Héctor Miguel Chávez

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Convocatoria de “echarle ganas”::: Dios le echa ganas desde el cielo::: Vivir en familia no siempre es fácil::: No hay familia perfecta::: Está bien que de vez en cuando haya pleitos, aunque intervenga la suegra:
jueves, 18 de febrero de 2016
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:: Siempre hay que perdonar::: Hay que hace la paz

hectormiguelchavez@gmail.com

H. MATAMOROS, Tam.- Esta es la segunda y última parte del estupendo discurso pronunciado por el Papa Francisco dedicado a la familia.

Por considerarlo de interés general y por lo valioso de sus conceptos, que han producido un gran impacto en la familia, me permito compartirlo con usted.

Dice así:
En Jesús y con Jesús ese reino es posible. Él es capaz de transformar nuestras miradas, nuestras actitudes, nuestros sentimientos muchas veces aguados en vino de fiesta superficial.

Él es capaz de sanar nuestros corazones e invitarnos una y otra vez, setenta veces siete, a volver a empezar. Él es capaz de hacer siempre todas las cosas nuevas.
Manuel, vos me pediste, que rezara por muchos adolescentes que están desanimados y andan por malos pasos.

¿Lo sabemos no? Muchos adolescentes sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Y, como bien dijiste, Manuel, muchas veces esa actitud nace porque se sienten solos, porque no tienen con quién hablar.

Piénselo padres, piensen las madres, hablen con sus hijos y sus hijas o están siempre ocupados o apurados. Juegan con sus hijos y sus hijas? Y eso me recordó el testimonio que nos regaló Beatriz.

Beatriz, vos dijiste: «La lucha siempre ha sido difícil por la precariedad y la soledad».
Cuántas veces te sentiste señalada, juzgada, esa.

Pensemos en toda la gente, todas las mujeres, que pasan por lo que pasó Beatriz. La precariedad, la escasez, el no tener muchas veces lo mínimo nos puede desesperar, nos puede hacer sentir una angustia fuerte ya que no sabemos cómo hacer para seguir adelante y más cuando tenemos hijos a cargo.
La precariedad no sólo amenaza el estómago (y eso es ya decir mucho eh), sino que puede amenazar el alma, nos puede desmotivar, sacar fuerza y tentar con caminos o alternativas de aparente solución, pero que al final no solucionan nada.

Y vos fuiste valiente Beatriz, gracias. Existe una precariedad que puede ser muy peligrosa, que se nos puede ir colando sin darnos cuenta, es la precariedad que nace de la soledad y el aislamiento.

Y el aislamiento siempre es un mal consejero.
Manuel y Beatriz usaron sin darse cuenta la misma expresión, ambos nos muestran cómo muchas veces la mayor tentación a la que nos enfrentamos es «cortarnos solos» y lejos de «echarle ganas»; esa actitud es como una polilla que nos corroyendo el alma, nos va secando el alma.
La forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja vulnerables a tantas aparentes soluciones, como las que Beatriz mencionaba, se tiene que dar a diversos niveles.

Una, es por medio de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo digno.
Por otro lado, como bien lo resaltaba el testimonio de Humberto y Claudia cuando nos decían que buscaban la manera de transmitir el amor de Dios que habían experimentado en el servicio y en la entrega a los demás.

Leyes y compromiso personal son un buen binomio para romper la espiral de la precariedad.
Ustedes se animaron, ustedes rezan, y ustedes van con Jesús, y ustedes están integrados en la vida de la Iglesia.

Usaron una linda expresión: comulgamos con el hermano débil, el enfermo, el necesitado, el preso. Gracias, gracias. Hoy en día vemos y vivimos por distintos frentes cómo la familia está siendo debilitada, cómo está siendo cuestionada.

Cómo se cree que es un modelo que ya pasó y que ya no tiene espacio en nuestra sociedad y que bajo la pretensión de modernidad, propician cada vez más un modelo basado en el aislamiento.
Y se van inoculando en nuestras sociedades, se dicen sociedades libres, democráticas, soberanas, se van inoculando colonizaciones ideológicas que las destruyen y terminamos siendo colonias de ideologías destructoras de la familia, del núcleo de la familia que es la base de toda sana sociedad.
Es cierto, vivir en familia no es siempre es fácil, muchas veces es doloroso y fatigoso, pero creo que se puede aplicar a la familia lo que más de una vez he referido a la Iglesia: prefiero una familia herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el encierro o la comodidad del miedo a amar.
Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar, a una familia y sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el confort.

Cuántos chicos tenés? No no tenemos porque claro nos gusta salir de vacaciones, ir al turismo, quiero comprarme una quinta, el lujo y el confort y los hijos quedan y cuando quisiste tener uno ya se te pasó la hora.

¡Qué daño que hace eso! Prefiero una familia con rostro cansado por la entrega a familia con rostros maquillados que no han sabido de ternura y compasión.
Prefiero un hombre y una mujer don Aniceto y señora con el rostro arrugado por las luchas de todos los días que después de más de 50 años se siguen queriendo y ahí los tenemos y el hijo aprendió la lección, ya lleva 25 de casado.

Esas son las familias, Cuando le pregunté recién a Don Aniceto y señora quién tuvo más paciencia en estos más de 50 años, los dos padre.
Porque en la familia para llegar a lo que ellos llegaron hay que tener paciencia, amor, hay que saber perdonarse padre una familia perfecta nunca discute.

Mentira, es conveniente que de vez en cuando discutan y que vuele algún plato, está bien. No le tengan miedo. El único consejo es que no terminen el día sin hacer las paces porque si terminan el día en guerra van a amanecer ya en guerra fría y la guerra fría es muy peligrosa en la familia porque va socavando desde abajo.

las arrugas de la fidelidad conyugal. Gracias por el testimonio de quererse por más de 50 años, muchas gracias.
Y hablando de arrugas para cambiar un poco el tema, recuerdo el testimonio de una gran actriz, actriz de cine, latinoamericana.

Cuando ya casi sesentona comenzaba a mostrarse las arrugas de la cara y le aconsejaron una arreglito para poder seguir trabajando bien. Su respuesta fue muy clara: estas arrugas me costaron mucho trabajo, mucho esfuerzo, muchos dolor y una vida plena.

Ni soñando las quiero tocar, son las huellas de mi historia y siguió siendo una gran actriz. En el matrimonio pasa lo mismo. La vida matrimonial tienen que renovarse todos los días.

Como dije antes prefiero familias arrugadas con heridas, con cicatrices pero que siguen andando, porque esas heridas. esas cicatrices, esas arrugas son fruto de la fidelidad, de un amor que no siempre fue fácil.
El amor no es fácil, no, pero es lo más lindo que un hombre y una mujer se pueden dar entre sí, el verdadero amor, para toda la vida.

Me han pedido que rezara por ustedes y quiero empezar a hacerlo ahora mismo, con ustedes. Ustedes queridos mexicanos tienen un plus, corren con ventaja. Tienen a la Madre: la Guadalupana quiso visitar estas tierras y esto nos da la certeza de tener su intercesión para que este sueño llamado familia no se pierda por la precariedad y la soledad.

Ella es Madre y está siempre dispuesta a defender nuestras familias, a defender nuestro futuro; está siempre dispuesta a «echarle ganas» dándonos a su Hijo.

Por eso, los invito como están, sin moverse mucho a tomarse de las manos y decir junto a Ella: Dios te salve María…Y no nos olvidemos de San José, calladito, trabajador pero siempre al frente, siempre cuidando la familia.

Gracias. Que Dios los bendiga y recen por mí.
Y ahora los quiero invitar en este marco de fiesta familiar, a que los matrimonios aquí presentes en silencio renueven sus promesas matrimoniales y los que están de novios pidan la gracia de una familia fiel y llena de amor. En silencio, renovar sus promesas matrimoniales y los que están de novios pedir la gracia de una familia fiel y llena de amor.

 

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