Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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¡“Aguas” con los “pajaritos”!

miércoles, 20 de enero de 2016
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Hará cosa de 15 días, mientras manejaba, escuché en la radio la reproducción de una comunicación telefónica que le interceptaron al candidato panista a la gubernatura de Colima, José Luis Preciado, donde hablaba con una presunta amante embarazada a la que instruía para que abortara.


La conductora del noticiero vespertino hizo un análisis del contenido de aquella amorosa pero comprometedora charla del panista. Desde luego un punto a analizar fue el de la consecuencia que tendría políticamente aquel audio para el abanderado blanquiazul, que, por cierto, terminó perdiendo la elección.


Lo que nunca cuestionó la periodista fue el quién y cómo se obtuvo esa grabación de Preciado. Aunque obviamente la conversación se grabó clandestinamente, para fines mediáticos y golpeadores aquello era lo de menos.

No importaba.
También, más recientemente, se dieron a conocer conversaciones por mensaje que sostuvo Joaquín, “El Chapo” Guzmán Loera, con su abogado y la actriz Kate del Castillo.

Todos nos hemos divertido y entretenido con el contenido del intercambio de textos entre el “capo” y la bella actriz, pero nadie nos hemos cuestionado los quiénes, y cómo, lograron esa intercepción telefónica.


Usted me dirá seguramente que en el caso de “El Chapo” y Kate la autoridad estuvo justificada para interceptar el coqueteo del narco con la protagonista de “La Reyna del Sur”.

Y sí, estoy de acuerdo, pero a medias.
¿La razón? Es verdad que la ley faculta al Gobierno a intervenir los teléfonos en ciertos delitos y bajo determinados requisitos, pero queda claro que siempre será una tentación para la autoridad el uso de esa facultad aún cuando no sea para investigación delictiva.


Un referente de esa tentación o debilidad institucional para usar el papel de espía para fines que no son meramente de investigación de un delito, lo constituye el caso del panista Preciado.

No hay evidencia de que haya sido el Gobierno el autor de la grabación pero todo apunta hacia allá.
Y eso es lo que me preocupa. Por eso le traje a tema primero esos dos casos de espionaje telefónico con los que muchos nos divertimos y nos entretuvimos.


Es obvio que no somos tan importantes como Preciado o “El Chapo”, pero ya sabemos que muchos servidores públicos gustan, hasta por simple entretenimiento, “colgar sus pajaritos “ en los teléfonos ajenos, o lo que es lo mismo, meter las narices donde no los llaman, lo cual nos debería preocupar.


Por supuesto que quienes deberían preocuparse más por el tema son los candidatos que competirán en la elección local. Tendrán que ser muy cuidadosos con lo que hacen y dicen en la intimidad si no quieren verse en el espejo de Preciado.


Nada más como dato adicional déjeme y le digo que aquí en “casa” tenemos nuestro propio experto en esas taréas de espionaje : un gordito simpático con nombramiento de Policía Ministerial, identificado como Arturo Pedroza Aguirre, que sobrevive en la nómina oficial con un perfil bajo.

Están advertidos: ¡“aguas” con los “pajaritos”!.

ASI ANDAN LAS COSAS.

 

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