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Ridículos, pero necesarios

Seguramente han escuchado la exclamación ¡guácala, qué rico!, que no es otra cosa que un rechazo con un deseo implícito. Así es, para ponerle etiqueta a las cosas
jueves, 24 de abril de 2014
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MÉXICO, D.F., abril 24 (EL UNIVERSAL).- Seguramente han escuchado la exclamación ¡guácala, qué rico!, que no es otra cosa que un rechazo con un deseo implícito.

Así es, para ponerle etiqueta a las cosas y levantar una crítica no nos llaman dos veces, pero luego quisiéramos exhibir que eso que no nos parecía es exactamente lo que necesitamos.


En el mundo de la moda se mezclan los gustos, las necesidades y los deseos, así que es común que dentro de las ofertas que surgen en los escaparates aparezcan algunos objetos que a primera vista desaten nuestra curiosidad y nos hagan caer en el ridículo.


Son objetos que quizá tuviste, tienes o deseas, aunque al mismo tiempo piensas que no debieron inventarse.
Desde un mameluco que incluye pulidor de pisos, zapatillas que recrean la forma del pie, soportes de iPad que se ajustan a tu cintura y jarras que ayudan a servir en dos vasos al mismo tiempo... la imaginación no tiene límite.


EL UNIVERSAL

 

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