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Pbro Miqueas Cantú Garza

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El distintivo del optimismo… abre puertas Proverbios 18:16

domingo, 28 de junio de 2015
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La dádiva del hombre le ensancha el camino y lo lleva delante de los grandes.
El optimismo es una gran fuerza motivadora ¿Qué es lo que puede hacer el entusiasmo por tí? A la luz del texto; el optimismo abre la puerta de la generosidad en tiempo, servicio, talento, recursos y bondad.

El optimismo abre la puerta de la superación día a día. El optimismo alcanza pequeños logros, y suma pequeñas metas hasta cristalizar grandes sueños.

El dinero fácil es el flagelo de nuestra generación ya que se quiere adquirirlo sin trabajar, y sin esfuerzo alguno. El hombre y la mujer de bien, muestran una entrega entusiasta, valerosa, sincera y apasionada convicción.

El entusiasmo engendra compromiso, eleva el modo de vivir, da sentido y significado.
En el libro de Jack London leí: prefiero ser ceniza que polvo! Prefiero ser una chispa que arda en una llama brillante que verme devorado por las carcomas.

Prefiero ser un brillante meteoro con todos los átomos ardiendo en magnifico esplendor, que un planeta dormido y permanente enfático. La verdadera función del hombre es la de vivir y no la de meramente existir.

No desperdiciaré mis días tratando de prolongarlos. Utilizaré mi tiempo.
El entusiasmo como estilo de vida activa la reflexión introspectiva que brinda habilidad para aplicar el principio “Como si”…“actuar como que”… si ya fuera seguro.

El “cómo si”… tiene fuerza, da avance a sus sueños y a los proyectos. Actuar “como si” ya se fuera lo que se desea ser, hacer y tener; porque en la circunstancia más adversa, el entusiasmo abre posibilidades de obtener la victoria sobre el fracaso y la muerte.

La historia del monarca David, rey de Israel, es un ejemplo elemental de la trascendencia del entusiasmo participativo al poner su confianza en Dios; mientras Goliat el filisteo, se levantó y echo andar para ir al encuentro de David; el entusiasmo de David, se dio prisa, corrió a la línea de batalla, sacó una piedra de su bolsa pastoril, y la lanzó con su honda hacia el gigante.

David tenía escasas posibilidades para ganar; sin embargo, el entusiasmo logró ver suficiente en lo poco y así ganó la batalla.

Es indispensable demostrar un firme entusiasmo que se profundice en nuestra mente, corazón y vida… Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.

 

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