Nacional  /  Estados
0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante
Albergue de Cuajimalpa procura la salud de perros y gatos

Como una tremenda invención”, así resume Ginna Rivara Reyes, representante legal del Refugio Franciscano
sábado, 18 de abril de 2015
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font
MÉXICO, D.F., abril 18 (EL UNIVERSAL).- Como una tremenda invención”, así resume Ginna Rivara Reyes, representante legal del Refugio Franciscano, la intervención de la semana pasada del Instituto de Verificación Administrativa (InveaDF) a las instalaciones del lugar al que ha dedicado 20 años.


Aquel jueves 9 de abril, el InveaDF ingresó al albergue con el pretexto de realizar un operativo de revisión de uso de suelo. En el terreno, de 15 mil metros cuadrados, viven mil 478 perros y 56 gatos que reciben un trato digno.


Horas más tarde, el organismo informó la clausura del lugar por diferentes irregularidades:
“Perros enfermos, algunos con fracturas, infecciones en la piel sucios y hacinados”, entre otras fallas.

El albergue fue suspendido, presuntamente, por carecer de “permisos”.
Ginna Rivara dice que esos argumentos fueron descalificaciones que la gente no creyó.

“Nos conocen y saben que es falso”.
La mujer considera que detrás de estos hechos hay intereses “inmobiliarios”, para obligarlos a dejar el enorme terreno.


Segunda oportunidad
Fundado en 1977, el albergue está en el kilómetro 17.5 de la carretera México–Toluca, en la colonia Lomasde Vista Hermosa de la delegación Cuajimalpa.


En sus instalaciones, más de 22 mil animales han encontrado una segunda oportunidad al sobrevivir al maltrato y violaciones a sus derechos de bienestar.


Al llegar al lugar, lo primero que escuchas después de tocar el timbre, es el ladrido incansable de 60 canes que descansan al otro lado de la puerta.


Ese es uno de los varios espacios que los animales disfrutan, mientras los empleados del lugar realizan una de las dos limpiezas diarias al albergue.
Se asean 230“casitas”, jaulas, patios y corredores donde “Romeo”, “Mango”, “Tobías”, “Cadenita”, “Fito”, “Fresa” y otros mil 472 caninos pasan sus noches.


Después de alimentarlos con croquetas remojadas, pan y salchichas, distribuidas en cientos de charolas alrededor del patio y dentro de las jaulas, los animales son divididos para dar su primer paseo del día en un campo lleno de pasto.


Horas más tarde, los perros son llevados a sus jaulas que están techadas para resguardarlos del sol. Cada una de ellas, construida con material de concreto y cubiertas con tarimas de madera para calentarlos por las noches.


Cuidados
“Estas jaulas tienen amplitud y limpieza y son su protección, porque muchos de ellos han sido rescatados de tratos horrorosos”, explica.


“Todos tienen placa con número de registro y cualquier duda vemos cuándo y cómo llegó.
Cada uno es un individuo identificado para revisar su entrada a la jaula que les corresponde”, explica Ginna.


Como parte de su recuperación emocional, algunos ejemplares son llevados a una clínica donde la veterinaria los induce a comer, porque en ocasiones por depresión dejan de alimentarse.


A unos metros de la enfermería, que no presenta rastros de insalubridad, un perro blanco mueve la cola y ladra sobre una estatua de San Francisco de Asís, patrono del refugio.


EL UNIVERSAL

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion