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Cuidado con las enfermedades del verano

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Verano, sinónimo de calor, playa y diversión, pero también de noches sin dormir por culpa de quemaduras, diarreas o alergias
domingo, 16 de agosto de 2015
Por: Carlos Casiano
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Verano, sinónimo de calor, playa y diversión. Pero también de noches sin dormir por culpa de quemaduras, diarreas o alergias, molestias veraniegas que todos los años dan al traste con la salud de muchas personas en esta época.

En entrevista con la dermatóloga María de Lourdes Altamirano de Fuentes nos comenta que es lo que debemos hacer para esquivar estas molestias veraniegas.

Únicamente tienes que conocer cuáles son las enfermedades típicas de esta época y tomar las medidas protectoras adecuadas para poder disfrutar plenamente de este tiempo sin ningún temor.

Mucho ojo con tu piel
La piel es una barrera protectora que impide que los órganos internos se vean afectados por infecciones, golpes o aumentos y descensos bruscos de temperatura.

Y aunque hay que mimarla durante todo el año, es especialmente en verano cuando hay que someterla a una protección intensiva porque el calor y los rayos solares son los agentes que más la hacen sufrir y debilitarse.
¿Y cuáles son las enfermedades dermatológicas más habituales en verano?

Hongos
La humedad es el caldo de cultivo para la proliferación de los temidos hongos.

En verano la sudoración y un incorrecto secado de los pliegues de la piel provocan la aparición de esta infección.
Y uno de los hongos más desagradables y contagiosos que hay es el ‘pie de atleta’, muy habitual en verano debido a las altas temperaturas, la humedad y al mal hábito de andar descalzos en piscinas, duchas públicas o incluso por la calle.

Suelen localizarse entre los dedos de los pies, en la planta y el dorso, produciendo escamas, fisuras dolorosas, rojeces, mal olor, incluso alteraciones en las uñas, además de un gran picor.

Las lesiones pueden llegar hasta impedir andar.
Para evitar el contagio de estos molesto hongos:
No andes nunca descalza, utiliza chanclas en piscinas, duchas o cualquier lugar público
Lava tus pies a diario y sécalos bien.
Emplea productos especiales para evitar la sudoración.
No utilices calcetines gruesos o calzado que no deje transpirar (mejor de algodón y fibras naturales) y cámbialos cuantas veces sea necesario para evitar la humedad.
No uses calcetines, zapatos o toallas de otra persona.
Ten en cuenta que los hongos son muy dolorosos y una vez que se cogen son difíciles de eliminar, ya que pueden repetirse aún después de un tratamiento bien realizado.

Quemaduras
La exposición inadecuada al sol puede traer como consecuencia las dolorosas quemaduras. Ampollas, fiebre, escalofríos, pueden convertir unas maravillosas vacaciones en un auténtico infierno.
Para una buena exposición solar debes:
Realizarla de forma gradual.
Evitar las horas de mayor incidencia de radiación solar (entre las dos y cuatro de la tarde).
Usar cremas de protección solar adecuadas a tu tipo de piel y resistentes al agua, y para cualquier actividad, no sólo cuando tomas el sol.
Tener especial cuidado con los niños, que tienen la piel muy sensible.

Cuando evitas las quemaduras solares estás también previniendo el envejecimiento prematuro y el cáncer de piel.

Envejecimiento prematuro
Con el calor la piel se deshidrata mas rápidamente que en otras épocas del año, perdiendo elasticidad.

Esto acelera el proceso de aparición de arrugas y manchas.
Así que evita la deshidratación de la piel consumiendo muchos líquidos (agua, zumos, ensaladas...) y utilizando los productos protectores e hidratantes adecuados a tu piel.

Además, dúchate después de cada baño en piscina o playa para eliminar el cloro y el salitre, muy agresivos para tu piel.

Cáncer de piel
Se ha demostrado que la exposición inadecuada al sol predispone al cáncer de piel.

Hay varios tipos: el epidermoide, el basocelular y el melanoma, este último el más agresivo, ya que puede diseminarse hacia otros órganos (metástasis), especialmente al cerebro, provocando la muerte.

Hay gente más propensa que otra a padecer cáncer de piel:
Las personas blancas de piel, con pecas y pelo rubio. Aquellas que tienen muchos lunares irregulares.
Las personas que sufren constantes quemaduras solares.

Reacciones alérgicas
Muchas personas son alérgicas al sol o tiene episodios alérgicos producidos por la ingesta de determinados medicamentos.

Esto provoca reacciones cutáneas, de fotoxicidad y alteración en la pigmentación. Por eso hay que tener mucho cuidado con, por ejemplo, los diuréticos, las medicinas utilizadas en enfermedades psiquiátricas (fenotiazinas), medicamentos para la artritis (metotrexate), antiinflamatorios como el piroxicam, edulcorantes como la sacarina, medicamentos contra las infecciones (sulfas o tetraciclinas), contra la diabetes (sulfonilureas), o aquellos utilizados contra el acné, como la tretinoina.

Además, la exposición al sol puede agravar algunas otras enfermedades dermatológicas como herpes, albinismo oculocutáneo, dermatitis o la enfermedad de Darier.

Simplemente protegiendo tu piel adecuadamente puedes evitar muchos disgustos este verano.

Cuidado con lo que comes... y cómo lo comes

La llegada del estío implica un cambio brusco en los hábitos alimenticios. Muchas veces el estómago no está preparado para ello y se producen trastornos que pueden derivar en problemas de muy graves consecuencias.

Los descuidos, la falta de higiene y la mala manipulación de los alimentos o el comer fuera de casa, son las causas principales de las alteraciones gastrointestinales en verano.

Entre ellas:

Cortes de digestión
Es muy común sobre todo en los niños, que no respetan el período de la digestión.

Si después de una comida sometes al cuerpo a un cambio brusco de temperatura, como ocurre cuando nos metemos rápidamente al agua o en aguas muy frías, incluso cuando bebemos abundante líquido extremadamente fresco, puede producirse lo que comúnmente se denomina ‘corte de digestión’ que no es más que la falta de aporte sanguíneo al cerebro o al corazón ya que el organismo tiene que mandar rápidamente sangre a la superficie para mantener la temperatura interna del cuerpo.

¿Consecuencias? Dolor abdominal, nauseas, vómitos, pérdida del conocimiento, alteración del ritmo cardiaco y riesgo de ahogamiento.

Las medidas preventivas para evitar estos percances, todos las conocemos:
No bañarse hasta pasadas al menos una hora y media o dos horas después de las comidas.
Evitar corrientes o ambientes fríos durante la siesta.
Cubrirnos la tripa.
Evitar las bebidas muy frías.

Intoxicaciones alimenticias
Suelen ocurrir con mayor frecuencia con la llegada del verano y el calor (¿quién no ha oído hablar de la salmonelosis?).

Esto es debido a que las bacterias, que están presentes en el suelo, aire, agua, incluso en los animales y en la gente, crecen más rápidamente con el calor y la humedad.

Además, nadie perdona las barbacoas campestres veraniegas y la falta de higiene también es un factor determinante en la reproducción de las bacterias.
Has de tener cuidado, sobre todo, con la carne en general, especialmente con el pollo, la leche (sin pasteurizar) y los productos lácteos, el huevo y sus derivados.

También con el agua, los crustáceos o las verduras mal lavadas. No es una enfermedad grave, pero sí muy molesta: dolor abdominal (retortijones), náuseas, dolor de cabeza, vómitos, diarrea y fiebre, son sus síntomas.

Aunque en niños y ancianos puede tener consecuencias fatales por la deshidratación que ocasiona.
La solución pasa por mantener los alimentos sanos en el verano:
Lávate las manos con agua caliente y jabón antes de manipular los alimentos.
Si comes fuera asegúrate de que hay una fuente de agua potable en ese lugar, si no llévate agua para la preparación de los alimentos y el lavado de los utensilios
Cuando pongas los alimentos en una nevera portátil para llevar, envuelve las carnes herméticamente para evitar que los jugos de las carnes crudas entren en contacto con los alimentos que están listos para comer.

Asegúrate que los alimentos estén bien cocidos por dentro y por fuera, sólo así podrás matar las bacterias dañinas.
Mantén los alimentos fríos.
No consumas leches sin pasteurizar y cuidado con el huevo, mayonesas u otros productos elaborados con él.
No consumas las sobras que hayan permanecido fuera de refrigeración por más de 2 horas.
Si tienes una mínima duda del buen estado de algún alimento ¡tíralo!

Los catarros estivales
El uso de aire acondicionado de forma indiscriminada, la sequedad y contaminación del ambiente en los espacios refrigerados, las noches frías del verano o el choque que sufre el organismo con los cambios bruscos de temperatura, son algunos factores que contribuyen a la proliferación de muchos gérmenes causantes de las infecciones pulmonares de verano.

Si bien no suelen revestir ninguna gravedad, en personas con pocas defensas, como ancianos o enfermos crónicos, un simple catarro puede derivar en bronquitis, asma o incluso neumonías.

Golpes de calor o insolaciones
La excesiva e indebida exposición al sol y el sometimiento continuo a elevadas temperaturas traen consigo los habituales golpes de calor o insolaciones.
El calor provoca que los capilares que circulan por la piel se vasodilaten, iniciándose una sudoración con el fin de favorecer el enfriamiento de la piel por evaporación.

Si este mecanismo está deteriorado, como ocurre en los ancianos, o no se repone el líquido perdido, puede producirse un ‘golpe de calor’ o insolación, que se manifiesta por un dolor de cabeza cada vez más intenso, malestar general, nauseas, dolores musculares y pérdida de conocimiento; incluso puede llegar al coma.

¿Solución? Mantenerse hidratado durante todo el día y controlar la temperatura corporal.

La enfermedad del viajero
La enfermedad del viajero o ‘diarrea del viajero’ son frecuentes en personas que visitan países exóticos sin adoptar un mínimo de medidas preventivas.

Fiebre, dolor abdominal, nauseas, vómitos, diarreas... pueden acabar con unas maravillosas vacaciones. Por eso si viajas a países muy calurosos debes tomar unas medidas básicas para no sufrir estas molestias:
Ingiere bebidas envasadas y nunca añadas hielo, puede ser un medio de transmisión de algunas infecciones importantes.

Mantente continuamente hidratada.
Además, deberás informarte de las enfermedades típicas que sufren los turistas en los países que vas a visitar, para tomar las medidas profilácticas adecuadas.

Especialmente si viajas a países exóticos de África, Asia y Sudamérica. Paludismo, fiebre amarilla, hepatitis y enfermedades de transmisión sexual, como sida, herpes genital o uretritis, son enfermedades que puedes contraer si no te proteges.

 

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