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Evocan vida y obra de Guillermina Bravo en Bellas Artes

Los aplausos inundaron la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para recibir al legado vivo de Guillermina Bravo: sus colegas, sus alumnos, sus amigos.
viernes, 17 de abril de 2015
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MÉXICO, D.F., abril 17 (EL UNIVERSAL).- Los aplausos inundaron la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para recibir al legado vivo de Guillermina Bravo: sus colegas, sus alumnos, sus amigos.


Ahí estaban Rossana Filomarino, su amiga, su cómplice, la figura que la ayudó a difundir la técnica Graham en México; Federico Castro y Luis Fandiño, sus compañeros en las tablas; Orlando Scheker, el guardián de su más querido legado, el Centro Nacional de Danza Contemporánea.


Ahí estaban también Rosenda Monteros, Guillermo Barclay, Luis de Tavira, Mario Lavista e Ignacio Toscano, todos ellos representantes de los deudores de Guillermina Bravo, la Bruja de la Danza.


No todo fueron recuerdos, también llamados a reconocer que la obra de la maestra, coreógrafa y bailarina fallecida en noviembre de 2013, debe ser protegida y difundida porque tan importante es su legado como el de los grandes de la cultura nacional, desde Siqueiros hasta Paz.


La puntualización la hicieron todos, pero Lucio Sánchez, hijo de la creadora, fue más allá. Le entregó en las manos al secretario de cultural y artísticos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Saúl Juárez, una serie de dvd con la grabación de 18 obras coreográficas y algunos fragmentos más de la creadora para que sean sometidos a un análisis de conservación, restauración y difusión.


Sánchez recordó a la audiencia en la que destacaron figuras de la danza en México, herederos directos o indirectos de Bravo: Nellie Happe, Cora Flores, Raúl Parrao, Francisco Illescas, Serafín Aponte, entre otros; que la máxima figura de la danza mexicana creía firmemente en que la danza era efímera, por eso fue renuente a que se filmara su obra.


Hacia el final de su vida se le convenció de que era importante preservar lo que había hecho a lo largo de su carrera, especialmente en el Ballet Nacional de México.

Así, con su anuencia y revisión, se realizó una ardua investigación y se le informaron de los hallazgos. El resultado inicial está en esos discos que hoy están en manos de Conaculta.


Las anécdotas fueron infinitas. Monteros narró el día en que se atrevió a preguntarle a Gullermina si le había parecido bien como había bailado.

"Bailar bien es tu obligación", le respondó con la rigidez y contundencia que la caracterizaron.
Filomarino explicó que para Guillermina Bravo lo más importante es que los bailarines tuvieran una profesionalización y cómo trabajó arduamente para llevar a los más importantes hallazgos de la danza en nuestro país; Mario Lavista destacó que fue ella quien abrió las puertas de la danza a la música contemporánea y fue quien derrumbó los nacionalismos de su época para construir la vanguardia.


Luis de Tavira brindó un retrato de Bravo, un retrato con el que la definió como una alquimista prodigiosa, un leviatán que navegó en aguas profundas, un monstruo del arte.

 

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