Tomás Sánchez, director de combustibles de Profeco, explicó que actualmente la Procuraduría no tiene acceso a ese control volumétrico, el que realmente refleja el movimiento que se hace de las bombas despachadoras.
"Hay un mito sobre la norma 185, el cual dice que ésta determinará fehacientemente quiénes despachan incompletos y quiénes roban, eso es una mentira, la han promovido mal.
La norma 185 fue diseñada para verificarse en laboratorio, no en el campo", señaló el funcionario.
Lo que presume la Procuraduría es que los dispensarios reciben órdenes a distancia a través de ese control volumétrico, el cual debe mandar un reporte a Pemex cada tres o cuatro horas, según Sánchez.
"Ese control lo tiene la gente de la estación de servicio y basta que mueven un botón o dos para que empiecen a despachar perfecto.
La norma 185 no nos sirve para eso. Lo que pretendemos es que podamos verificar ese control volumétrico", subrayó.
Explicó que la norma 185, la cual regula un software que registrara los movimientos de las bombas despachadoras, aporta bitácoras electrónicas de eventos como el cambio de precio, fecha, momento de la calibración o movimiento de alguna parte electrónica del dispensario.
Sin embargo, las lecturas que hace Profeco no determinan si el equipo fue alterado al momento de despachar gasolina.
Veronica Gascón / Agencia Reforma