Ma. Teresa Medina Marroquín

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El código genético y la altura política

miércoles, 2 de septiembre de 2015
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Falta poco más de un año para que el ingeniero Egidio Torre Cantú concluya su mandato constitucional al frente de uno de los estados más importantes del país.
Al respecto, es innegable el movimiento político que personajes de diferentes partidos comienzan a hacer de cara a la sucesión y cuyo fenómeno no es extraño ni siquiera en las más avanzadas democracias del mundo.
Se cree que de ese conjunto de aspirantes haya quienes no ponderen la gran responsabilidad de gobernar a Tamaulipas, lo que tampoco resultaría extraño ya que la búsqueda del poder por el poder no es ninguna novedad.
Lo más grave radicaría en que sus ambiciones se encuentren muy por debajo de la magnitud de los compromisos y desafíos.
Eso tergiversa el genuino significado de vocación política, causante de que varios estados de la república estén al borde del precipicio por la torpeza infinita de quienes los gobiernan, y no sólo por actos de corrupción.
Una clase gobernante que ha crispado la política con escándalos que se ventilan en los medios de comunicación.
Y que según la reflexión renovadora de Los Pinos irán a la cárcel sin tocar baranda.
De hecho ya cunde el pánico en Sonora, Veracruz y Nuevo León donde a sus gobiernos ya se les agotaron sus reservas de argumentos y hasta las posibilidades de impunidad de sus principales cabezas.
Y ya no hablemos de otros “expedientes” y campos minados, porque no habría espacio para describirlos.
El caso de Torre Cantú es diferente.
O lo que es igual, no hay por donde los periodistas “más críticos” obtengan escandaloso material informativo, porque ciertamente su gobierno ha generado cambios profundos y notables, cuya contribución sustantiva no ha sido fácil de lograr.
En ese contexto lo relevante sería que los aspirantes a la Gubernatura, al menos los más destacados, dieran muestras palpables no sólo de saber atenazar las inercias que consideren adversas para el estado, sino de continuar por el camino trazado y de resultados exitosos que el actual gobierno ha establecido.
Para tal efecto no bastaría que la mayoría de los candidateables pertenezcan al mismo partido político, como es el caso (sin desdén de que desde la oposición surgiera un aspirante fuerte), sino que estos se sometieran totalmente al escrutinio público dejando constancia de su estatura política, y ajenos a ese criticadísimo código genético que ha provocado un daño inmenso al país.
No hay duda de que tenemos políticos ampliamente conocidos e incluso destacados, desde Alejandro Etienne Llano, Marco Antonio Bernal Gutiérrez, Ramiro Ramos Salinas, Paloma Guillén Vicente, Enrique Cárdenas del Avellano y otros más que podrían suceder al gobernador Torre Cantú.
Y aunque finalmente la gente decidirá, incluso por un opositor si cubriera los requisitos que demandan los nuevos tiempos, lo importante es que la entidad no vuelva a empezar de cero.
Está claro que quienes no decidan garantizar lo mejor para Tamaulipas, simplemente fracasarán y serán olvidados.
Y eso ocurriría porque ellos mismos habrán soslayado que la prioridad es una sola: La prosperidad de la Casa Común y el consecuente beneficio para toda la población.
PRIMER LUGAR NACIONAL EN SALUD
Y a propósito de aciertos que van a quedar para la historia de la entidad, reconocidos por el Gobierno de la República, uno de ellos es el primer lugar nacional que por tercer año consecutivo logró el Gobierno de Tamaulipas dentro de la estrategia federal “Caminando a la Excelencia”, reflejado en 15 programas de salud.
Los resultados fueron dados a conocer por el secretario de Salud, Norberto Treviño García Manzo, confirmándose la atención médica y tratamientos completos y de calidad a más de un millón y medio de tamaulipecos no afiliados al IMSS e ISSSTE, y en cuyo desarrollo los grandes aliados fueron más de 40 mil integrantes de los comités de salud.
Para darnos una idea de lo que esto significa en materia de políticas públicas, los números son contundentes al haberse atendido a casi la mitad de la población total del estado en programas preventivos y de promoción de la salud contra el cáncer, sida, obesidad, diabetes, riesgos cardiovasculares, algunos casos de lepra, e incluso detección de cólera y control epidemiológico del dengue y el chikungunya, consolidándose una cultura de salud nunca antes vista en Tamaulipas.
¡Feliz miércoles!
tessieprimera@hotmail.com
columnaorbe.wordpress.com

 

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