Nacional  /  Sociedad
0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante
Protocolos ignorados en manejo de desechos biológicos

Durante las actividades generadas en hospitales, centros de salud, laboratorios clínicos e instituciones de investigación se generan residuos biológico infecciosos.
lunes, 22 de diciembre de 2014
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font
MÉXICO, D.F., diciembre 22 (EL UNIVERSAL).- Durante las actividades generadas en hospitales, centros de salud, laboratorios clínicos e instituciones de investigación se generan residuos biológico infecciosos (RPBI), cuyos componentes pueden representar diversos niveles de riesgo para la salud y el medio ambiente.

El doctor Gerardo Bernache Pérez, investigador del CIESAS Unidad Occidente señala que los problemas en torno al adecuado manejo de este tipo de desechos gira principalmente en torno a la supervisión y seguimiento de los protocolos preexistentes que son muy específicos y se guían según las necesidades de cada institución, pero basadas en los lineamientos de la NOM-087-ECOL.

Según la norma oficial, este tipo de desechos deben ser tratados por métodos físicos o químicos que garanticen la eliminación de microorganismos patógenos y deben volverse irreconocibles para su disposición final en los sitios de confinamiento final autorizados por la Semarnat.

Bernache explica que dependiendo del tamaño del establecimiento varían las medidas de control. En un primer nivel se encuentran las clínicas de consulta externa, veterinarias de pequeñas especies, así como laboratorios clínicos que realizan menos de veinte análisis al día.

En el segundo nivel están hospitales de una a 50 camas y laboratorios que efectúan hasta 100 muestras diarias. En el nivel tres están las instituciones que atienden un mayor número de pacientes que en el nivel anterior, así como laboratorios para producción de biológicos y centros de enseñanza e investigación, principalmente.

Según el Plan de Manejo Integral de Residuos del ISSSTE, el 15% de los desechos hospitalarios corresponden a la categoría de desechos peligrosos biológico infecciosos.

Dependiendo de la capacidad de atención y el tipo de institución, son las precisiones de los protocolos, sin embargo hay reglas básicas generales, como las correspondientes a su adecuada separación en contenedores especiales identificados en amarillo y rojo, de acuerdo a sus características y estado físico.

De esta forma se tiene que ir separando objetos punzocortantes, residuos no anatómicos, patológicos, sangre y derivados, así como utensilios desechables.

El principal riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por la sangre, como el VIH o la hepatitis B y C, lo constituyen precisamente los residuos punzocortantes manejados erróneamente.

Para el especialista el problema de los RPBI se subdivide en dos partes. Por un lado es lo que pasa adentro de las instalaciones médicas y por otro lado, está lo que sucede con la recolección y posterior disposición de los desechos.

"Lo que sucede en las clínicas es que hay mucha confusión en los procedimientos, pues en muchas ocasiones los espacios no han sido diseñados pensando en los protocolos.

Los lugares donde se colocan las bolsas y recipientes con desechos de almacenamiento temporal pueden ser lugares improvisados con alto grado de inestabilidad", señala.

Bernache agrega que en investigaciones que tuvo la oportunidad de realizar en instituciones de salud pública se podían ver contenedores con diferentes tipos de RPBI en lugares de acceso público, como a lado de un elevador, o mezclados con la basura común.

También eran evidentes la falta de caminos marcados con señales rojas para establecer la ruta que deben de seguir los desechos dentro del establecimiento, a partir del sitios donde son originados hasta la zona de confinamiento autorizada.

"A pesar de cursos, actualizaciones y manuales, siempre hay confusión, principalmente porque los flujos de trabajo no tienen una supervisión adecuada.

Un problema es cuando no se depositan los residuos en el contenedor adecuado, por ejemplo la sangre en recipientes herméticos rojos y los residuos patológicos sólidos en bolsas de plástico amarillas, pero otro tipo de problema se genera cuando los residuos biológicos son colocados en la basura normal", señala el especialista y agrega que cuando existen trabajadores que trabajan a un ritmo rápido o con cierto nivel de presión es común que se haga una clasificación errónea cuando menos una de cada 20 veces.

El especialista explica que también el hecho de que la basura normal se coloque erróneamente en depósitos de desecho biológico infecciosos, representa un problema, probablemente no de salud pública o ambiental, pero sí económica.

"Que un guante o un cubre boca que no estuvo contacto con sangre o fluidos infectados, termine en los contenedores de RPBI aumenta el precio del manejo de este tipo de basura.

Se calcula que el manejo de una tonelada de residuos sólidos orgánicos cuesta entre 200 y 600 pesos, entre recolección y disposición final, pero el manejo de una tonelada de RPBI incrementa cinco veces este costo, sobre todo por una buena eliminación de desechos.

Muchas veces en las licitaciones las empresas se ofrecen precios muy baratos, pero en su tratamiento no cumplen con todas las especificaciones de ley en la recolección, traslado, tratamiento y disposición final".

- El final del camino
Los materiales como utensilios punzocortantes y los utilizados para realizar canalizaciones, entre otros, se tienen que esterilizar en autoclaves especializadas para después someterse a un proceso de trituración.

Las autoclaves son maquinarias de presión hermética metálica que funcionan generando altas temperaturas mediante la generación de vapor.

Las autoclaves con tecnología más moderna realizan procesos con mayor presión a más de 134 °C y ciclos de vacío para secado.

El investigador señala que la incineración se mantiene como una alternativa viable para la eliminación de residuos anatómicos o cultivos.

"Existen procedimientos más largos y costosos, pero la incineración es el procedimiento más viable en nuestro país", comenta.


Una vez tratados e irreconocibles por el procedimiento de trituración, los residuos se eliminarán como residuos no peligrosos en rellenos sanitarios autorizados.

Las instituciones están obligadas a la contratación de compañías especializadas en eliminación por zonas o regionalmente de este tipo de desechos.

Muchos patógenos no están asociados como un peligro para los humanos, como puede ser el virus infeccioso de la hepatitis canina, pero estos microorganismos actúan como agentes oportunistas que pueden causar infecciones en individuos especialmente vulnerables, como niños, ancianos o personas inmunodeficientes.

"Este tipo de desechos pueden generar problemas de salud pública, tanto al interior o exterior de la institución que los genera, si no son bien manejados.

Dependiendo del tipo de patógenos contenidos en los residuos y la atmósfera que los recibe, es el nivel de peligro que pueden causar", señala Bernache y agrega que si el ambiente es capaz de albergar microorganismos capaces de generar infecciones más graves, epidemias como ébola o gripe aviar, el problema de salud se vuelve mayor ante el riesgo de una propagación más rápida.

Por esta razón, un aparentemente insignificante descuido en el seguimiento de protocolos puede generar un escenario muy peligroso. "La idea de los protocolos es mantener a la gente lo más alejada posible de los residuos y con ello el riesgo que el patógeno representa".

"El área más problemática para el seguimiento de protocolos es la de intendencia. Un químico farmacobiólogo tiene más claro el por qué de estos procedimientos, pero la preparación del personal de las áreas de limpieza muchas veces no le permite entender el posible impacto de no seguir los procedimientos adecuados.

Me toco inspeccionar muchos botes y permanecían charcos de sangre seca en su interior, mientras que muchos de los residuos biológico infecciosos estaban fuera de su bolsa.

Esto es irregular y desgraciadamente el eslabón más débil está en la parte última de esta cadena de trabajo. donde hay menos preparación", señala el experto en manejo de residuos.

Según la experiencia del investigador la mayoría de las instituciones médicas en el país cuentan con el personal y el equipamiento adecuado, sin embargo el problema al interior de este tipo de recintos es el seguimiento de los protocolos adecuadamente mediante una supervisión constante que haga decrecer los riesgos.

"Hacia el exterior de las instituciones el reto más grande es lograr que no se vuelva a repetir algo que parecía común en años pasados cuando las compañías concesionadas para este tipo de tratamientos eran clausuradas por incumplimiento en las normas específicas en este tipo de residuos", señala el especialista.

Bernache agrega que en este tipo de casos existieron lugares del país que se hicieron tristemente célebres, como el caso de Ixtlahuacan de los membrillos, en la zona de Chapala, donde eran enterrados desperdicios de hospitales sin ningún tipo de tratamiento por parte de una empresa en contubernio con autoridades del municipio.

El especialista considera que a pesar de que las noticias no dejan de fluir en torno a diferentes aspectos del mal manejo de residuos hospitalarios, parece haber más regulación también debido a la presión de la sociedad, pero cualquier "descuido" podría ocasionar graves problemas de salud pública y ambiental.

"Una supervisión más estricta en todos los niveles sería la estrategia a seguir".

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion

Otras Noticias