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Necesario una cultura de respeto por la vida

miércoles, 10 de abril de 2013
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Imaginemos una de esas escenas de los comerciales que alguna empresa aseguradora puso al aire en la que una familia siente toda la tristeza de haber perdido un ser querido.

Imaginemos también que esa pérdida se debió a un accidente causado por conducir en estado de ebriedad. Las estadísticas, a pesar de lo que se dice respecto a que los números son fríos, no mienten.

Muchos jóvenes pierden la vida o tienen graves accidentes con consecuencias que no terminan jamás debido al alcohol.
Yo pensaría que evitar esas tragedias, debería ser un esfuerzo del colectivo, de las familias, a fin de crear esa cultura de la responsabilidad por la vida misma.

También se sabe que el alcoholismo es una enfermedad que destruye no solamente la vida de la persona enferma, y las de sus familias. En fin el costo emocional aparte del económico es inmenso.


Si las personas desean celebrar y en su fiesta serán servidas bebidas alcohólicas, lo conveniente y responsable es cuidarse y cuidar a sus invitados, una opción es que en lugar de que los clientes vayan al bar, que sea este el que vaya a la casa o al lugar en donde se realice la fiesta.


Si esta opción incluye aparte del servicio de las bebidas, el de conducir a los invitados a sus destinos una vez que se deseen retirar, para evitar que ocurran accidentes con consecuencias fatales, resultaría un formato positivo con resultados que ayudarían a menguar ese número de estadísticas que ya se mencionaron arriba.


Sin embargo, queda por resolver el tema del impacto del alcohol en la vida de los jóvenes.
Lo ideal sería que los bares, más que los clientes acudan a ellos, o que los bares entreguen su servicio a domicilio, lo hagan con responsabilidad y no den bebidas alcohólicas a menores, o en exceso a personas ya embriagadas.


Sabemos que el control y la responsabilidad nos corresponde a cada uno de nosotros, sin embargo en este caso debería de ser compartida con el que provee la bebida tal y como ocurre en otros lugares del mundo en donde se ha legislado en esta dirección.


Hay múltiples estudios respecto a los costos económicos y sociales relacionados con el exceso de alcohol, pero esos números no son relevantes para los familiares y amigos de alguien que ha sufrido un accidente vial o de otra índole debido al estado de embriaguez en que se encontraba.


El sufrimiento y la culpa son una carga que se lleva para siempre en la memoria.
La prevención y el control son necesarios y no se pueden o no se deberían eludir por los responsables tanto del servicio, como del comportamiento de los jóvenes. Digamos salud responsablemente.

 

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Opinion

Perfil del Autor

José Gómez Villareal

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