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Este estudio, hecho en la Universidad de Waterloo, descubrió que en la prehistoria, los humanos favorecían la monogamia gracias a la transmisión de enfermedades sexuales y la presión social.
Para esta investigación, los científicos usaron técnicas de modelaje a través de computadoras para simular la evolución de diferentes conductas humanas de reproducción basadas en demografías y transmisión de enfermedades.
Descubrieron que, como cazadores empezaron a establecerse en un solo lugar y vivir en grupos más grandes. A partir de ahí, ETS como la gonorrea, sífilis y clamidia empezaron a propagarse: el precio de la civilización.
Cuando las ETS infiltraron a la población, los números de fertilidad bajaron entre hombres que tenían múltiples parejas sexuales.
Desafortunadamente no había medicamento ni preservativos en ese entonces, así que el problema creció. Dado que la reproducción era el objetivo de la civilización, se lucieron que imponer reglas y cambiar las conductas de reproducción.
Aquellos grupos que practicaban la monogamia terminaban siendo más grandes que aquellos que no lo hacían. Y desde épocas prehistóricas los números han tenido gran poder, así que… desde ahí empezaron.
En conclusión, detrás de cada matrimonio se esconde un gran miedo hacia el contagio de una ETS. Ah sí… y un poco de amor también.