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La propuesta rusa, que defendía dar marcha atrás a una decisión de la Secretaría General, solo obtuvo 43 votos a favor, frente a 80 en contra y 37 abstenciones.
Entre los países que apoyaron a Rusia estuvieron numerosas naciones árabes como Argelia, Egipto, Irak, Libia, Siria o Arabia Saudí, varias asiáticas como China, India, Irán y Corea del Norte y algunas africanas como Nigeria, Somalia y Sudán.
En contra votaron la gran mayoría de estados europeos, latinoamericanos, y otros como Estados Unidos, Australia o Canadá.
Hasta el año pasado, Naciones Unidas solo definía el estatus marital de sus trabajadores con base en las normas de sus países de origen.
Esto hacía que, por ejemplo, la ONU no considerara como casado a un empleado que había celebrado una unión homosexual en un país donde ese tipo de enlaces son legales a no ser que también lo fuesen en su estado de origen.
El pasado mes de julio el secretario general, Ban Ki-moon, anunció el fin de esa política con el fin de dar "más igualdad para todos los empleados" y "rechazar la homofobia", dijo entonces su portavoz.
Ban tomó la decisión haciendo valer su autoridad como jefe de la administración de la organización, por lo que esta no tuvo que ser aprobada por los Estados miembros.
Hoy por hoy, únicamente 18 países (Holanda, Bélgica, España, Canadá, Suráfrica, Noruega, Suecia, Portugal, Islandia, Argentina, Dinamarca, Francia, Brasil, Uruguay, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Luxemburgo y Finlandia) han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo.
A ellos se suman, Estados Unidos y México, donde estas uniones son posibles en partes del territorio.
La embajadora estadounidense ante la ONU, Samantha Power, celebró en un comunicado el resultado de la votación de hoy y criticó con dureza la iniciativa rusa.
"Debemos hablar con claridad de lo que Rusia intentó hacer hoy: disminuir la autoridad del secretario general y exportar a la ONU su hostilidad doméstica contra los derechos de los LGBT (Lesbianas, gais, bisexuales y transexuales)", señaló Power.