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Las sensuales caricias

¿Es posible tocarse otra vez aunque haya crecido “un frío Atlántico en medio” de dos personas que se aman?
miércoles, 27 de abril de 2016
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Cuando la relación se ha enfriado, el mejor camino para devolverle el calor es retomar, poco a poco, el contacto con la piel del otro mediante toques y caricias, según señalan los sexólogos.

Además de ser el órgano más extenso del cuerpo, la piel también puede ser considerada el órgano sexual por excelencia, ya que si bien la vista es importante, el sexo comienza en la epidermis.

Acariciar es clave más aún cuando se está intentando revivir el deseo y no son recomendables las prisas o el ir directamente a los órganos genitales o al coito.

No hay que precipitar la llegada, sino demorarse por los senderos del camino, acariciando lentamente, señalan los expertos.

Cuando una relación empieza, se hacen “manitas” en cualquier lugar, mucho antes de llegar a la cama. Para revivir el deseo hay que volver a hacerlo, porque tocarse la manos calienta lo que estaba frío.

Los autores del libro ‘Tócame otras vez’ consideran que el sexo es una forma de relacionarse y que “la caricia es una señal de que tomamos en consideración al otro y que, ni tenemos prisa, y le dedicaremos tiempo.

Para recuperar la pasión es importante ser suave e ir poco a poco”.

Cuando el deseo se ha ido apagando o anestesiando con el tiempo, uno ha podido convertirse para el otro en una persona que despierta reacciones negativas.

Incluso puede que el sexo haya llegado a producir rechazo y miedo.

"Para despertar la sexualidad dormida, además de ‘tocar otra vez’ con las caricias, con las palabras, con el silencio, es importante que los amantes se den permiso para probar y explorarse sin apresurar el viaje buscando lentamente sin ansia, para escuchar la respuesta a las caricias y probar el placer de todos los sentidos, para abandonarse, inventar, jugar y tomar con sentido del humor los intentos fallidos”, recomiendan estos psicólogos.

Los integrantes de la pareja también deben darse permiso “para cultivar otras áreas que van más allá de la relación sexual y que forman parte de la comunicación con el otro, como compartir confidencias íntimas, aficiones, proyectos”, destacan.

 

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