Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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Contradicciones

jueves, 18 de septiembre de 2014
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El pasado 11 de noviembre, el entonces Secretario de Seguridad Pública en el país, Manuel Mondragón y Kalb, estuvo en Ciudad Victoria para inaugurar el Centro Estatal de Evaluación y Control de Confianza, el llamado “C-3”.

En su discurso, el funcionario federal calificó al “C-3” como “único en el país”.

Ahí mismo, el Secretario Nacional del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Monte Alejandro Rubido García, subrayó que, “éste C-3 representa un importante paso en el compromiso y participación activa del estado de Tamaulipas, para impulsar la consolidación de los procesos de control y confianza”.

Y aun dijo más: “La infraestructura y equipamiento responden a las características y necesidades de los nuevos esquemas impulsados por el Centro Nacional de Certificación y de Acreditación , con base en lo que instruyó la comisión permanente de la materia del consejo nacional”.

Con todo lo expresado en ese acto de inauguración, no había duda de que el Centro tamaulipeco de Evaluación estaba a la altura de los mejores, tal y como lo señaló Mondragón.

Resulta, sin embargo, que el 27 de mayo pasado, durante una visita a Tampico, el Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, anunció que “la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Procuraduría General de la República (PGR), capacitarán , evaluarán y adiestrarán, a Policías Ministeriales del Estado y a elementos de la Policía Estatal Acreditable”.

Así se hizo en las semanas siguientes: cientos de policías fueron llevados a Campos de Entrenamiento Militar, uno de ellos en Durango, para ser sometidos a rigurosos (tormentosos) procesos de evaluación, que la mayoría no aprobaron.

Y aquí vienen las interrogantes: ¿Por qué si el llamado “C-3” está calificado como de los mejores del país, y tiene el aval de la Comisión Nacional de Seguridad Pública, no fueron respetadas las evaluaciones que ya había aplicado a decenas de Policías Ministeriales y Estatales Acreditables?.

¿Qué acaso no están en el C-3 los mejores profesionistas de la psicología, poligrafía, toxicología, entre otros, necesarios para aplicar la evaluación a los servidores públicos de seguridad pública y justicia?.

¿Por qué razón o razones, policías que ya habían sido certificados por el “C-3”, fueron reprobados por la PGR?.

En un evidente afán de asumirse, equivocadamente, como el único dueño de la verdad y de la capacidad para hacer una evaluación transparente y honesta, el Gobierno federal incurre en una contradicción mayúscula al descalificar a un “C-3” que él mismo calificó como “de los mejores del país”.

Contradicción o incongruencia que está provocando un enorme desperdicio de recursos públicos.

Bastaría preguntarnos :: ¿Cuánto costo cada certificación que luego no fue respetada?.

Alguien debe explicarnos.

EL RESTO.

Lo peor es de que, en esa evaluación de la PGR y la Sedena, muchos de los que aprobaron tienen fama de chicos malos , y en cambio bastantes de los que reprobaron eran policías ejemplares.

ASI ANDAN LAS COSAS.

roger_rogelio@hotmail.com

 

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