Héctor Miguel Chávez

Noticiero...

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H. MATAMOROS, Tam.- ¿Sabe usted quiénes son los senadores por Tamaulipas?. ¿Sabe usted dónde tienen su Oficina de Gestoría los senadores?; ¿desde cuándo no los ve usted?
¿Sabe usted cómo se llaman los diputados federales que acaban de dejar el cargo?; ¿se volvió a entrevistar con ellos alguna vez?; ¿fueron a su casa a darle las gracias por haberlos elegido diputados e informarle que su petición fue atendida?
Cuando los candidatos a diputados y senadores andan en campaña recorren colonias y ejidos, fábricas y escuelas, centros de diversión y grupos de la sociedad civil.
A todos les demandan su voto y dicen que los van a escuchar o que quieren trabajar para ellos.
Y los ciudadanos que no conocen muy a fondo qué hace un diputado y qué hace un senador le piden que actúe como gestor, y por supuesto que los legisladores prometen atender sus peticiones y ser un eficaz intermediario para gestionar la solución a sus problemas tales como infraestructura en las colonias, servicios de salud, demandas de Infonavit, tarifas de servicios públicos, etc., etc.
Pero tan luego como son electos y recogen su constancia de mayoría se desplazan a la Ciudad de México a tomar posesión de su curul y como dice la voz popular, “ojos que te vieron ir, no te volverán a ver”.
Y después, a la siguiente elección, si alguno de estos legisladores tiene aspiraciones a un cargo, empieza por hacer eventos entre amigos que se llaman informes legislativos.
Rinde un informe de lo que pasó en la Cámara diciendo que él lo hizo o él participó en eso porque su tarea es legislar y eso lo subrayan en sus informes legislativos.
En esos informes, se olvidan de su compromiso como gestores y nunca jamás informan sobre los resultados de sus gestiones.

Hay unos muy vivos que dan algunas cifras de que le ayudaron a algunas personas a comprar un boleto de autobús, o que les ayudaron con alguna receta, pero no informan en concreto de las gestiones que le pidió la gente.

Y así, campaña tras campaña, sexenio tras sexenio, trienio tras trienio, candidato tras candidato, las peticiones se van archivando en el cesto de la basura.
En las reuniones de amigos en la que se informa no se invita a los electores.

Es solamente con sus cuates más cercanos que se encargan de aplaudirles y animarlos de que ya tienen méritos suficientes y tienen derecho a seguir en el presupuesto y en la fuente de los negocios, ya sea a nivel estatal o municipal.
Todo esto ha sido uno de los grandes ingredientes que ha contribuido al hartazgo de la sociedad cansada de la simulación y las mentiras.

Y entonces los partidos tienen abundantes cosechas de desconfianza.

EVALUACIÓN DE GESTIONES

Todo lo anterior viene a colación porque ahora se aproxima la elección de presidentes municipales y es donde la sociedad saca a relucir sus viejas peticiones con la ilusión de que ahora si se las cumplan.
Pero como no hay un sistema de evaluación, es muy difícil, primero conocer con precisión cuántas y cuáles fueron las peticiones de los grupos ciudadanos, y cuántas y cuáles se han cumplido, y cuántas y cuáles son las que se han estado reiterando año tras año.

UNA VOZ EN EL DESIERTO

En los años 70´s hubo un personaje llamado Dr. Francisco Galván Malo que ocupó la presidencia de la Asociación Agrícola de Matamoros.
Fue un líder con visión extraordinaria que presentó un proyecto para que la agricultura se declarara una actividad de interés nacional que recibiera un trato prioritario de los gobiernos federal, estatal y municipal para garantizar la producción agrícola y los alimentos para el país.

Advertía que de no ser así el campo iba a tener problemas de producción y que en breve plazo la nación dependería de la importación de alimentos.

Ese era un riesgo latente ya en los años de 1970.
El Dr. Galván Malo hizo la propuesta ante candidatos presidenciales, senadores, diputados, gobernadores y alcaldes y todos le decían “si doctor, gracias.

Vamos a atender este asunto, es muy importante”.
Pero pasaron los años y el doctor insistía siempre con mucha constancia. Venció la frustración, lamentaba los oídos sordos de los funcionarios y advertía: si no se toman medidas ahorita vamos a tener problemas graves en el futuro.

El campo vive bajo constante amenaza.
Y vinieron los años de la desgracia, se hicieron programas de ayuda, ahora se retiran esos programas de ayuda y la nación importa gran cantidad de los alimentos, cumpliéndose la advertencia del doctor Galván Malo.
Fue una voz en el desierto, ejemplo de constancia y ejemplo de la sordera de algunos políticos.

De todo esto nos puede platica el magnífico especialista en asuntos agrícolas y recién galardonado Rafael “Felo” Leal de León, que recién recibió un reconocimiento de los representantes de los 77 ejidos del municipio de Matamoros que es tema para otra columna.