Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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“Ternuritas”  con placa

miércoles, 1 de abril de 2015
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A las 10:30 horas de la mañana de éste lunes reciente, circulaba sobre la conocida como carretera interejidal en la Capital tamaulipeca, cuando me encontré de frente un desfile de media docena de patrullas de la Policía Federal Preventiva, que se desplazaba a toda velocidad.
Al centro de ellas, circulaba una lujosa camioneta blanca, a la que evidentemente custodiaban.

Ignoro quien era el influyente pasajero de esa unidad, pero debió ser algún funcionario público. Eran más de 15 policías para proteger a un solo hombre.
No les importó el intenso movimiento de peatones a quienes pusieron en riesgo a esa hora de la mañana.

La única vida que les importaba era la de quien custodiaban.
Cuadras más adelante, me encontré otra patrulla, pero de la Policía Estatal Acreditable, cuyo conductor prácticamente sacó del camino a dos automovilistas al rebasarlos en un reducido tramo del asfalto.
Los conductores afectados tuvieron que detener la marcha seguramente para reponerse del susto .
Días más atrás, un panadero amigo me llamó para quejarse: en la madrugada, cuando se dirigía a su negocio acompañado de su esposa, fue interceptado por una patrulla de Policías “negros” (así los describió).
Luego del obligado interrogatorio y registro de su camioneta, los agentes le dijeron que se podía retirar, pero cuando se disponía a hacerlo se percató de que su celular no estaba donde lo había dejado.
Ante el reclamo, los policías se “ofendieron” y amenazaron con detenerlo “por acusarlos en falso”.
“Era mi palabra contra la de ellos y por eso preferí dejar las cosas así” narró impotente mi amigo.
Escenas como las que le describo son cotidianas en nuestra ciudad y muy seguramente en el resto del Estado.

Reflejan el comportamiento abusivo y prepotente en que han venido incurriendo durante los últimos años los elementos de las fuerzas policiales.
Cuando parecía que esos excesos eran cosa del pasado o que por lo menos habían disminuido, de pronto como que han resurgido con más fuerza . No le invento nada.

Usted o alguien cercano a usted habrá conocido de alguna historia parecida.
Se trata desde luego de un hecho que debe preocuparnos a todos: a la sociedad y a las mismas autoridades.
Se supone que la principal función o tarea de las Policías, cualquiera que sea, es la de proteger a los ciudadanos.

Para eso fueron creadas, para garantizar la seguridad de la población.
Sin embargo, pareciera que en la realidad sucede todo lo contrario: los policías se sienten con licencia para hacer y disponer a su antojo como si para ellos no existieran las leyes.

Los ciudadanos somos lo último que les interesamos.
Para ellos basta con encender su torreta y su sirena para “volarse” una luz roja de cualquier semáforo, y cuando llegan a chocar por esa imprudencia siempre alegan que “iban a atender una emergencia”.
Se sienten dueños de las calles y cuando llevan prisa no les importa sacar del camino a quien se les atraviesa , como le sucedió a los automovilistas de quien les hablo al inicio.
Tampoco existen para ellos derechos humanos ni temas de legalidad, porque pueden detener a cualquiera tan solo porque sospechan o les late que “anda mal”.
Vale precisar, desde luego, que seguramente debe haber policías honestos y comprometidos con su función, pero para su desgracia son muchos más los que hacen las cosas mal, los que denigran el uniforme.
Es verdad que frente a la peligrosidad de la delincuencia que hoy padecemos las policías no pueden andarse con “ternuritas”, pero tampoco se vale que con ese pretexto vean en todo ciudadano a un hampón en potencia.
Algo deberán hacer los mandos de las corporaciones policiacas antes de que la sociedad comience a levantar la voz para quejarse.

Seguir tolerando los excesos policías es como querer combatir el delito con el delito.
EL RESTO.
La Secretaria de Desarrollo Económico de Tamaulipas, Mónica González García, se convirtió en la primer mujer en ocupar la presidencia de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Económico del país (AMSDE), para el periodo 2015-2017.
Desde luego que se trata de un logro importante para la funcionaria estatal y para Tamaulipas, tomando en cuenta la enorme influencia que tiene la AMSDE, como un organismo cuyo objetivo primordial es establecer un espacio de interlocución con el Gobierno federal, legisladores, asociaciones y organismos empresariales para impulsar el fortalecimiento y crecimiento económico de las distintas regiones del país.
Bien por la matamorense.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com

 

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