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Asentamientos humanos en la pobreza extrema

Cerca de 100 familias habitan en terrenos sin agua, ni drenaje, mucho menos energía eléctrica y las casas son edificadas con madera de reciclaje que rechazan las maquiladoras
jueves, 11 de febrero de 2016
Por: Guadalupe Maciel
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Por lo menos cien familias se encuentran viviendo en la miseria en un asentamiento irregular, donde carecen de los servicios públicos, ésto al sur de la ciudad y en donde habitan en casas edificadas con madera que fue conseguida en las empresas que reciclan tarimas o cajas de madera de las maquiladoras que exportan sus productos a los Estados Unidos.

La colonia irregular que denominaron 2 de Agosto y que colinda con la Ampliación El Porvenir, fue invadida por cientos de personas que buscaban obtener un terreno para edificar su domicilio.

Sin embargo, poco a poco se han ido retirando, pues a decir de la señora María del Refugio Palma, muchos de los que llegaron allí son vivales que buscaban no tener un hogar, sino que era apropiarse de hasta diez terrenos para posteriormente venderlos y así allegarse dinero fácil con terrenos que no eran de su propiedad.

“Aquí quedamos solamente 100 familias aproximadamente, somos los que tenemos necesidad y vivimos en casitas de madera reciclada, algunas sin techos, padeciendo frío e inundaciones cuando llueve, además del azote de las plagas, pero no nos vamos a marchar porque este es nuestro hogar”, ésto lo afirmó la señora Palma.

Mientras tanto la señora Luciana Domínguez Mateos, de 74 años de edad, habita sola en una pequeña casa de tres por cuatro metros, duerme en una cama con base de triplay y unas cobijas como colchón, colocada sobre cuatro botes de plástico de 19 litros, la acompaña una mesita de apenas medio metro de largo y medio de ancho, otra un poco más grade en donde pone los pocos trastes que utiliza para ingerir sus alimentos.

Utiliza para realizar sus alimentos un baño de lámina con tierra, le colocó ladrillos con zoquete e hizo una pequeña hornilla en donde cocina sus alimentos con tablas o leña.

La mujer, con lento caminar y padeciendo las bajas temperaturas que se dejan sentir en el lugar, tras estar prácticamente en despoblado y con la casa desprotegida, con su café en la mano que se hizo en la olla, le da un sorbo, posteriormente se lleva a la boca una pieza de pan dulce y lentamente lo saborea y dice al reportero; “a pesar de la pobreza en que vivo estoy feliz porque a mis años, tengo fuerzas para continuar luchando por este hogar que estoy construyendo”.

Cabe destacar que los terrenos en donde está el asentamientos irregular, aún no se puede concretar quienes son los dueños originales y por lo tanto no se ha fijado una postura seria por parte del Gobierno de Tamaulipas para llevar a cabo una regularización que le de certidumbre a las familias invasoras.

 

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