Rogelio Rodríguez Mendoza

Confidencial

Focos rojos

A 21 días del cinco de junio, la fecha en que los tamaulipecos elegiremos Gobernador, Ayuntamientos y Diputados, las condiciones en el contexto electoral de Tamaulipas han encendido, desde ahora, los “focos rojos” ante el presagio de que la violencia pueda desatarse ese día y consecuentemente inhibir la asistencia de los electores a las urnas.
La imparable inseguridad pública en algunas de las principales ciudades del Estado, incluyendo Victoria; la presunta intromisión del crimen organizado en varios municipios para inducir el voto a favor de algún partido político de su simpatía o conveniencia, y la cada vez más cerrada competencia entre PRI y PAN, son factores que en conjunto podrían detonar situaciones que pongan en riesgo al electorado.
Frente a ese panorama, queda clara la urgencia de que el Gobierno en sus tres órdenes, el federal, estatal y municipal, trabajen con suficiente anticipación en el diseño de una estrategia que garantice la seguridad de quienes ese cinco de junio habrán de decidir con su voto el futuro político de Tamaulipas.
Pero no debe ser cualquier estrategia porque la del cinco de junio no será cualquier elección.

Es innegable que por primera vez Tamaulipas vivirá una competencia auténtica, porque a diferencia de las precedentes resulta imposible en estos momentos anticipar a quien beneficiara el voto ciudadano el cinco de junio.
Bajo esa situación, le insisto, es mucho el riesgo de que la violencia desborde los ánimos.
Por ello, el gobierno deberá trabajar en una planeación que incluya el despliegue de fuerzas policiales hasta en el municipio más pequeño.
Es cierto, la implementación de un operativo policial el día de la jornada electoral es algo rutinario en cada proceso y pareciera ocioso traerlo a comentario, pero lo hacemos porque las condiciones imperantes exigen que esta vez sea un operativo con planeación milimétrica.

No debe ser cualquier operativo rutinario porque de ello podría depender evitar un estallido de violencia que derive en hechos lamentables.
Por otra parte, la estrategia debe contener además un llamado a los partidos políticos y a todos los actores electorales a que, desde su posición, hagan lo necesario para evitar que la violencia se desborde.
Cada partido debe asumir su responsabilidad para influir en el ánimo de sus militantes, convenciéndolos de que la violencia nunca será el camino para ganar una elección.
Ojalá y que cada uno de quienes contenderán por un cargo de elección popular, se convenzan a su vez de permitir que sean los electores los que decidan con su voto a quien quiere como Gobernador, Alcaldes y Diputados.
Esperemos que no los rebase la frustración y vayan a querer ganar con violencia lo que no pudieron ganar en las urnas.

Crucemos los dedos para que así sea.

ASÍ ANDAN LAS COSAS.

roger_rogelio@hotmail.com