Jesús Zambrano Grijalva

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El Pacto: ¿dónde estamos?

viernes, 24 de mayo de 2013
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El Pacto por México es un experimento importante. Pretende ser una forma novedosa de hacer política entre partidos diferentes, entre el gobierno y las oposiciones.

Para el PRD se trata de hacer valer sus banderas y propuestas en favor del país y de la sociedad por la vía del diálogo que construye acuerdos.


Es un experimento riesgoso para la izquierda mexicana, pero al mismo tiempo constituye un reto y una oportunidad que, al poner por delante el interés del país y de la gente, misma que mayoritariamente ve con buenos ojos esta decisión del PRD.

Somos una fuerza que gobierna en entidades y municipios donde habitan más de 25 millones de personas. Queremos ser una fuerza política socialmente útil.


Estoy consciente de que hay importantes voces que desde la izquierda señalan que nuestra participación en el Pacto es un error estratégico; dicen que nos estamos desdibujando y que en realidad estamos siendo útiles al proyecto gobiernista de Peña Nieto.

Incluso sentencian que el pacto sustituye y atropella al Poder Legislativo al enviarle iniciativas de reformas que, supuestamente, sólo le interesan al titular del Ejecutivo.


Curiosa y paradójicamente también desde un sector de la derecha se escuchan voces semejantes que han provocado visibles confrontaciones en el seno del PAN.


Estos juicios no tienen razón. Es falso que el pacto sustituya o atropelle al Congreso de la Unión, ya que los legisladores son integrantes de los partidos políticos firmantes y despliegan sus actuaciones de acuerdo con las definiciones de sus partidos y, al final de cuentas, tienen la potestad y la libertad de ejercer votos de consciencia.


Tampoco tienen razón porque esta nueva forma de hacer política no pone en el centro el vulgar “toma y daca” que consiste en buscar qué puede sacar el PRD para su beneficio particular a cambio de reformas que le puedan convenir al PRI, sino que coloca en el centro de las definiciones las reformas más importantes que le urgen al país.

Es así como se han dado pasos importantes en materia educativa para superar el insultante atraso que tenemos en este terreno; igualmente, en el área de telecomunicaciones y de competencia económica para abatir la hiperconcentración monopólica que obstruye la competencia verdadera y dificulta el desarrollo integral del país.

También se ha avanzado en el acotamiento del fuero para evitar abusos por parte de funcionarios públicos, así como la adopción de medidas que eviten el uso electoral de programas sociales en beneficio del partido gobernante.

Además, está en puerta la instalación de una mesa especial para abordar el amplio espectro de la reforma política y electoral, que incluye la revisión del estatus del Distrito Federal.


Me pregunto si acaso estos temas fueron las banderas electorales de Peña Nieto o las fueron y lo son del PRD y de las fuerzas democráticas y de izquierda.

La respuesta es obvia. Por eso sostengo que esas voces que reclaman un purismo ideológico no tienen razón.
En estos días hemos estado realizando, en el seno del Consejo Rector del Pacto por México, encuentros muy importantes con el amplio y representativo abanico de las organizaciones de mujeres que luchan por lograr la igualdad sustantiva y efectiva de género, con las organizaciones más importantes del campo mexicano, que exigen un cambio de la política agropecuaria oficial; con las organizaciones más representativas del magisterio nacional, y en los próximos días nos encontraremos con los empresarios y con los municipalistas.

Paralelamente se discuten iniciativas de reforma financiera y de una nueva ley minera, entre otras.
Este conjunto de acciones, las ya realizadas y las que están en curso hablan de que el Pacto por México es una necesidad y de que se ha convertido en un referente relativamente confiable para diversos sectores de la sociedad.

En lo que respecta al Partido de la Revolución Democrática, tengo la confianza de que la mayoría de la gente está valorando positivamente nuestra actuación. En todo caso, pronto la realidad nos dirá si tenemos o no razón.

 

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