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Salvar al PAN, ¡pero de los panistas!

martes, 28 de mayo de 2013
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Frente a la severa crisis que vive el Partido Acción Nacional se suman las voces que reclaman “¡salvar al PAN!”. Y sin duda tienen razón todas esas voces; es urgente salvar al PAN.

Sin embargo, ninguna voz atina a explicar de qué o de quién debe ser salvado el partido azul.

Tampoco se atreven a poner nombre y apellido a los enemigos o molinos de viento que —de manera real o imaginaria— amenazan al partido de la derecha mexicana.

Pero lo más curioso de la crisis azul es que —al parecer— los enemigos del PAN no están en los antagónicos partidos de la izquierda y tampoco en el gobierno de su histórico aliado, el PRI.

No, todo indica que los verdaderos peligros y enemigos del PAN están dentro de sus filas, entre los panistas.

En realidad el PAN se debe poner a salvo de líderes como Felipe Calderón, el ex presidente que no sólo impuso como jefes de partido —de manera grosera y nada democrática— a Germán Martínez y César Nava, sino que pretendió imponer candidato presidencial.

Calderón hizo con el PAN todo lo que cuestionó en la simulación democrática del PRI. Bueno, hasta combatió a la primera candidata presidencial azul y, por si fuera poco, intenta un maximato partidista.

El PAN se debe poner a salvo de líderes como el ex presidente Vicente Fox, quien manipuló al partido para acceder al poder y para imponer como jefe al impresentable Manuel Espino; político locuaz que tiene de panista lo que un vividor de la política.

El partido azul se debe poner a salvo de aquellos que —como Fox— llamaron a votar por Enrique Peña Nieto y contra la candidata Vázquez Mota.

El PAN debe ser salvado de ex jefes nacionales como César Nava y Manuel Espino, cuya imagen de transas y vividores del poder dañan al partido.

El PAN debe ser salvado de líderes como el actual jefe nacional, Gustavo Madero, quien ha mostrado no contar con las herramientas para resolver una crisis como la que él mismo creó.

El partido azul debe ser puesto a salvo de un jefe nacional empeñado en llevar a los cargos más altos, a los cuadros más pequeños.

El PAN debe ser puesto a salvo de políticos bisoños como Ernesto Cordero, cuyo único mérito es su amistad con el ex presidente Calderón.

Deben salvar al PAN de los Cordero que creen que la política es sinónimo de venganza y cobro de facturas; incapaces de respetar las reglas elementales de su partido.

Si los Cordero no respetan ni los estatutos del PAN, ¿cómo esperar que respeten la Carga Magna?

El PAN debe ser salvado de los políticos que creen que el partido de la derecha es casa de juego o prostíbulo.

¿Por qué? Porque no pueden encargar la coordinación parlamentaria de los diputados a un “casinero” y tampoco el liderazgo de los senadores a un “hotelero de paso”, ex priísta sin la menor experiencia política.

El PAN debe ser salvado de gobernadores —hoy ex gobernadores— como Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame, de Morelos, cuyas pillerías y malas administraciones llevaron a Morelos y al PAN a la ruina.

El partido debe estar lejos de ex goberandores como Emilio González, de Jalisco, y Armando Reynoso, de Aguascalientes, que propiciaron escandalosas derrotas azules y el regreso del PRI en sus entidades.

El señor Reynoso incluso está a punto de la cárcel.

El PAN debe ser salvado de gobernadores en activo como Rafael Moreno, de Puebla, y Guillermo Padrés, de Sonora.

El primero cree tener posibilidades de presidenciable —y por eso derrocha recursos públicos y la imagen del PAN—, mientras el segundo es uno de los peores mandatarios que ha tenido Sonora, metido en pillerías y escándalo tras escándalo.

El PAN debe ser salvado de dirigentes estatales, legisladores locales, federales —diputados y senadores—, alcaldes y servidores públicos que medran saquean y se enriquecen sin límite de la cuota del poder partidista, al tiempo que tiran a la basura la historia del partido, sus principios, doctrina y valores.

El PAN debe ponerse a salvo de la mafia en que se ha convertido El Yunque; corriente política e ideológica de ultraderecha, cuyos productos son sinónimo de mediocridad y pequeñez.

Se debe poner a salvo de la mafia de los casineros, cuyo poder económico y corruptor terminó por corromper a dirigentes, legisladores, y gobernantes.

La historia del PAN, sus fundadores y principios; su doctrina, sus valores y su identidad están vigentes, vivos.

Pero los dirigentes del PAN, sus líderes, gobernantes y políticos le dieron la espalda a esa historia, a sus fundadores, a los principios, doctrina, valores e identidad.

Y sobre todo le dieron la espalda a la gente; la razón de ser de todo partido. Al tiempo.

EN EL CAMINO

Cárdenas: “El que no respete las reglas del PRD, que se vaya a su casa”.

 

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Opinion

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Ricardo Alemán

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