Alíber López

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“¿MORENA podrá ser un partido justiciero?
miércoles, 13 de agosto de 2014
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Conforme avance el tiempo y se acerque el momento del inicio del proceso electoral intermedio, del Gobierno de Enrique Peña Nieto, serán más manifiestas las contradicciones partidistas.

Aunque la sociedad civil ha perdido la confianza a los partidos políticos, para elegir a gobernantes que resuelvan los problemas de la sociedad, legalmente es por medio de ellos como se puede participar en política y aspirar a puestos de elección popular con apoyo del Gobierno.


Aun y con la pérdida de la confianza ciudadana en los partidos políticos, se han autorizado 3 más, y estos se pondrán a prueba en las elecciones del 7 de junio del año entrante.

Aunque de los 3, será MORENA (Movimiento de Reconstrucción Nacional), el de mayor aceptación, según una encuesta de estos días de agosto, y además, porque para su constitución, su principal promotor, Andrés Manuel López Obrador, hubo de recorrer, después de varias veces, nuevamente el país, explicando a los ciudadanos, las razones primordiales por las que se requería organizar este partido.


Andrés Manuel, como muchos priistas, abandonó el PRI en los años “80s”, cuando éste se alejó de las posiciones nacionalistas y se sumó a la Corriente Democrática en 1986-87 y luego al PRD fundado en 1989 y abandonó el PRD, después de las elecciones federales del 2012, cuando el liderazgo impuesto (por Felipe Calderón Hinojosa) de los llamados “Chuchos”, se alió con las políticas neoliberales del actual gobierno.


Aunque la historia se escribe día a día, estamos seguros que muy pronto podremos calibrar si MORENA podrá ser la organización que no reniegue de los movimientos sociales que demandan justicia, respeto a la soberanía nacional, a los derechos humanos y a una vida mejor; a los movimientos que luchan porque se apliquen políticas que disminuyan sensiblemente la corrupción, por políticas públicas que incentiven el mercado interno y el desarrollo económico, por políticas fiscales progresivas que establezcan que paguen más impuestos, quienes más ganen.


Si las cifras que conocemos del reparto de la riqueza en el país, de que el 1 % de la población nacional detenta el 48 % del PIB de la nación, y de que lo justo sería que en esa misma proporción, pague los impuestos; e igualmente que el 99 % de la población, pague el 52 % restante, en función de sus ingresos, desgravando a la población que reciba el equivalente a tantos salarios mínimos como sean necesarios para tener una vida decorosa, se estaría dando un “golpe de timón” en las políticas públicas.

Cuando un partido político luche consecuente y honestamente por cumplir con esos actos mínimos de justicia que significarían el fin de las políticas neoliberales que solo han deteriorado los niveles de vida de las mayorías desde hace más de 30 años, tendrá el respaldo popular. Veremos y escribiremos.

 

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