Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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El príncipe de Liechtenstein

domingo, 7 de febrero de 2016
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Hay un libro que vale la pena leer, ahora que los medios, sus articulistas y comentaristas, han introducido al lenguaje común términos que durante mucho tiempo permanecieron al margen de toda comprensión popular, por ejemplo el de Estado.

Escuchamos o leemos con frecuencia “que al Estado mexicano le compete esto o que debe hacer lo otro”. Sin, en algunos casos, comprender lo que en la vida de una nación corresponde al Estado.
Este libro del que hoy, amigo lector, pretendo comentarle algo respecto al concepto básico de Estado, fue escrito por el Príncipe de Liechtenstein Hans-Adam y publicado en 2011 por la editorial Planeta, en él se refiere, entre otras cosas, al origen del Estado y se propone además, un modelo de Estado para el futuro o para el presente milenio.

Propuesta ésta que da origen a su título comercial: El Estado en el Tercer Milenio.
En principio, es de apreciarse que un miembro de la monarquía europea escriba de manera imparcial y en un tono tan objetivo, comprensible y elemental, sobre los componentes primigenios del poder, desde las remotas épocas de las sociedades que subsistían de la caza y la recolección, hasta la modernidad.

Pasando por la sociedades agraria, industrial y de servicios.
En tal recorrido descriptivo, el Príncipe, describe de forma fácil y sumamente comprensible, el concepto de Estado: “Una superficie geográfica determinada por fronteras o límites convencionalmente definidos, y una población que acepta de manera voluntaria u obligada, una autoridad central que establece reglas y normas a obedecer en el largo plazo.”
De tal conceptualización deriva la diferencia entre Estado y gobierno, quedando para el primero la noción de conjunto y para el segundo, la de autoridad, quien a su vez conjuga la norma o reglas a seguir, quién las elabora, quién las hace cumplir y quién sanciona su incumplimiento.

Conceptualiza en capítulos subsecuentes, también, los términos de monarquía, oligarquía y democracia y su naturaleza histórica y antropológica.
Refiere el Príncipe y autor en comento, que el término de monarquía no representa tan solo la forma en que se accede al poder, bien de manera hereditaria o electiva, que las ha habido también, sino que significa más la concentración del poder en una persona, lo que constituye un régimen de gobierno absolutista.

En cuanto a la noción de oligarquía, la describe como el dominio de unos cuantos, a la postre y por rubor social, denominados aristócratas.


Por último queda la descripción del término democracia, cuyo significado aceptado es el poder del pueblo, y aclara el autor a la vez, que desde la antigüedad hasta la Revolución americana del siglo XVIII, se consideraba que ésta tan solo era viable en comunidades pequeñas, en las que el pueblo podía reunirse y deliberar sobre asuntos importantes de los que podía cambiar de opinión con relativa frecuencia, lo que por consecuencia conducía a la anarquía.
Llama la atención en todo esto, amigo lector, una de las conclusiones que este libro aloja en sus capítulos finales, en los que refiere que durante largo tiempo se ha considerado que la monarquía es sustituida por el poder de la oligarquía, ésta por la democracia, para finalmente caer en la anarquía, y para salvar la subsistencia del Estado, se reclama la presencia de un monarca, con lo que se repite el círculo nuevamente.

A consecuencia de tal deformación del poder fue que se crearon las constituciones de gobiernos mixtos, en los que se combinan elementos monárquicos, oligárquicos y democráticos, fórmula capaz de dar en el tiempo, normalidad y seguridad al Estado.
La propuesta final es la construcción de un Estado global, capaz de administrar las diferencias y radicalismos que se manifiestan en el contexto democrático, sin llegar a la violencia y los posicionamientos anárquico-nacionalistas.

Tal vez -y esto no lo dice el Príncipe de Liechtenstein, autor de este interesante y muy oportuno libro, mas se puede intuir por la narrativa total del texto-, la idea general podría girar en la construcción o reconversión de un organismo multinacional, como la ONU, para convertirlo en un Estado global con capacidad para imponer normas y disciplinas trasnacionales.
Sin duda, mi estimado lector, se trata de un libro cuya lectura es muy recomendable no tan solo por su sencillez y rápida comprensión temática, también y fundamentalmente, por los tiempos de transformación política, social y económica que México y el mundo cursan en la actualidad.
GRACIAS POR SU TIEMPO.



¿Sabía Usted?
SUPER BOWL


Mr. Kuinkelly
El evento de la final de la NFL (National Football League) o bien, de la Liga Nacional de Futbol Americano, llamado Super Bowl, es la segunda justa deportiva más vista en todo el mundo, detrás de la Copa del Mundo.

Es, sin duda, el partido más esperado por los aficionados, principalmente norteamericanos, donde incluso el día que se celebra se considera “de facto”, de fiesta nacional.


Este domingo se disputará la edición 50, entre los Broncos de Denver y las Panteras de Carolina, equipos que buscarán cubrirse de fama con el trofeo Vince Lombardi, como se denomina el premio.

Para resaltarla, esta edición del medio siglo se representa con números arábigos, en lugar de romanos. La sede de la final se decide con tres años de antelación, y hasta el momento, ningún equipo la ha disputado en su propio estadio; ahora se llevará a cabo en San Francisco, California.
El espectáculo del medio tiempo del partido es el espacio publicitario más caro en la TV norteamericana.

Comparativamente, en la primera edición sólo se presentaron las bandas de las universidades de Arizona y Michigan y el evento fue cubierto por 11 cámaras; este año, el intermedio será amenizado por la banda Coldplay y televisado por la CBS, que innovará un sistema de repetición con perspectiva de 360° y la mejor resolución que se haya conocido.


En Estados Unidos, cada año la audiencia aproximada de la retransmisión televisiva del partido es de 120 millones de personas y durante la transmisión, se consumen 3 millones 600 mil kg de guacamole y 14 mil toneladas de frituras, siendo superado en consumo de comida y bebida, sólo por el Día de Acción de Gracias.
¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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