Ma. Teresa Medina Marroquín

Orbe

La exigencia: no rebajar la contienda

A unos cuantos días de que las campañas políticas arranquen formalmente algunos circulan el rumor de que el candidato del Movimiento Ciudadano Gustavo Cárdenas Gutiérrez será sancionado por el INE que encabeza Arturo de León.
La supuesta transgresión a las normas electorales del también empresario hotelero sería haberse hecho acompañar de un numeroso contingente de simpatizantes al registro de su candidatura, obteniendo una clara ventaja sobre su más cercano competidor el priista Miguel González Salum.
Ya se murmura también de que Gustavo podría contraatacar si la sanción va en serio, pues esos “algunos”, se sospecha, serían personeros de su adversario que están orquestando (sotto voce) la descalificación.
Pero vaya usted a saber si todo esto es sólo una calenturienta reacción mediática o si realmente pronto comenzará una confrontación más allá de los límites estrictamente electorales que se desprenderían por el temor de uno de los dos contendientes a ser derrotado.
Ojalá todo se trate de meros rumores y del sabor picante que por naturaleza tienen estos procesos, porque lo que esperan los votantes no es que los principales candidatos del quinto distrito electoral federal rebajen su incursión a una ramplona batalla jurídica sino a un duelo de personajes serios que lleven propuestas de altura y cuyos contenidos centrales vengan a beneficiar su nivel de vida.
Incluso se vislumbra hasta un debate público donde los electores tengan ante sí una serie de expectativas novedosas que les permitan tomar decisiones claras y correctas que se dificultarían ante la histeria política por la que atraviesa el país.
LO IRRACIONAL
Es verdaderamente lamentable que después de que las autoridades del ayuntamiento de Madero se esforzaron en presentar una playa limpia para recibir dignamente al turismo que año tras año la visita, incluso renovando varias lámparas de las escolleras, de pronto ese trabajo haya sido vandalizado por animales con apariencia humana.
Semejantes agresiones que rayan en lo irracional delatan el más bajo nivel moral de individuos que están mucho más allá de padecer pobreza alimentaria o cultural.
Una persona con ese tipo de problemas no protesta ni se manifiesta cometiendo esos actos irracionales que sólo corresponden a enfermos mentales que deberían ser confinados en manicomios o prisiones.
Esperemos que esos absurdos violentos no vuelvan a repetirse y que el éxito turístico que cada vez se traduce en un incremento en el número de paseantes no se altere por este fenómeno.
¿PAÍS MODERNO?
Quienes dentro del Gobierno federal alardean de que México es la decimotercera (o cuarta) economía del mundo ¿también presumirán que de sus 120 millones de habitantes más de la mitad está en una situación de pobreza?
¿Es momento de que el Estado Mexicano con una crisis tan severa como la que sufre, donde la carestía de la vida y los recortes presupuestales hacen temblar a su pueblo, maneje una imagen de nación moderna ante un exterior que sabe de su falsa publicidad?
Lo más penoso es que ya se volvió eterna la esperanza de los mexicanos de que su gobierno como recaudador de los recursos públicos no pueda (o no quiera) devolverlos con una fuerte cascada de bienes y servicios públicos.
HOSPITAL EFICAZ Y PRODUCTIVO
Los temas de salud tan socorridos en nuestros días tienen en el Hospital Regional de Alta Especialidad de Ciudad Victoria (HRAE) una de sus mejores opciones o quizá la mejor.
Pero, ¿cómo le hace su director general, el doctor Vicente Flores Rodríguez, para equilibrar una atención médica especializada de primer mundo sin deteriorar las finanzas de este hospital federal tan importante que brinda servicios a la propia Secretaría de Salud de Tamaulipas, al IMSS, al ISSSTE y a los estados de Veracruz e Hidalgo, incluso a pacientes del sur de Texas?
A ciencia cierta no lo sabemos.

Sin embargo, lo que sí trasciende es que el doctor Flores ha puesto en claro que los servicios del HRAE son de tercer nivel o tratamientos médicos de alta complejidad y costo que deben ser referidos por los llamados hospitales familiares y generales (que reciben hasta el 80% de la población), y cuyos gastos deben ser subrogados por ellos mismos o por el seguro popular que ampara enfermedades graves.
En síntesis, de no existir una sana administración de los recursos, estos hospitales de alta especialidad fracasarían en relevante misión de atender con tecnología de última generación y elevada calidad los problemas médicos más graves que presenta la sociedad.
¡Feliz miércoles!
tessieprimera@hotmail.com
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