Marco A. Vázquez

Cena de Negros

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Nombres y sucesos…

lunes, 22 de junio de 2015
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Lo conocí un 16 de enero de hace 17 años y el pronóstico de quienes decían saber de él era aterrador, “a ver si lo aguantas 15 días”, sentenciaban… Antonio Arratía, quien me recomendaba ir a trabajar a El Gráfico, fue más mesurado, “no tiene mucha ciencia, sólo chambea y ya”.
Muchas años después tengo la certeza de que recibí más tolerancia de la que la me obligué a tenerle, por eso a la fecha, hasta el viernes para ser exactos, lo seguí viendo como la primera vez, con respeto, admiración por su forma de escribir y de leer, y tratando de aprender de sus comentarios, de sus pláticas a las que siempre les inyectaba sarcasmo, chascarrillos, enseñanzas.
“Generalmente aquí el que llega aquí tiene una semana de prueba pero usted trae una recomendación pesada licenciado, así que pase con la contadora Lucy para que sepa cuánto va a ganar, por lo pronto no creo que tengamos que hablar más, me dicen que conoce el oficio y eso es suficiente”, así de breve fue el primer encuentro, me recibió en su oficina de El Gráfico, de traje, serio, era Don Jorge Rodríguez Treviño, El Maestro Jorge Rodríguez, Director del periódico en ese entonces y autor de la columna Nombres y Sucesos.
Algunas pláticas con quienes trabajaban a su alrededor, dos o tres aprendizajes rápidos, el más valioso, “siempre tiene que haber novedades, somos periodistas y eso publicamos, andamos en la calle”, para luego prevenir, “te va a tantear, buscará que falles, siempre que te pregunte por novedades platícale lo que viste, las notas que traes, lo que te propongas hacer, le disgusta una respuesta de que no hubo nada”.
Y si, en las mañanas era la primera palabra, “novedades”, también a mediodía, o en la tarde-noche, antes de salir de la redacción en la que pasaba gran parte de la tarde.
Le aprendí mucho a Don Jorge e incluso me ofreció las primeras oportunidades en algunos géneros y aspectos del periodismo, y enseñanzas, “No se retiré tanto de la redacción, bueno en general de ningún trabajo, los jefes son tan malos que pronto se dan cuenta que si está o no esta una persona la chamba tiene que salir, que no somos indispensables”.
A menos de dos años de estar en El Gráfico un día me pasa a su oficina y me anuncia, “Montoya (Juan Antonio) se va a ir, la columna que él hace, La Casa del Jabonero, es institucional, la empecé con la idea de que cada uno de los reporteros la hiciera uno o dos días de la semana, al final era él quien la hacía, ya se va, no sé si en una semana, en 15 días, pero será pronto, y quiero que usted se haga cargo a la de ya licenciado”.
Fue la primera oportunidad de hacer una columna, de chismes, estuvo un buen tiempo y con algo de éxito, hasta que Esteban González, poderoso Secretario de Finanzas del Gobierno de Yarrington, pidió la cabeza del autor, ese día se acabó con otro llamado a la oficina, “Ni yo, ni el Jefe queremos que se vaya, ellos pagan publicidad pero no son los dueños del periódico”, un par de preguntas y me manda de vacaciones.
El regreso fue a la redacción, “me voy dos días del fin de semana a Monterrey y quiero que me ayude estos días para que aprenda y dejarlo encargado”, se llegó el viernes y mi primer día como responsable de la edición, hasta el siguiente lunes que llegó muy temprano y preguntó, aunque creo que fue por costumbre, en realidad en su escritorio tenía todos los periódicos, algunas observaciones, y antes platicó con otras personas.
“Vaya a la calle, no necesito que me traiga cinco o diez notas, una, dos, a lo mucho tres, pero reporteadas y suyas”, fue la siguiente instrucción.
Pasó el tiempo, fueron más frecuentes los “encargos de la redacción” hasta que un día, en su oficina, me dice, “ya es tiempo de que escriba su columna licenciado, pero la tiene que firmar, la gente tiene que saber que en El Gráfico se privilegia el periodismo y que renacemos como el ave fénix, que los hombres se van pero las instituciones se quedan, todavía están bastante fuertes por eso será más interesante, una sola recomendaciones, aquí no hay campañas”, ahí nació la Cena de Negros, la idea era que fuera de chismes de la política, de la gente de nuestra sociedad, el comer próximo, pues.
El tiempo, una invitación a ser corresponsal de El Norte, y luego una más para ir a El Cinco, nos separaron de la relación jefe-empleado pero creció la amistad, cada encuentro eran pláticas bastante aleccionadoras, hasta el aviso de su enfermedad y futura operación, que no llegó porque se adelantó su partida, se fue como lo hacía siempre, sin avisar mucho.
Descanse en paz Don Jorge Rodríguez Treviño, el Maestro Jorge Rodríguez Treviño, un hombre que supo ser un buen jefe, un buen amigo, y al que ya desde ahora se le extraña, y más se extrañará el aprender de los “Nombres y sucesos”.
En otras cosas… La Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) reconoció a la Universidad Autónoma de Tamaulipas que bajó el liderazgo del Rector Enrique Etienne Pérez del Río, tomó la iniciativa para trabajar con el sector empresarial y aprovechar las oportunidades de la reforma energética generando modelos que contribuyan en el desarrollo regional.
El Presidente del organismo patronal, Juan Pablo Castañón Castañón, destacó la importancia de reunir las fortalezas de la academia con la empresa para impulsar proyectos que contribuyan al progreso de las regiones.
“Estamos muy entusiasmados con esta iniciativa de la UAT.

Nos interesa muchísimo generar modelos de triple y cuádruple hélice, donde la universidad, sus investigadores y claustro académico estén junto con los empresarios”, expresó.
La Comisión de Energía de la COPARMEX, es la más importante del sector privado, donde en la parte de hidrocarburos está integrada por las 10 grandes empresas petroleras del país, además de agremiados del sector de gas natural, los productores independientes de energía eléctrica, incluidas las energías renovables, y una área de vinculación que promueve comisiones de energía en 22 estados del país, no solo en los petroleros, sino también los que tienen requerimientos de energía eléctrica y gas natural.
En el Gobierno de Egidio Torre Cantú las obras de infraestructura de salud, entre las que destacan tres compromisos del presidente Enrique Peña Nieto con los tamaulipecos, representan una inversión de 2 mil millones 658 mil 440 pesos, mismos que beneficiarán a más de un millón y medio de tamaulipecos y quedarán concluidas en el 2016.
“Los grandes hospitales los estamos construyendo con la ayuda de nuestro gran aliado, el presidente de la República Enrique Peña Nieto, son compromisos que el adquirió en su campaña y ahora está cumpliéndole a Tamaulipas”, afirmó el mandatario estatal.
Les dejo el twitter @gatovaliente para que nos siga, también el correo electrónico y la cuenta de facebook a sus órdenes para lo que guste y mande… marcovazquez20001@hotmail.com

 

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