En la opinión
Pbro Miqueas Cantú Garza
Al percibir, considerar y vivir la época en que nos toca ser testigos; es posible verla en dos perspectivas: como un crepúsculo, o como un amanecer.
La retórica de queja que surge todo el día, merma el optimismo; pero hay para quienes cada día es un nuevo amanecer, pueden ver esperanza y nuevas oportunidades para hacer avanzar su proyecto, aunque el día este nublado.
El libro maravilloso de Montaigne de Stefan Zweig me hizo pensar al encontrar la frase “con tantas cosas que tomar prestadas, me siento feliz”… se requiere a los libros, porque dan la oportunidad de codificar el concepto, asociar y adaptarlo para un nuevo fin.
¿No es maravillosa esta actitud? El entusiasmo siempre está asociado con el entendimiento. El entendimiento es potencia del alma; el entusiasmo se nutre de pasión, exaltación admiración.
El entusiasmo se define: Exaltación de ánimo, exalta con positiva o emocional provocada por un sentimental de admiración.
El entusiasmo acompaña experiencia obtenida la entrega al lograr un objetivo y el éxito alcanzado.
Jesucristo es el Señor del entusiasmo; él inspira el autoestima: “mirad las aves del cielo, que no siembra, ni ciegan, ni recogen en el granero; y vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No valéis vosotros mucho más que ellas? El entusiasmo es parte del estilo diario que debe trasmitirse. El entusiasmo es parte del desarrollo sustentable de la personalidad.
El ensayista francés Michel Eyquem de Montaigne escribió en sabiduría: el valor de la vida no se encuentra en la cantidad de días, sino en el uso que le damos a cada amanecer.
Alvin Toffler dijo: “Debes pensar en “cosas grandes” mientras haces cosas pequeñas, para que las cosas pequeñas vayan en la dirección correcta ”… Recuerda, el entusiasmo ve lo que otros no ven… hoy puede ser un nuevo amanece.