Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

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“Sóplele aquí”.

martes, 9 de febrero de 2016
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Si no lo vivo no lo habría creído. De seguro pensaría que era una invención fantasiosa de las que abundan en las redes sociales.

Pero no. Es real: los oficiales de Tránsito en Ciudad Victoria utilizan la palma de la mano ¡como alcoholímetro”.
Y le insisto: si no lo hubiera vivido no lo habría creído.
Le cuento: la madrugada de éste sábado reciente, regresaba a mi domicilio luego de visitar a un amigo enfermo, internado en el hospital.

Manejaba tranquilo y despacio. Para “matar” el tiempo llevaba la radio encendida.
De pronto, al llegar al crucero del eje vial con la Calzada “Luis Caballero”, de la nada, entre la oscuridad del sector, se me apareció un oficial vestido de negro, que me hacía señas de alto con una diminuta lamparita que apenas si arrojaba un rayo de luz.
“ ¿Ingirió usted bebidas alcohólicas?” me preguntó el agente tan pronto y le bajé el vidrio a la ventanilla de mi camioneta.
“No oficial.

Vengo de un hospital” le respondí en automático.
No me creyó. Al menos eso inferí porque me ordenó descender del vehículo para hacer una revisión.

Buscaba bebidas alcohólicas. Como no las halló, regresó conmigo para hacer la prueba del alcoholímetro.
“Sóplele aquí, con fuerza” me instruyó , al tiempo que colocaba la palma de su mano izquierda sobre mi cara.

Más por curiosidad que por otra cosa obedecí. Luego, se llevó su mano a las fosas nasales, para olfatearlas.
¡Vaya sorpresa! Incrédulo , no pude evitar preguntarle: “¿Y eso para qué?
“Aquí me doy cuenta si anda ebrio” contestó con naturalidad, para luego añadir: “Puede irse.

Todo está bien”.
No pude evitar reír. Me resulta increíble que la policía de vialidad recurra a esos medios para identificar a los conductores alcoholizados.
Es inconcebible que cuando el discurso oficial tanto habla de profesionalización y equipamiento de las corporaciones de seguridad pública, haya algunas como la dirección de Tránsito de Ciudad Victoria, donde los agentes tengan que recurrir al “mano alcoholímetro” para realizar su tarea.
En verdad se lo digo: esa escena que se repite en los operativos es de caricatura.

Seríamos tendencia nacional si grabamos a un oficial practicando esa rustiquísima prueba de alcoholemia y la difundimos en las redes sociales.
Ahora entiendo porque el Tribunal de Justicia Administrativa Municipal ha invalidado todas las multas de Tránsito que han sido impugnadas ante esa instancia.
Si las sanciones se aplican usando como medida el “sóplele aquí”, es lógico y natural que ninguna prospere.

Ninguna sanción aplicada bajo ese método tendrá la mínima posibilidad de prosperar. A menos, claro está, que el ciudadano multado no la impugne.
¡Que risa la verdad!, pero también que pena con quienes nos visitan.

EL RESTO.

“Yo ganaría la alcaldía de Altamira tres a uno.

Es más, si no lo logro con ese margen renuncio al partido” dice el diputado del PRI con licencia, Carlos González Toral.
El muchacho anda desesperado por amarrar la candidatura del PRI para la Presidencia Municipal de Altamira.

No es tarea fácil porque, al igual que en Victoria, Tampico y Reynosa, son muchos los que aspiran por la silla presidencial.

ASI ANDAN LAS COSAS.

roger_rogelio@hotmail.com

 

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