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Los republicanos buscan ampliar su dominio en Texas

El gobernador de Texas, el republicano Rick Perry. EFE/Archivo
Los republicanos buscarán el próximo martes ampliar su dominio de dos décadas en Texas, en unas elecciones marcadas por la marcha de su histórico gobernador, Rick Perry
viernes, 31 de octubre de 2014
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Austin (EE.UU.), 31 oct (EFE).- Los republicanos buscarán el próximo martes ampliar su dominio de dos décadas en Texas, en unas elecciones marcadas por la marcha de su histórico gobernador, Rick Perry, tras 14 años en el poder, y por la presencia de George P. Bush, que aspira a un cargo menor.

A Perry, que tomó las riendas de Texas en el 2000, cuando George W. Bush mudó su oficina de Austin a Washington, aspiran a sucederle el republicano Greg Abbott y la demócrata Wendy Davis.

Durante la campaña, Abbott ha presumido de que su esposa, Cecilia Phalen, nieta de inmigrantes mexicanos, será "la primera dama latina en la historia de Texas", mientras que Davis ha grabado anuncios en español en busca del voto hispano, un gigante dormido en este estado.

De los cerca de 27 millones de habitantes que tiene Texas, el segundo estado más poblado de la nación después de California, unos diez millones son latinos, aunque hasta ahora han optado de forma mayoritaria por la abstención.

Salvo sorpresa, será Abbott, actual procurador general de Texas, quien se impondrá en la elección y además por un amplio margen, según las proyecciones de todas las encuestas.

Más reñida se espera la carrera a vicegobernador, a la que concurren la demócrata latina Leticia Van de Putte y el republicano Dan Patrick, uno de los barones del Tea Party que derrotó en las primarias a David Dewhurst, en el cargo desde 2003.

En esas primarias, Patrick comparó la inmigración con una "invasión ilegal" y se definió como "el único candidato que se opone a dar ayudas estatales a los ilegales".

Son estas posiciones de Patrick, que también lidera los sondeos, las que convierten a Van de Putte en la gran esperanza de los demócratas para conquistar una oficina estatal por elección en Texas, algo que lograron por última vez en 1994.

Entre las principales preocupaciones de los demócratas está la controvertida ley de identificación del votante, revocada hace unas semanas por un tribunal federal por "inconstitucional" pero que regirá este 4 de noviembre por decisión de la Corte Suprema.

Esta norma obliga a los texanos a presentar una identificación con foto para votar, como el permiso de armas, el pasaporte o la licencia de conducir, un requisito que según diversos cálculos aparta de las urnas a entre 600.000 y 1,5 millones de votantes registrados, en su mayoría latinos y afroamericanos.

Uno de los grandes atractivos de las elecciones del martes es la Oficina General de Tierras, a la que concurre George P. Bush, el hijo del exgobernador de Florida y potencial aspirante a la Presidencia en 2016, Jeb Bush.

Nacido en Houston (Texas) hace 36 años y abogado de profesión, George P. Bush es el pequeño de una de las principales familias del Partido Republicano y se espera que gane con contundencia a su rival demócrata, John Cook, exalcalde de El Paso.

El 4 de noviembre también se eligen nuevo procurador general, contralor, comisionado de Agricultura, comisionado de Ferrocarriles, presidente de la Corte Suprema de Texas, así como varios de sus miembros.

A nivel federal, el republicano John Cornyn opta a renovar su asiento en el Senado frente al demócrata David Alameel.
Entre los candidatos que aspiran a renovar su escaño en la Cámara de Representantes hay varios latinos como los demócratas Pete Gallego, Rubén Hinojosa, Henry Cuellar y Joaquín Castro.

Los resultados del martes definirán si el Partido Demócrata termina con su particular travesía del desierto texano o si los republicanos mantienen su feudo más preciado.



Albert Traver

 

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