Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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El que se enoja pierde

jueves, 25 de septiembre de 2014
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La semana pasada, el Juez de Control del Poder Judicial del Estado, Ignacio García Zúñiga, habló de la resistencia de los litigantes particulares a ejercer como defensores en el nuevo sistema de justicia penal, acusatorio y adversarial.
Dijo que, en su opinión, hay dos razones por las que los abogados privados no muestran interés en el modelo de enjuiciamiento a través de la oralidad: el temor o pánico escénico, y el desconocimiento del procedimiento.
Vale aclarar que nunca hubo una insana intención del juzgador en su crítica.

De hecho, el Juez sólo respondió a la pregunta acerca de qué tanta participación está existiendo de los abogados privados en el sistema acusatorio.

Nunca habló de manera oficiosa y dijo sólo lo que le consta.
“De 25 audiencias de oralidad que se han celebrado en los dos Juzgados de Control, el 80 por ciento han sido atendidas por personal del Instituto de Defensoría Pública del Estado” señaló en la entrevista.
Conocemos a García Zúñiga desde hace más de 20 años, en sus inicios como archivista en un Juzgado de Primera Instancia Penal en la capital, y podemos atestiguar que una de sus principales características es la seriedad en su desenvolvimiento.

Siempre ajeno a la crítica fácil o destructiva.
Pues bien, resulta que las declaraciones han incomodado y hasta indignado a algunos abogados capitalinos, que se sienten ofendidos por la afirmación del Juez.
“Los que tienen miedo son ellos (los del Poder Judicial del Estado) y la prueba es de que no se han atrevido a incorporar más delitos al sistema” expuso a modo de respuesta el presidente de uno de los Colegios de Abogados de Ciudad Victoria, cuyo nombre omito porque su comentario fue a través de terceras personas.
Frente a ello, uno se pregunta: ¿Para qué tanto desgaste por una declaración, que además es cierta? No es ninguna ofensa decir que los abogados tienen temor entrarle al nuevo sistema de justicia penal.
La realidad de las cosas es que el miedo es general.

Difícilmente hallaríamos un operador de justicia, sea agente del Ministerio Público, defensor o Juez, que no sienta cierto temor a participar en un modelo de enjuiciamiento penal totalmente novedoso para los tamaulipecos y los mexicanos en general.
Nadie debe sentirse avergonzado de ello, sobre todo porque todos están empezando de cero.

Aquí no hay expertos, y seguramente habrá muchos que en ese proceso de aprendizaje se equivocarán, sin que ello deba ser motivo de pena.
De hecho, una de las razones por las que el arranque del sistema de justicia acusatorio fue solo con tres delitos de los llamados culposos, (daño en propiedad, lesiones y homicidio) aunque en julio pasado se incorporaron los de violencia familiar y abandono de obligaciones alimenticias, fue precisamente la de ir tomando experiencia, y que si alguien se equivocaba la consecuencia no fuera tan lesiva para las partes en particular y para la sociedad en lo general.
Creo que en vez de avergonzarse, los abogados deben preocuparse por acelerar su capacitación.

Vayan o no a litigar en el nuevo modelo de justicia penal, lo menos que pueden hacer es conocer el tema.
Además, esos que se molestan deben atender a cabalidad aquella sentencia popular que dice: “el que se enoja pierde”.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com

 

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