Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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Maneras de ejercer el poder

domingo, 22 de mayo de 2016
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En varias ocasiones y en este mismo espacio hemos platicado con usted, amigo lector, el tema de los sistemas políticos, parlamentarios y presidencialistas; incluso hemos hecho menciones acerca de reflexiones expresadas por algunos de los teóricos de la ciencia política, como Felipe Tena Ramírez, Jesús Reyes Heroles, José López Portillo, Porfirio Muñoz Ledo y Juan Linz, todos politólogos y académicos.
Hoy se presenta nuevamente la ocasión para retomar el tema e insistir sobre las diferencias, ventajas y desventajas de estos dos regímenes políticos -menos usual el primero que el segundo-, en los países de la América continental.

Esto a propósito del reciente ensayo presentado por el también politólogo, periodista y comentarista de radio y televisión Leonardo Zuckermann.
En el aludido trabajo que hoy quiero platicarle, amigo lector, el autor muestra su proclividad por el parlamentarismo político, y su propia opinión sobre las insuficiencias democráticas y de la función pública que tiene el presidencialismo.

No le falta razón al señor Zuckermann al afirmar que el gobierno parlamentario tiene más herramientas y atributos para funcionar con eficiencia y apego al propósito del elector.
Refiere el aludido autor, ejemplos de gobiernos parlamentarios funcionales, y también, de gobiernos anti-funcionales con sistemas presidenciales, incluso el de Estados Unidos, que había sido por muchos años ejemplo de buenos quehaceres institucionales.

Sin embargo, a partir de Obama -el autor refiere a su gobierno de casi ocho años -, el presidencialismo no ha funcionado y sí, ha metido al antes ejemplar país del norte, en verdaderos aprietos políticos y de eficiencia gubernamental.
Las permanentes disputas, desavenencias y bloqueos de la Casa Blanca con el Capitolio, son ahora el ejemplo más evidente de ineficacia y baja productividad en la formación de bienes sociales, lo que recae en pérdida en las condiciones de vida de la población.

Incluso en el transcurso de las campañas internas de los dos partidos mayoritarios de Norteamérica, se evidencia tal disfunción.
Es claro que los sistemas parlamentarios cuentan con más herramientas e instrumentos de democracia directa para resolver los problemas políticos que aquejan a una nación, pues se forma gobierno con asociaciones de partidos que permiten poner en marcha la administración pública y ejercer el poder con la soberanía y respaldo electoral necesario, lo que otorga legitimidad y buen marco de justicia.
Pues cuando se radicaliza el conflicto político y es imposible formar gobierno de mayoría, se recurre, como ya decíamos, a la negociación parlamentaria, cuando ésta no funciona, pasado un tiempo perentorio, las decisiones regresan al electorado mediante la disolución del parlamento por iniciativa del jefe de Estado, y se convoca a una nueva elección de diputados al Congreso para que el voto popular otorgue mayoría a quien mejor le parezca.
El ensayo del que hoy le comento, es muy claro y aleccionador, le recomiendo buscarlo y leerlo en las páginas del periódico Excélsior, donde fue publicado la semana pasada.

Tal vez, a propósito de esta disyuntiva, valdría retomar una de las máximas del ex presidente José López Portillo acerca del tema, lo que a México más le convendría sería un sistema parlamentario a la mexicana.

GRACIAS POR SU TIEMPO.




¿Sabía Usted?

Mr. Kuinkelly


Rarezas del futbol mexicano

De todos es sabido que el futbol cuenta con la preferencia de la mayoría de los mexicanos sobre otros deportes que cuentan con gran aceptación en el país, como el básquetbol, béisbol, softbol, etcétera, aquí algunas curiosidades que sólo en la Liga Mexicana de Futbol podrían suceder.
La organización del torneo permite que un octavo lugar pueda llegar a ser campeón de la temporada, o que un equipo consiga quedar en cuarto lugar en el torneo, pero puede llegar a descender de categoría.

En los años 80, los porteros podían jugar usando la sudadera que quisieran; así Moisés Camacho, portero del Puebla, jugó varias veces con un suéter de portero de la selección española, y Pablo Larios a veces portaba la de la selección italiana.
El portero Jorge Campos, que jugaba de portero y de delantero y era bueno en ambas posiciones, llegó a ser conocido en el mundo por eso y por sus propios diseños extravagantes de portero, con colores fosforescentes e innovó la manga corta en el vestuario de esa posición.
Otro hecho curioso fue cuando en su último partido en Primera División (temporada 84-85) el Zacatepec enfrentó al Necaxa, quienes debían jugar dos partidos -como los peores equipos del año-, buscando no descender.

El encuentro tuvo lugar en el estadio “Coruco Díaz” en Zacatepec, Morelos, ganando el Necaxa, luego de que el “Harapos” Morales, jugador favorito de la escuadra local, fallara un tiro penal.

Al final del encuentro se armó la bronca campal y los aficionados del Zacatepec entraron a la cancha a agredir a los jugadores de ¡su equipo! Hasta con un poste de la portería quisieron golpear al “Harapos”.
Pero sin duda, todos coincidirán -y recordarán- que el caso más insólito del futbol mexicano, es el del rector de la UAT, que en 1994 debutó en Primera División jugando con el Correcaminos en contra del América, a los 44 años de edad -siendo aún el debutante más longevo de la historia-, que increíblemente por poco hizo un gol.

¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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