Cecilia Rosillo

La Tarea

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Yummy, hombres de pasaleras

viernes, 18 de abril de 2014
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EL UNIVERSAL

Su poder adquisitivo hace de esta nueva tribu urbana la delicia de tiendas, diseñadores e instituciones bancarias, se ven como visten: de lujo.


La última tendencia de la moda en tribus urbanas es ponerle nombre a cualquier tipo de alteración en la forma de vestir, divertirse o disfrutar la vida, y por ello ahora han “aparecido” los hombres Yummy.


Esta nueva palabra hace referencia a la expresión inglesa de Young Urban Male, que significa hombre joven urbano. Pero para ser catalogado así hace falta más que vivir en una urbe y ser joven.


Estos son lo que en el mundo de la moda se clasifican como fashion insiders, es decir hombres entregados a estar a la moda y vivir para portarla.
Los Yummys, fueron bautizados así por una institución financiera, que bajo sus registros y estudios de mercado se ha percatado que tiene un público premium y se encuentra en la mano de los hombres jóvenes.


Apoyados en estudios de la Universidad Bocconi, se cree que dentro de un lustro, por ahí del 2019, la edad del comprador de lujo será entre los 25 y los 30 años.


justo en momento en que la tendencia de los varones apunta a comenzar a generar sus propios ingresos sin la presión de mantener a una familia. Es decir, solteros de lujo.


Desde ya, este sector de la población en Europa, Estados Unidos, países asiáticos y Americanos demuestran que estos hombres se interesan particularmente por las últimas tendencias de la moda.


Los Yummy se fijan en alhajas y eligen los relojes de alta gama y accesorios como anillos y pulseras de buen calibre en joyerías finas.
También checan lo último en zapatos y accesorios para vestir de marcas de prestigio en la web y son fieles compradores de marcas y diseñadores de vanguardia.


No dudan en gastar en cosméticos, cremas, shampoos, acondicinadores o geles de baño como los hace dos décadas populares, metrosexuales, pero con el plus de que usan lo más innovador y de firmas de prestigio.


La diferencia central con los metrosexuales es que éstos se centran en su apariencia personal, tienen la idea fija de verse guapos todo el tiempo, mientras los yummys más allá de estar obsesionados con verse guapos lo están con verse a la moda y tener lo más lujoso en ropa y accesorios lo que los “embellece” de manera “natural”.


Estos jóvenes no dudan en gastar sus sueldos completos en verse bien vestidos y hacer de la calle una pasarela donde cada cosa que portan tiene un gran precio.


Son coleccionistas de fragancias finas, que usan combinándolas con los colores y ropa que portan.
Evidentemente, los gadgets y las innovaciones en tecnología son sus principales juguetes y están al tanto no solo de lo que hay, sino que esperan con ansias lo que ya viene.


El Yummy de acuerdo a las apreciaciones de las instituciones financieras, está llamado a revitalizar el sector del lujo, es su hijo pródigo que regresa con la cartera llena, y dispuesto a retar a las firmas de moda, un sector que mayoritariamente se ha centrado en la mujer, pero que hoy encuentra en el hombre a su nuevo consumidor.


Según los bancos, la omnipresencia de internet, con sus blogs centrados en dar a conocer las últimas tendencias en moda, tecnología o deporte, los sectores en los que más dinero gasta el Yummy, ha generado un deseo irrefrenable en el hombre, que ya no se conforma con que su chica le diga lo que se lleva.

Ahora son ellos los que están al corriente, y los que arrastran a las mujeres a ir de tiendas.
Así, la tradición de que los hombres odian ir de compras, usan cualquier cosa que les regalen y no tienen idea de la moda, está enfrente la posibilidad de desvanecerse en el tiempo y pasar a superar las expectativas femeninas.


Tarea Kamasutra
Dejarse llevar por el abandono, no siempre es malo, más si se trata de una postura sexual.
En esta la mujer tiene la ventaja de solo dejarse querer mientras él la consiente mientras toma el mando del momento erótico para llegar al clímax.


Para hacerla, ella se coloca cómodamente recostada sobre un cojín y dobla las rodillas y separa los muslos.
Por su parte, él se posiciona entre los muslos de ella y pone al mismo nivel de la pelvis de ella, la suya.


De esta manera la penetra, y se inclina hacia adelante con el fin de poder besar el vientre de ella mientras se mueve suavemente.
Es el hombre quien decide el ritmo de los movimientos, mientras la mujer se abandona a él totalmente.


No requiere de mucha fuerza pero sí de flexibilidad por parte del hombre y de cierta agilidad.
En esta posición la penetración no es tan profunda así que se estimula muy bien la entrada vaginal que es la más sensitiva y aunado a las caricias que puede recibir por parte de él en el torso, para la mujer hacen de ésta una postura de grandes sensaciones eróticas.


EL UNIVERSAL

 

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