Aunque las 12 reformas estructurales que se aprobaron al inicio del sexenio dieron un renovado rumbo al país, el entorno económico internacional se complicó económica y geopolíticamente “con creciente inestabilidad, debilidad en el crecimiento y fenómenos como la caída de los precios del petróleo”, dijo en su mensaje semanal La Voz del CCE.
Se presentaron también sucesos lamentables en materia de violencia e inseguridad desde fines de 2014, que conforman los “grandes pendientes de la segunda mitad del sexenio”.
Ante los retos, es importante que no nos distraiga la carrera política rumbo a las elecciones presidenciales, sino que debiéramos centrarnos en lograr que rija a plenitud el Estado de derecho, la gobernabilidad democrática que tenga instituciones sólidas y representativas.
Dentro de los aspectos positivos de los tres primeros años del sexenio está el crecimiento anual promedio de 2%, mucho mayor a los dos sexenio anteriores; hay baja inflación y la generación de empleos formales casi llega a 1.9 millones en los tres años; sin embargo debieran crearse 1 millón al año y hace falta mayor calidad de los trabajos.