Ma. Teresa Medina Marroquín

Orbe

¿Tenemos Nación?

La pregunta tiene un número cualquiera de respuestas trascendidas (claro está) por "expertos", "investigadores" y "analistas" congregados en cafés, fondas, cantinas, changarros y plazas públicas, resueltos a revelar el fondo de sus hallazgos.
Pero antes: ¿Quién puede --en sus cabales y hasta en sus trece-- negar la existencia y prevalencia de una larga lista de lastres, inercias y disparates (incluso atrocidades) cometidas por diversos grupos de políticos?
Por supuesto que nadie, comenzando con la cruda realidad de un México cada vez más pobre donde según el Coneval por cada dos mexicanos uno apenas sobrevive.
Cifra que amenaza a 60 millones de individuos que ven el infierno cerca y por lo tanto ni siquiera tienen tiempo de pensar, menos de reclamar, por qué diablos muchísimos políticos desconocen la solidaridad nacional, pese a las pobrezas que un día padecieron, por remotas que hayan sido.
Lo grave es que estos dos grandes contingentes (los pobres y los que serán pobres) renunciaron quién sabe cuándo a sus derechos.
Y lo más grave, ¡aguas!, es que cuando se sufre así (y ahí está la paradoja) los seres humanos se desesperan y buscan salidas a la terra incógnita.

Después vienen los lamentos porque ya no hay treguas para nadie al pasar a dimensiones bastante conocidas, históricamente hablando.
Luego las cosas se ponen peores, con la pena que a los visitantes (reyes, estadistas e inversionistas) se les abren las puertas del país y encuentran un desastre, sinónimo de república bananera.
Y ya después (ni con cantos gregorianos) de poco sirve el "usted perdone todo este tiradero".
Pero a pesar de que México ya lleva quién sabe cuántas crisis iguales o peores que la de Grecia, el equilibrio de esta gran nación es una hazaña de su pueblo, de sus trabajadores, de sus obreros, que limitados siempre a sus ingresos y a enfrentarse con una crisis bestial, hacen posible que el país siga de pie.

Son el alma nacional.
¡Claro que tenemos Nación! No importa que los poderosos no entiendan que las promesas no se comen, no visten, no calzan, ni construyen viviendas, ni pagan los estudios de los hijos.
Sin embargo, siempre pasa en cualquier nación lo que suele ocurrir en los matrimonios donde los maridos abusan de sus mujeres cuando las ven sumisas.
Es decir, tarde o temprano las cosas desbordan límites, y por mucho amor que haya la esposa abandona el hogar con las consecuencias que ya muchos conocen.
Bien dice el refrán que "No hay mal que dure cien años, ni enfermo que lo soporte".
Del maltrato surge entonces una familia fortalecida, como pronto emergerá una nación renovada que llenará el vacío de quienes debieron comportarse a la altura de las circunstancias.

La nación volverá abrazar y proteger a sus hijos.
En México aún es tiempo de enmendar el camino y enderezar todo lo torcido.

La oportunidad está a la vista, concedida generosamente, salvo que ejercer justicia y despedir inútiles sean actos imposibles.
Muchos son los mexicanos que creen que el Gobierno de la República reaccionará.

Sus integrantes no están locos ni ajenos a lo que ocurre, máxime que los ex presidentes, Vicente Fox y Felipe Calderón, no lo olvidemos, dejaron (igualitos a Pinky y Cerebro) un país al borde del abismo y con implicaciones panteoneras que no sólo deformaron políticas públicas sino que los protagonistas del poder enfrentaran desconocidas y salvajes reglas del juego.
PRESUPUESTO QUE SIRVE A LA GENTE
Y mientras que las ambiciones políticas están desbordadas (como quien dice en "sesión permanente"), más ahora que los alcaldes y los diputados locales podrán reelegirse a partir del 2016, según las nuevas leyes emanadas desde el Congreso Local presidido por Ramiro Ramos Salinas, el gobernador Egidio Torre Cantú continúa convirtiendo el presupuesto en un valioso apoyo para la población.
Y aunque ya todos lo dijeron (nomás faltaba yo), el ingeniero Torre Cantú ya autorizó una inversión de 45 millones 636 mil pesos que se traducirán en 650 mil paquetes de útiles escolares que apoyarán oportunamente la economía familiar tan presionada en este ciclo de inscripciones.
Obras son amores y no buenas razones.

Es el estilo del Gobernador de Tamaulipas.
DE SALIDA. ¿Qué significa eso de que Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia, fue nominado por César Camacho como aspirante a la dirigencia nacional del PRI? ¿Apaciguando el redil? Mientras que no sean agandalles y sólo se trate de simples ritos iniciáticos, no habrá bronca.

Pero pronto lo veremos.
¡Feliz miércoles!
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