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Alboroto negro y dorado

El desfile con un enorme toque de carnaval, honró al equipo que triunfó 31-17 sobre los Potros de Indianapolis
miércoles, 10 de febrero de 2010
Por: AGENCIAS/RED
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NUEVA ORLEANS.—

La ciudad de Nueva Orleans volvió a vivir un caos, un alboroto por las calles, pero esta vez no fue por la devastación causada por un fenómeno natural, sino por uno deportivo, el cual por cierto, demoró 43 años en llegar.

Se adelantó el comienzo del Mardi Gras en Nueva Orleans, esa afamada y fulgorosa festividad previa al comienzo de la Semana Santa. Obviamente, el triunfo de los Santos en el Super Bowl es la gran razón para ello.

El desfile con un enorme toque de carnaval, honró al equipo que triunfó 31-17 sobre los Potros de Indianapolis. La fiesta inició la tarde de ayer en el Superdome, el escenario donde todo empezó para esta franquicia.

Aficionados con el jersey de Drew Brees miraban la celebración desde los balcones de los edificios, sosteniendo un vaso en las manos o una botella de cerveza para hacer un brindis porque se terminaron los tiempos de aquel equipo perdedor por antonomasia.

En las calles, la gente se arremolinó, mientras estaba bien cubierta con ropa invernal, pero notoriamente ataviada con los colores típicos de los Santos, el negro y el dorado.

Los banderines, las camisetas, las pancartas, los atuendos extravagantes, las calles cerradas al tránsito, todo esto acentuaba la parafernalia de una locura en la capital mundial del Jazz por sus amados Santos.

“Los sueños se hacen realidad”, decía una pancarta sostenida por una aficionada. “Gracias muchachos, los amamos”, decía otra.

Así como abundaban los jerseys con el número 9 del Jugador Más Valioso del Super Bowl XLIV, también lo hacían las cámaras.

El destello de los flashes acompañaba a los triunfantes Santos a lo largo del camino, así como lo vítores, los aplausos y una que otra lágrima.

Algunos de los jugadores viajaban en carros alegóricos donde había una réplica gigantesca del trofeo Vince Lombardi, ese que avala al equipo y a la ciudad como los monarcas de la NFL.

El linebacker Scott Fujita hacía el recorrido en uno de esos antiguos carros de bomberos del siglo XIX que eran tirados por caballos y mientras avanzaba pr las calles de esta afrancesada ciudad, arrojaba collares a la multitud, de esos que pululan cuando el Mardi Gras está en su apogeo.

En otro de los carros alegóricos, viajaba el famoso grupo de animadoras de los Santos, llamado las Saintsations, quienes también a final de cuentas estaban apoyando a un equipo campeón, al tiempo que los flashes de las cámaras bañaban sus siluetas.

Ahora aquellas clásicas bolsas de papel que usaban los aficionados a este equipo con pasado atribulado para cubrirse el rostro, pasarán a la historia como anécdota y dejarán de ser utilizadas para cubrir la vergüenza de quienes se hacían llamar sus seguidores.

Ahora la marcha de los Santos, pieza de Jazz fúnebre, dejará de ser usada como tal, para permitir que sus alegres notas ambienten el aire de la ciudad como el paseo del trofeo Vince Lombardi.

Hace casi cinco años, cuando ocurrió la tragedia del Huracán Katrina, ni siquiera este anhelado triunfo habría servido para paliar el dolor que dejó a su paso uno de los huracanes más devastadores en la historia reciente.

Ha transcurrido el tiempo para que este campeonato tenga un sabor especial, Con las heridas casi cerradas, que no olvida ese hecho, ni hará con este otro.

 

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