierno de la república, de manera categórica asiste con acciones y no con asistencialismo, impulsa mejoras en servicio en salud, vivienda, educación, economía, objetivos todos focalizados con la coordinación de los tres órdenes de gobierno.
Celebro la voluntad que el gobierno de la república acepte que existe este problema y que trabaje de una buena vez con lo que hoy se necesita: acciones determinadas y concretas para trabajar en este propósito.
La puesta en marcha es el compromiso que conlleva un gran esfuerzo.

En muchos países del mundo la falta de políticas publicas encaminadas a este respecto ha sido objeto de revueltas sociales y hasta de falta de gobernabilidad, es un tema de suma responsabilidad, de mucha necesidad y de gran oportunidad.