Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

“Papa caliente”

EL PRI no ha revelado formalmente las razones por las cuales rechazó el registro de Daniel Sampayo Sánchez, como candidato a la Diputación Federal por el IV Distrito Electoral con cabecera en Matamoros.

Y seguramente no las dirá.
Pero ni falta hace clarificar el asunto. Para efectos prácticos, hacia afuera y hacia dentro del PRI, es una verdad pública que el priismo no quiso arriesgarse a enfrentar las consecuencias, de postular a uno de los hombres más allegados a la “papa caliente” en que está convertido, Tomás Yarrington Ruvalcaba, desde que el Gobierno de Estados Unidos lo declaró prófugo de la justicia.
Esa es la explicación del porque Sampayo no podrá ser candidato a diputado, y seguramente no lo será más a ningún otro cargo de elección popular.
Luego de los escándalos nacionales que tuvieron su epicentro en Guerrero y Michoacán, por la implicación de alcaldes y otros políticos en la delincuencia organizada, el PRI ajustó sus filtros en la selección de candidatos y el primero en salir botado fue Sampayo y otros 24 aspirantes más en todo el país.
Las cúpulas priistas saben perfectamente que postular a personajes de dudoso pasado o con relaciones peligrosas, podría representar un grave riesgo político para el partido, no solamente en una entidad sino en todo el país.
Por eso el cuidado extremo que ha mostrado el tricolor en la definición de sus candidaturas.
Y qué bueno que así sea.

Es lo menos que merecemos los ciudadanos. Que los partidos se aseguren de que quienes van a ser postulados por lo menos tienen un pasado limpio. Ya si luego en el poder se corrompen, como suele suceder, ese ya es otro boleto.
Esperemos que también el resto de los partidos políticos como el PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano, se cuiden de no caer en esa práctica de abanderar a personajes tenebrosos.
Una de las prioridades en el tema democrático del país debe ser, precisamente, el depurar la clase política gobernante.

Ya basta de convertir en diputados, senadores, alcaldes o Gobernadores, a auténticos pillos.
En esa tarea será determinante la labor que realicen las cúpulas partidistas.

Si insisten en mantener las mismas prácticas viciadas de postular al amigo, al cuatacho o al recomendado, sin importar su fama oscura, seguramente el ciudadano se los va a reclamar en las urnas.
Eso lo sabe el PRI y por eso reculó con Sampayo.
Habrá que ver lo que hacen el resto de los partidos.
EL RESTO.
Si alguien quiere comprobar la tesis aquella de que, “el poder enloquece a los hombres”, sólo tiene que voltear a ver a Tino Sáenz Cobos.
Desde que el ex director de la Policía Rural del Estado asumió el mando de la Confederación Nacional Campesina (CNC), como que sufrió una transformación absoluta en su personalidad.

Anda en las nubes.
A quienes estamos acostumbrados a ver esa metamorfosis de los políticos, lo único que nos causa es risa.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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