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No todo es brazo y abrazo

Por instinto, sabes sobre la importancia de tomar a tu pequeño hijo en brazos para mantener contacto físico y que se sienta protegido
sábado, 19 de abril de 2014
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MÉXICO, D.F., abril 19 (EL UNIVERSAL).-Por instinto, sabes sobre la importancia de tomar a tu pequeño hijo en brazos para mantener contacto físico y que se sienta protegido.

Sin embargo, puede suceder que tu niño se acostumbre y no quiera dejarte ni a sol ni a sombra. Surgiendo entonces la duda: ¿Cuándo es razonable tomarlo en brazos? De acuerdo con los especialistas, existen múltiples beneficios de cargar al pequeño, ya que se consigue tranquilizarlo en muchos casos, mejora su desarrollo psicomotor, estimula la producción láctea de la madre y refuerza los vínculos paterno filiales.


Hubo una época en que los expertos recomendaban dejar que los bebés "lloraran hasta que se cansaran", prevalecía la idea, de que sólo "trataban de llamar la atención" y que responder rápidamente ante esta actitud era malcriarlo.

Actualmente, los profesionales del desarrollo infantil entienden que los niños no son capaces de este tipo de manipulación.
Los pediatras coinciden en que llorar es el principal método de comunicación de un bebé.

¿De qué otra manera el padre o la madre sabrán que tiene hambre o alguna molestia? Responder a esta actitud del pequeño le permite saber que está seguro y que vive en un mundo confortable y confiable.


La parte negativa del asunto, es que los hijos se tornan más demandantes y que a la mamá no le queda tiempo para realizar ninguna actividad "extra ", como tomar un baño, comer o dormir lo suficiente, resultando así, agotador e inoperante para ella.



Proceso paulatino
En un principio, todos podemos entender estas exigencias, el bebé tiene que estar en los brazos de mamá. Esta dependencia es normal, pero según van creciendo deben de aprender a adaptarse al mundo: a su cuna, a estímulos externos, a la presencia de terceras personas y, para ello, debemos de tratar con paciencia la situación.


Poco a poco, tu pequeño, tendrá que acostumbre a sentirse seguro fuera tus brazos. Para ello, puedes empezar colocándolo en una pequeña hamaca o camita y llevarlo a dónde estés para que te tenga presente, pero sin cargarlo en brazos al mínimo quejido.

Tampoco deberás esperar a que te haga berrinche, pero sí ayudarle a que aprenda a esperar un poco antes de conseguir lo que espera.
También le puedes ofrecer a tu hijo diferentes pasatiempos: un juguete o un trocito de pan de manera que aprenda a relajarse y a no estar constantemente pendiente de ti.

El resultado dependerá en buena parte de la personalidad del bebé, aunque tienes que tener en cuenta que los hábitos y costumbres también se aprenden.


A medida que crezca, el pequeño tiene que empezar a explorar, a jugar e ir siendo más independiente, aunque seguirán siendo importantísimos los abrazos y cariños que le brindes.

La cuestión es darles lo necesario, ceder a su demanda de brazos cuando se produzca una situación de inseguridad o cuando sea razonable.

 

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