La Alemania de Merkel busca recetas contra el auge electoral euroescéptico

Berlín, 15 sep (EFE).- La canciller Angela Merkel y el resto del espectro parlamentario alemán reaccionaron hoy al auge de los euroescépticos desmarcándose de una formación que recluta electores de todos los partidos y que, a diferencia de otras formas de voto de protesta, podría no ser de vida efímera.

"La respuesta del resto de los partidos debe ser la confrontación política con Alternativa para Alemania (AfD)", no la cooperación, apuntó Merkel tras la reunión de la ejecutiva de su Unión Cristianodemócrata (CDU) centrada en las elecciones regionales del domingo en dos "Länder" del este del país.

Al margen del impacto regional de esas comicios -la CDU defendió su posición de primera fuerza en Turingia y los socialdemócratas lo hicieron en Brandeburgo-, las urnas confirmaron el ascenso de AfD, que de extraparlamentario en ambos "Länder" pasó a lograr escaños en las dos cámaras legislativas.

El 10,6 % de los votos logrado en Turingia y el 12,2 % de Brandeburgo siguen al 9,7 % alcanzado quince días atrás en Sajonia (asimismo en el este del país) y al hito marcado por la formación el pasado mayo al conseguir escaños en la Eurocámara.

En septiembre del año pasado esa formación había quedado fuera del Bundestag (Parlamento federal) al obtener un 4,7 % de los sufragios, por debajo del listón mínimo del 5 % necesario para obtener escaños, lo que ya entonces acogieron con alivio el resto de los partidos.

Tal como hizo tras los resultados de Sajonia, la canciller descartó este lunes toda cooperación con la AfD, formación que ha hecho campaña con el rechazo a la unión bancaria y que en el pasado se opuso asimismo a los mecanismos de rescate articulados para los países en problemas de la zona euro.

"La AfD tiene potencial electoral procedente de todos los partidos", admitía Merkel, para insistir en que la respuesta ante ese "desafío" debe ser la "confrontación temática y política" con dicha formación, en ningún caso la política de alianzas.

La negativa a toda alianza con los euroescépticos dominaba las reacciones de las jefaturas del resto de las formaciones, desde el Partido Socialdemócrata (SPD) a La Izquierda y los Verdes.

"Cuanto más tratan de arrinconarnos las otras formaciones, mejores resultados obtenemos", proclamaba por su parte en Berlín el líder de AfD, el eurodiputado Bernd Lucke.

En sus filas hay exmilitantes ultraderechistas y en su programa confluye el euroescepticismo con apuestas de mano dura contra la criminalidad, un endurecimiento de la ley de asilo y un mayor control de la inmigración.

Contrariamente a lo que parecería lógico, distintos estudios muestran que logra reclutar tanto a votantes tradicionales de la CDU como de La Izquierda, así como del casi desmantelado Partido Liberal (FDP), fuerza bisagra en la mayoría de los gobiernos federales de Alemania que quedó fuera del Parlamento en las últimas generales.

Apuntalada en ese ímpetu, y tras lograr escaños en esos tres "Länder" del este, aspira a resultados parecidos en Hamburgo y Bremen, ambos en el oeste y donde hay elecciones en 2015.

Cuenta, para el caso de Hamburgo, con la figura de Hans Olaf Henkel, expresidente de la Asociación de la Industria Alemana (BDI) y personalidad de notable impacto mediático, como tertuliano televisivo y hasta locutor de un programa radiofónico de jazz.

Los expertos en demoscopia coinciden en esa capacidad para reclutar electorado de prácticamente todos los partidos, con un único oasis de militancia al parecer inmune a sus mensajes: los Verdes.

No hay una respuesta clara, en cambio, a la pregunta de si será un partido de efervescencia súbita, pero efímera -como ocurrió con los Piratas, partido que, tras irrumpir en varios "Länder" en 2012, pasó a resultados pírricos en cuestión de un año- o si ha llegado al espectro alemán para quedarse.

En el caso de los Piratas, formación defensora de la libertad en internet, precipitó su declive un sinfín de trifulcas internas.
En el caso de la AfD, su líder, Lucke, parecía hoy empeñado en definir quién manda en el partido, sobre todo ante su dirigente en Turingia, el joven y dinámico Björn Höcke, al que en medio de la euforia por su 12,2 % recordó una y otra vez que su ámbito era la política regional.

Gemma Casadevall