Carlos Heredia
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Estados Unidos ha sido la mayor potencia mundial desde 1872, en que arrebató esta posición al Reino Unido. Sin embargo, de acuerdo con el historiador británico Angus Maddison, China e India se alternaron como la mayor economía del orbe a lo largo de los primeros dieciocho siglos de nuestra era.
La República Popular China está a punto de convertirse en la mayor economía mundial por el volumen de su Producto Interno Bruto, en un momento que distintos analistas ubican dentro de los próximos dos o tres años.
Con todo, Estados Unidos seguirá siendo durante muchos años la superpotencia preminente a nivel global por razones militares, tecnológicas, financieras, culturales, mediáticas y lingüísticas.
Ante la debilidad europea, se habla de que el poder en el planeta está crecientemente en manos de un G-2 de facto, integrado por Estados Unidos y China.
El ascenso chino ha provocado muchos reacomodos:
1. Geográficos y geopolíticos: China tiene presencia económica y diplomática en cada rincón del mundo.
Su demanda de alimentos, metales, petróleo, minerales y todo tipo de commodities parece ilimitada, y ello casi determina la forma en que se relaciona con América del Sur y con África.
El mayor operador portuario del mundo es Hutchison Port Holdings, con sede en Hong Kong. La flota naval china surca todos los mares. Estados Unidos ve cómo China se mete a regiones donde Washington gozaba de virtual monopolio.
2. Territoriales y limítrofes: China mantiene disputas por islas e islotes en el Pacífico nororiental con Japón y Corea, y asimismo en el mar de China meridional con países del sur y sudeste asiático.
Seúl y Tokio quieren que Washington no disminuya su presencia militar en la región, e incluso que la fortalezca.
3. Comerciales y de integración regional: Estados Unidos impulsa la Asociación Trans-Pacífico (TPP por sus siglas en inglés) como un medio de contener a China y de forzarla a adoptar y a cumplir con las reglas de comercio de bienes y servicios de la Organización Mundial del Comercio, establecidas por las potencias occidentales.
4. Monetarios: El dólar estadounidense seguirá siendo la principal moneda de reserva global.
5. Cibernéticos y de ciberseguridad: China ya tiene la mayor cantidad de navegantes por Internet y pronto será líder en buscadores de información, comercio en línea y otros usos.
China y Estados Unidos se acusan mutuamente de espionaje militar, político, diplomático e industrial.
El perfil demográfico de China también representa un desafío complejo.
La política de hijo único y el acelerado envejecimiento de su población erosión an su potencial de crecimiento de largo plazo.
Paradójicamente.
Estados Unidos cuenta con una fuerza de trabajo rejuvenecida en buena medida por la inmigración mexicana y por la alta tasa de crecimiento de la población latina al interior del país; ello le da un margen de competitividad sobre Europa y Asia.
Con todo, las diferencia entre las dos mayores superpotencias del orbe no van a desembocar en una confrontación entre ellas, porque se han vuelto sumamente ínter dependientes.
Estados Inidos es el mayor comprador de productos chinos y China es el mayor proveedor de insumos a la economía estadounidense.
Cuando se negoció el TLCAN China no estaba en el radar.
Hoy la relación México-Estados Unidos esta atravesada por el peso de China en la manufactura y en el comercio global, e incluso en la política exterior estadounidense.
Al tiempo que EU aprende a convivir con el dragón, México tendrá que hilar fino para aprovechar oportunidades de cooperación con las dos superpotencias.
EL UNIVERSAL
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