Ma. Teresa Medina Marroquín

Orbe

El país, después de Junio

Para los que no podemos comprender la complejidad del proceso electoral a celebrarse el próximo 7 de junio, tampoco podremos imaginar la magnitud de los intereses que orbitan a su alrededor, perfilándolo como el ejercicio político y comicial más vigilado y concurrido de nuestra historia contemporánea.
Y con todo que se habla de una cada vez más proporcional participación de fuerzas (versión razonablemente aceptada en términos democráticos y conformación de nuevos partidos políticos), la impresión desatada por encuestas y sondeos de opinión es que el PRI se llevará la mayor parte de los cerca de dos mil 179 cargos de representación popular en disputa.
Para empezar, son 500 curules de la Cámara de Diputados, 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional.

En Tamaulipas podrán competir diez partidos políticos (PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, PANAL, MC, MORENA, Humanista, y Encuentro Social) en los ocho distritos electorales federales.
Además se celebrarán elecciones en 17 estados y en ellos se renovarán 9 gubernaturas, con la excepción de Chiapas cuya elección se programó para el 19 de julio.
Se elegirá un total de 641 diputaciones locales (387 de mayoría relativa y 254 plurinominales), 993 alcaldías (de los dos mil 445 municipios que existen en el país) y 16 delegaciones del Distrito Federal.
De los nueve estados donde habrá elección de gobernador, 2 están en poder del PAN (Baja California Sur y Sonora), 5 son del PRI (Nuevo León, Colima, Campeche, San Luis Potosí y Querétaro), y 2 pertenecen al PRD (Guerrero y Michoacán, aunque sus gobiernos están considerados en calidad de independientes).
Se cree que el PRI perderá San Luis Potosí, pero retendrá cuatro gobiernos y ganaría en Guerrero y Sonora donde es oposición, sumando eventualmente 6 entidades bajo su control político.
Es decir, entraría al juego con 5 y saldría con 6, un saldo favorable con el que llegaría a tener en su poder 20 gubernaturas de las 19 que actualmente ostenta, precisando que gracias a la inestabilidad política y al clamor social contra el gobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés, podría conquistar su sexto gobierno durante esta jornada electoral.
Asimismo trasciende que el anunciado triunfo priista en Guerrero tendría mucho que ver con la ancestral pobreza y violencia que el PRD, entonces representado por Ángel Aguirre Rivero, no pudo resolver ni en sus mínimas demandas sociales, situación que en buena medida está revirtiendo el Gobierno federal priista.
Respecto a las 300 candidaturas a diputaciones federales el PRI irá en alianza en 250 con el Partido Verde Ecologista, contendiendo solo en los 50 distritos restantes.

De ahí que el presidente nacional del tricolor, César Camacho Quiroz, exprese optimista que mantendrá la mayoría en San Lázaro y en cuya estrategia su partido estará en fuertes posibilidades de “acompañar al presidente Enrique Peña Nieto en la segunda parte de su mandato”.
En el caso Michoacán al PRI no se le ven posibilidades, en primer lugar por la fuerza que ostenta la panista Luis María Calderón Hinojosa que igual opaca al perredista Silvano Aureoles a pesar de ir apoyado por el PT, Nueva Alianza, Encuentro Social y Humanista.
De hecho, todo mundo sabe que el candidato tricolor, un tal José Ascención Orihuela sólo es visto como un simple “candidato testimonial”.

O sea, un político de utilería.
A todo esto, lo que no se sabe es si el país será otro o si volverá a ser el mismo de siempre; también si surgirá una nueva generación de políticos en el poder o si estará de regreso toda esa runfla de políticos cínicos e irremediablemente corruptos, apoyados por el desánimo y el abstencionismo que tanto daño provocan.
Aquí en Tamaulipas, pese a los comentarios catastróficos que algunos le dedican al PRI, otros, con fuertes argumentos de por medio, vislumbran que el adverso 2-6 de hace casi tres años para el tricolor se transformará en un 6-2 favorable para el equipo de Rafael González Benavides.
Lo que significa que están en riesgo las candidaturas de Yahleel Abdala Carmona y Esdras Romero Vega de Nuevo Laredo y Madero respectivamente, previéndose que Jesús de la Garza Díaz del Guante tendrá una exitosa incursión en Matamoros.

Ahora que si al alcalde con licencia de Madero le dan una ayudadita en su maltrecha imagen y escaso proyecto, el PRI se quedaría con 7 diputaciones federales contra una del PAN patrocinada de alguna manera por el alcalde Carlos Canturosas Villarreal.
Según esto, pasarían la prueba electoral Miguel González Salum, María Esther Camargo Félix, Jesús de la Garza Díaz del Guante, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, Edgar Melhem Salinas y Alejandro Guevara Cobos, quedando el PAN, como en tantas ocasiones, en calidad de segunda fuerza política del estado.

De ahí en adelante, si las cosas pintaran de esa forma, el 2016 dejaría verse tan borroso y se aclararía el panorama, con la advertencia del clásico que recuerda (a los supuestos vencedores) que ¡del plato a la boca se cae la sopa!

¡Feliz fin de semana!

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