REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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¿AGRADECEMOS AL SEÑOR LOS BIENES RECIBIDOS?

…”No hubo quien volviese a dar, gloria a Dios sino este extranjero”... (Samaritano) (Lc 17, 11-19)
domingo, 23 de agosto de 2015
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Obliga a meditación, la recomendación que ha manera de instrucción entrega San Ambrosio, el conjunto de enseñanzas a retener en el alma, corazón y entendimiento del fiel cristiano como del pecador alejado del Señor, al decir;…”La intención de Jesús al curar los diez leprosos, es el hacer realidad la gratitud de los samaritanos, comparada con la ingratitud de los judíos, por los beneficios que han recibido”…Uno de los mas ilustres Doctores de la Iglesia, habla para quien no ve de su vida, la realidad que guarda en su ser para con su Creador, vea, reconozca y reconsidere su conducta, la modifique cuando de obtener los bienes solicitados y concedidos por el Señor se trata, al pasar por alto el bien recibido de la gracia de Dios.


Es de considerar que la vida y acciones del género humano se dan en dos formas; una, en su relación con las cosas del mundo, la otra, es el vínculo del fiel cristiano con su Creador.

En las relaciones con el mundo, la humanidad es un péndulo, oscila de un lado a otro, esto es, hoy esta a aquí, mañana halla y pasado en contra de uno y otro, pero al tiempo vuelve, y con ninguno se compromete, elude todo compromiso que lo ate a tener una responsabilidad con Dios, por eso busca lo fácil, con excesivas ventajas, en lo que le conviene, ¡ahí está! en disfrutar, ¡ahí está! en la incongruencia y disconformidad ¡ahí esta! en el engaño y la mentira ¡ahí está! en buscar el pecado mortal ¡ahí esta! en los actos perversos que denigran su alma y su persona ¡ahí está! en cumplir sus obligaciones para con Dios y el prójimo ¡no está! La naturaleza humana, ha caído en el politeísmo de siempre, si en otros tiempos arraigada a esas cadenas, ahora las cadenas de la esclavitud del siglo XXI oprimido cada vez mas de pies y manos, no teniendo cabeza sino para dar mayor relevancia a los dioses que gobiernan su voluntad; el poder del dinero, la sensualidad y la obscenidad, la ansiedad de poseer bienes materiales en exceso, la drogadicción y la diosa de la perversidad humana, vivimos una cultura en decadencia, y son los actos humanos que preceden de la voluntad la libre caída en el libertinaje, a pesar advertirse del mal que hace y del bien que desprecia, ninguna de esas maldades debiera ser, porque Dios ha creado al hombre a imagen y semejanza suya para lo bueno, lo sublime, lo excelso, noble y glorioso, a lo trascendente en el tiempo y la eternidad, que culminará en la vida eterna.

A pesar de que Jesús muestra que la vida del mundo es una ilusión, fantasía y falsedad que vivimos en extremo por el descuido malsano del ser humano, ha hecho de él un habito para esquivar la vida de la gracia, los actos del ser humano contradicen la razón por el que fue creado, Para la salvación del alma, cuando la conducta es contraria: perdona.

La vorágine seductora de la vida, lo ha llevado al ojo del huracán, consecuencia de los conflictos, que en su inicio fue un acto indebido que se dejo y creció, agobiando sofoca todo acción al tratar de escapar, pero entre mas se empeña en huir, mas se cierra el circulo y mas lo aprieta, sin encontrar la forma de salir, voltea a todos lados, no hay quien tienda una mano caritativa, no debe sorprendernos el mundo esta construido en el egoísmo y la ingratitud ha perdido la fe y desconoce la misericordia de Jesús.

¡Así obra el mundo egoísta de hoy! Aparece un destello de luz amorosa en el entendimiento del pecador, y le da una idea clara de la necesidad de alma que dice;… ¡Hijo mío aquí estoy!… La voz de Jesús despierta la memoria, la hace discernir y reconocer que todo lo que padece, es la consecuencia de su vida en pecado, se duele de ello, vienen a su mente la enseñanza de Jesús y recapacita lo que aprendió;…”Soy Yo el camino, y la verdad y la vida; nadie va al Padre, sino por Mí”…Ha encontrado la consolación, ahonda en el Señor al que pide, suplica, implora y llora lo que vive, solicita su clemencia misericordiosa.

Dios ve el corazón del pecador, conoce lo pasado, presente y lo que esta por venir en él, ve que después de ayudarlo vendrá su alejamiento, aun así, la indulgencia y comprensión del Señor obra y concede a pesar de saber que no ira a su redil, se alejará, finca esperanza en que de frutos, cuando Jesús ayuda, da mas de lo que se le pidió, es la generosidad y esplendidez de Jesús, pero la malicia de los actos mezquinos y la poca fe del pecador, echan por tierra sus promesas; cuando se ve libre de problemas y superado las adversidades, el demonio se vuelca a recuperar esa alma, que la misericordia de Jesús alerta cuando dijo;…”Entonces (El demonio) se va a tomar consigo otros siete espíritus aun más malos que él; entran y se aposentan allí”…El pecador recupera el tiempo en que perdió potestad, bienes materiales, riqueza, concesiones y utilidades, hace de lado la misericordia de Cristo de donde vino la solución a su problema, introducido en la vida de arrebato, delirio de grandeza y perturbación de su alma, la bondad, caridad, indulgencia y generosidad de Jesús la confirma el Salmo que reza;…”Es Él quien nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos”…Por estos bienes recibidos del Señor, el pecador volvió, no a la vida de la gracia que así debiera haber sido, volvió ansioso a la vida del mundo que siempre ha llevado, abandona su compromiso con el Señor, llegará el momento en que la conciencia obligue dar gracias al Señor y dirá:…el domingo en misa arreglo todo…
Jesús recibe de millones injurias, agravios, ultrajes y escarnios que ponen la divinidad del Hijo de Dios en evidencia, desestiman la obra de salvación por la que Cristo Nuestro Señor vino a padecer en el mundo.

¿Por qué la humanidad olvida y desprecia los beneficios de nuestro Salvador? Son dos sus realidades, la primera es en muy pocos, por decir, casi nadie agradece de corazón; los segundos llenan el inmenso mar del egoísmo.

El hombre realiza actos de gratitud cuando recibe ayuda de la gente del mundo, entonces porque no corresponder a Dios que desde el primer suspiro de vida terrena es recibir de Él bien tras bien, favor tras favor, incansable en buscar la excelencia de sus bienes, espera que hablemos a su corazón deseoso que nos abriguemos en Él, cuando la pena del pecado asedia el alma, y esta busca ser perdonada, perdona tantas veces el pecador se confiese con el Sacerdote, pero la ingratitud humana no responde a su benevolencia, desprecia todo beneficio, prefiere llevar la vida licenciosa sin obligaciones, se mantiene desleal e indiferente al Señor y desagradecido, no pasa por su pensamiento dar gracias a Dios por los bienes recibidos, cree tener derecho de merecerlos, la realidad es que Dios no necesita de nosotros, nosotros necesitamos de Él, para arribar a la gloria eterna.

El Señor dice:... Hijo mío, te libre del mal de tu cuerpo; ¿Porque no deseas el bien para tu alma?… Dios se ha obligado salvar al hombre por medio de su Divino Hijo.


Jesús toma camino a Jerusalén, se acerca el tiempo de la Pascua el último año de su vida pública. En el Señor viaja sin apremio, predica su doctrina y obra milagros, dice el evangelista;…” Siguiendo su camino hacia Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea”…La región de Samaria, repugna al sanedrín, que ha instigado al pueblo en su contra, con calificativos denigrantes.

Jesús enseña como a de ser el amor al prójimo en la parábola del buen samaritano, ayudo al judío agónico herido en el desierto, muestra ser el buen samaritano: misericordioso y caritativo.

Así también se aprende del encuentro de Jesús con la samaritana, dice el evangelio;…”Entonces la samaritana le dijo: (a Jesús) ¿Cómo Tú, judío, me pides de beber a mí que soy samaritana? Porque los judíos no tiene comunicación con los samaritanos”…Ahondando en el conocimiento de este encuentro, Jesús sin pronunciar palabra ilustra con su Cátedra, a convertir nuestro corazón a su corazón.

El dar es una necesidad del corazón divino del Hijo, como lo es también del Padre; por ello Jesús prefiere no a Martha, sino a María (Hermanas de Lázaro) por ser la que sabe recibir la enseñanza de su Maestro.

Ahora bien, la samaritana se sitúa en disposición humilde, reconoce ante Jesús, ser una despreciada, al escucharla, vive Jesús la oración de María su madre;…”Ha mirado la pequeñez de su esclava”… Comprendida la misericordia de Jesús, porque no es Él quien pide, sino quien da.
Vamos conocer la palabra providencial del Señor, dice San Lucas;…” Y al entrar en una aldea, diez hombres leprosos vinieron a su encuentro, los cuales se detuvieron a distancia”… ¿Cuánto tiempo estos hombres estuvieron excluidos y expulsados de la población por su lepra? Solo Jesús lo sabe, pero debió haber sido mucho tiempo, pues tuvieron la oportunidad de convivir sus penas, se alimentan de lo que reciben, platicaron sus preocupaciones, problemas familiares, identificados por su mal, se puede entender que están unidos por la enfermedad que padecen.

Entre sus pláticas conocen lo que sus parientes y amistades les hicieron saber de Jesús, su palabra y doctrina, de las obras prodigiosas y nace en ellos un profundo deseo y ferviente anhelo de que algún día pudiera pasar cerca de donde estaban, para suplicar su benevolencia en sanarlos.

Y se llega ese día, Jesús va rodeado de una multitud, los leprosos están retirados para no contaminar. Entienden, que su hedor nauseabundo, puede ser el motivo por el que Jesús no se acerque.

Repasan cada hecho que sobre Jesús conocen, cada vez se inflama su corazón en ellos, primero curiosidad, luego interés y por último lo que Jesús esperaba: la fe que en la soledad de su corazón se fue acrecentando, de tal forma que sus gritos no eran desesperados, fue la sublime oración que realizan en la cueva donde vivían, de la que dice Teofilacto;…” ¡Que bella imagen de la plegaria en común de cuantos sienten la misma necesidad y a quienes da rubor la santidad de Jesús y propia inmundicia!”…
…”Y levantando la voz, clamaron: Maestro Jesús, ten misericordia de nosotros”…Al nombrar a Jesús su Maestro, la enfermedad de los leprosos se asemeja a las falsas doctrinas, que solo el buen Maestro, Cristo Nuestro Señor puede desaparecer.

La oración que los leproso dirigen a Jesús y por la que son curados, apreciamos humildad, y sinceridad de quienes depositan su fe y confianza en tan gran Señor, que nos favorecerá cuando la lleguemos a realizar en estas condiciones.

Desmenuzando su oración aprendamos de ella; Levantaron su voz, sus palabras se escuchan en medio del silencio, llevada por el viento entre la multitud la oración de estos infelices, Jesús vive el gozo de su oración, deja pasar un tiempo, con el deseo que en la mente de la gente, diera tiempo a razonarla, y reconocer la divinidad con que se le glorifica y la multitud aprendiera de ellos, pero la gente no lo entiende, ven en los leprosos un mal consecuencia de pecado, sin comprender la razón de Jesús.

Los leprosos cohibidos por su mal, se humillan y suplican a viva voz, nada impidió implorar, menos la miseria que sufren, en ello aprendamos, todo ser humano, puede si lo desea, en las condiciones de vida mas desajustada, solicitar al Señor su ayuda; llaman a Jesús por su nombre, significa que aceptan ser Él su salvación.

No queda aquí su fervor que es bastante, por decir, refuerzan su oración;…”Ten misericordia de nosotros”…Han declarado, manifestado y reconocido el poder de quien piden obre en ellos su justicia, reconociendo a Jesús su Maestro, aceptan su dignidad.


Jesús cumpliendo lo que la ley, ya que no estaba todavía abolido el sacerdocio de la ley divina;…” Viéndolos, les dijo: Id mostraos a los sacerdotes.

Y mientras iban quedaron limpios”…La ley mandaba que el curado de la lepra debía presentarse al sacerdote, para hacer este publica declaración de limpieza.

Al momento que Jesús pide vayan a buscarlo, son poseedores de la lepra con todos los males, ellos, por fe en su palabra obedecen en el acto, sin preguntar, si seremos rechazados o tócanos, nada preguntan y van a buscar al sacerdote, en esa situación iban, cuando conforme caminan o corren, la lepra va desapareciendo de sus cuerpos, uno de ellos les debió hacer saber lo que estaba pasando, Jesús ha obrado el milagro de ser limpiados, Por lo tanto, Él es el verdadero sacerdote, debió decirles: vamos con Jesús, es el sacerdote que nos ha curado, sea el impulso de la emoción, la soberbia de estar sin ese padecimiento, en un instante se rompe la unidad entre ellos de mucho tiempo, entonces, el que hablo los dejo, dice el evangelio;…” Uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz”…Tenemos a un hombre invadido de gozo por el milagro, y su curación, viene solo a Jesús en agradecimiento al bien recibido, esto es vuelve al Señor a dar gracias del favor recibido obra de su misericordia;…” Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús dándole gracias, y éste era samaritano”…En este hombre no es impedimento ser de nacionalidad diferente de Israel, ni de religión, ni causa molestia los prejuicios de raza, de su conducta debiéramos aprender, nada es problema para él, volver a Jesús y alabarlo, dice Teofilacto;…”Nada empiece que sea agradable a Dios, cualquiera, aunque venga de prosapia profana o gentil o mala, con tal tenga buen propósito.

Nadie, aunque sea nacido de santos, se ensoberbezca: nueve eran israelitas, y fueron todos ingratos”…Se fueron a sus hogares a ser festejados, uno perdonado, los demás aliviados del cuerpo, no del alma, aprendamos;…”Sabemos que Dios no oye a los pecadores, pero al que es piadoso y hace su voluntad, a ése lo oye”…
Jesús nunca deja de conceder en todas las circunstancias de nuestra vida; bienes, gracias y dones, la inspiración interior que Dios ocasiona en el alma: ilumina y perdona;…” Entonces Jesús dijo: ¿No fueron limpiados los diez? ¿Y los nueve dónde están?”…¿Dónde quedo la gratitud ha Dios? Los nueve representan la humanidad convenenciera que pide, se humilla y recibe, pero en el fondo desprecia, priva en el mundo esta ingratitud, todos se sienten con derecho a recibir y nada corresponder; pero la gratitud de dar al Señor la nada que se posee, ¿Quién lo hace? Para Él es gozo, es humildad y deseo de servirlo.

¿Cuántos beneficios hemos recibido en el orden temporal y espiritual? La balanza se inclina a los segundos, el Señor no deja pasar un minuto sin darlo, así hemos librado el peligro de perder la vida de la gracia, el cuerpo, el alma, reconozcamos su benevolencia;…” ¿No hubo quien volviese a dar gloria a Dios sino este extranjero?”…En los cielos y en las almas justas, se escucha el canto de su alabanza, por los bienes recibidos;…” ¡Alabad al Señor de los Señores, porque su misericordia es para siempre!”…pregunta la conciencia; ¿Agradeces al Señor los bienes recibidos? La respuesta esta en la palabra de Jesús;…”Levántate y vete; tu fe te ha salvado”…
hefelira@yahoo.com.

 

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