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Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 ¿para qué?

miércoles, 6 de marzo de 2013
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Muchos mexicanos deseamos que la nueva administración federal que ahora está en funciones, sea más eficaz y eficiente que las anteriores; que tenga mayor capacidad para conducir al país; que reduzca la pobreza y la desigualdad; que logre más y mejores fuentes de ingresos para nuestros trabajadores.

Que sea una administración capaz de construir un mejor país. No importa el partido político, lo que importa es el futuro de México.


El principal documento inicial del nuevo equipo, que ya está en proceso, es el Plan Nacional de Desarrollo, el cual habrá de servir como “carta de navegación” para dirigir al país los próximos años, basado en la visión del nuevo gobierno, que recoge puntos de vista de los mexicanos, pero que sobre todo, debe incluir las metas que se ambicionen alcanzar, las metas del nuevo Presidente.

Esta nueva edición debería ser diferente de los tradicionales planes, que contenían solamente buenos deseos y lineamientos generales. Ahora, habría que incluir las principales metas que se pretenden alcanzar, así como la asignación de responsabilidades para los integrantes del nuevo gabinete.

Es decir, el Plan debe contener el programa de trabajo de la nueva administración, así como los responsables de cumplirlo.
En el sexenio anterior se hicieron adecuaciones novedosas que parecen convenientes de continuar y mejorar.

Una de ellas es la Visión México 2030, en la cual se definieron las metas de 28 indicadores que se tendrían que alcanzar hacia esa fecha para mostrar ser un país exitoso.

Esta visión debería revisarse y enriquecerse, para servir, ahora sí, como una ruta de largo plazo que guíe la gestión sexenal.


Otra adecuación novedosa, y útil, fue que los programas sectoriales plasmaron no solamente objetivos y estrategias, sino las metas a lograr hacia el 2012.

Esto también es perfectible, especialmente al definir los indicadores y las metas anuales que cada secretaría de Estado buscará alcanzar hacia el 2018.

Esta vez se podría aprovechar la experiencia adquirida, para que tanto el nuevo Plan Nacional de Desarrollo como los programas sectoriales de trabajo, se pudieran presentar de manera simultánea, o cuando menos con un retraso menor a lo que le tomó a la administración 2007-2012.

Esto sería una señal extraordinaria de que nuevos tiempos, nuevas y modernas formas de gobernar aparecen en nuestro país.
Un ingrediente importante sería una nueva edición del Programa Nacional de Infraestructura.

Ahora se podría presentar la visión de un México integrado y moderno hacia el 2018, en que los proyectos se liguen entre sí, multiplicando su rentabilidad.

Más que un programa de obras a construir, ahora se deberían reunir estrategias para infraestructura física y no-física, de formación de capital humano y tecnología, que den sustento al desarrollo nacional, regional y sectorial que esperamos para el país.


Otras adecuaciones de la administración pasada son el presupuesto basado en resultados y el Sistema de Evaluación del Desempeño, las cuales deben consolidarse.

El gobierno eficaz y eficiente que esperamos tener en los próximos años tiene estas dos herramientas.
En el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado iniciamos, hace tres años, un programa para calificar el desempeño de las 19 entidades gubernamentales a cargo de un programa sectorial.

Esta labor continuará en el futuro. Creemos importante que exista un organismo, externo al gobierno, que busque medir el desempeño, porque de esta forma es posible estar atentos al cumplimiento de las metas, para recordar siempre que un gobierno eficaz debe poder planear y evaluar su desempeño.

Recordemos el viejo adagio: “si se puede medir se puede mejorar”. Con base en ello seguiremos midiendo el desempeño de las principales dependencias y entidades del gobierno federal.

Creemos que esto también debería replicarse en los gobiernos estatales y municipales; y en todas las dependencias, empresas, bancos de desarrollo, administraciones portuarias... a cualquier entidad que utilice dinero público, incluyendo a los tres poderes de la Unión y a los tres órdenes de gobierno.

 

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Opinion

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Luis Foncerrada Pascal

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