REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante

...” Y envió a su servidor, a la hora del festín, a decir a los convidados; Venid, porque todo está pronto”… (Lc 14, 17)
domingo, 29 de mayo de 2016
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font
La dulce perseverancia del Señor

La caridad fraterna nace del amor de Dios por las almas, la razón del amor del Padre radica en la salvación de las almas por Él creadas, de donde concebimos, que el motivo de la predilección del amor divino no tiene límite, y más cuando de la salvación de las almas se trata.

El Padre movido de su infinita y misericordiosa bondad, en un acto de caridad fraterna se desprende de su Hijo del que dijo;…”Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco”… Enviando al mundo al Verbo de Dios, que por obra y gracia del Espíritu Santo queda encarnado en el seno de María Virgen.

¿Cuál es el motivo para desprenderse el Padre de su Hijo amado? Fue y es el amor del Padre al Hijo, y del Hijo al Padre y el amor unido de ambos por nuestra salvación, de proponernos reconocer nuestras flaquezas, mirándonos en el espejo de la vida, siendo rectos de corazón aceptemos no tener ni el merecimiento ni los méritos para ello, prevaleciendo la voluntad del Señor quien finca los bienes que todo hijo de Dios necesita para salvarse.

El Verbo de Dios en las alturas viniendo a sufrir y padecer, entrega su cuerpo, sangre, alma y divinidad, siendo su pasión, crucifixión y muerte Santísima la muestra del amor predilecto del Padre y el acto sublime por el que Dios redimió al mundo del pecado, que su Amado Hijo Jesús cumplió, el deseo amoroso de su amado Padre, al establecer para todas las almas el camino de su salvación.

Para discernir la obra de Dios asegura el Pbro. Royo y Marín;…”Toda la vida de Cristo en la tierra, consistió en cumplir la voluntad del Padre”...La palabra de Jesús es de vida eterna, la que no ceso de sembrar, de ella viene la aspiración en corresponder a su amor con amor, cumpliendo el Mandamiento de la Ley de Dios: amar a Dios y al prójimo, como esencial medio de salvación.

La misión del Hijo de Dios es obrar como Servidor del Padre, redime al pecador de los sufrimientos causados por sus errores, esparce su comprensión y ternura sobre el pecador, su amor será el apoyo para reconciliar las almas en el Señor.

Pero aquel que se dice fiel a Cristo se entrega a la oración, a la práctica de las virtudes, a obrar bien y evitar el mal, que realizan apostolados, que es constante en la frecuencia de sacramentos y todo lo que sea aumento de espiritualidad, cierra su corazón ante el apuro, penuria y necesidad del hermano, que si quisiera podría tenderle su mano, pero al negarse, la avaricia hace surgir múltiples justificaciones al mundo que ante Dios es injustificable; el hermano en crisis debe estar seguro, que la vida de oración puede mas que esos actos “de fe y de fervor” porque quien se niega su conducta es vana ilusión de forma y de fondo, apariencia y pose, al interior del corazón predomina la codicia, por eso disponer la oración según este criterio, queda como la del fariseo: sin valor, porque no existe la fe y el fervor que debiera conducirlo al motivo de su oración, cuando se trata de llevar a la práctica la oración sus obras, su corazón esta cerrado al deseo de Dios, ¿Que puede hacer es “fiel” al prójimo? Nada, porque su actitud lo contradice así mismo, por eso esquiva al hermano en sus necesidades, prevalece el deseo ardiente: no perder los bienes del mundo, ignorando el deseo del Divino Maestro.

Esta conducta humana se aprecia en todos los niveles de la sociedad; el que tiene, como quien tiene pocos bienes o nada, todos niegan dar sumisión y docilidad a la voluntad a Dios; ¿Por qué? Es cómoda la postura negarse, argumentar para no ayudar, aferrarse a la incredulidad, a poner en duda, por si mismo se es infiel al mandamiento del Señor, así, su oración es sin valor; pero la obra buena del fiel a Cristo, que cumple motivado por su fe, dispone sus obras a mayor gloria de Dios obrando en bien del hermano e hijo en Cristo que padece.

Toda obra de corazón es fruto del amor a Dios, quien carece las virtudes de fe, esperanza y caridad, niega a Cristo lo que siendo suyo no lo destina en favor de la salvación de su alma, aunque todo esto, y mas lo que escuchamos y oímos en los hechos, la sordera del cuerpo es no escuchar, cerrar los ojos del alma y no ver.

Cristo vino a cumplir al mundo el mandato de Dios su Padre, por su obediencia y amor a Él, dejo la gloria eterna; ¿Alguna vez hemos pensado porque dejo los bienes gloriosos de que goza en la gloria eterna? Jesús jamás escatimo dejarlo para venir a nosotros, sabiendo que seria humillado, escarnecido y ultrajado injustamente, eso no fue impedimento, su misión fue y continuará siendo primordial, desparramando en las almas la semilla salvadora de la verdad eterna, que ayudará a las almas encontrar en Dios la consolación.

El negar la mas pingüe limosna al necesitado de la calle, también será negará con mayor razón al que acude por una ayuda mayor para superar la crisis en que esta envuelto; las actitudes humanas son causa de dolor en el corazón de Jesús, los corazones cerrados por su avaricia, cicatería, aferrados a males graves que empeoran su alma, su actitud parece que no les importa, la tacañería conducta propia del usurero codicioso, refleja su miseria, estas actitudes humanas y mas, son causa de dolor en Jesús, pero aún así no abandona, porque en Él su intención es verdadera en atraerlas a su redil.

Esta increíble la vileza en que se vive, no es imprudente imaginación, que el ser humano se plante frente a un espejo y analice su fe, y vera la realidad de su conducta, sus obras resaltarán por su tacañería.

En cierta ocasión, un hombre acaudalado decía muy seguro; es cierto que he obrado mal, ofendido a muchos pagando mal sus servicios, quitando lo que es suyo, abuse de ellos, a otros que me sirvieron los quite de mi presencia, reconozco mi miseria, he confesado todos esos males, el Sacerdote me dio la absolución y con ello el perdón, mi conciencia esta descargada y en paz; Un amigo que estaba a su lado le dijo; que bueno por tu confesión, pero la pena del pecado es restituir y hacer penitencia, pero otro mas suspicaz dijo: Este con tal de no pagar hará penitencia.

La ironía y el chascarrillo tienen el fondo que el pecador no quiere ver. Dios es el Padre amoroso que busca sin cesar los bienes del alma a pesar de nuestros pecados.

A cada alma entrego el denario a multiplicar, no para conservarlo, sino acrecentarlo con obras y actos que confirmen su fe, al no hacerlo se niega a Cristo la obligación que tenemos de someter el alma a la caridad, y germine en el corazón el fruto que avive el alma, pero aquel que se dice; “soy fiel a Cristo” y con sus actos lo esta negando cierra su corazón.

Dice San Pablo;…” ¿Como puede residir en él la caridad de Cristo?”…La caridad fraterna es el desprendimiento generoso en favor de toda persona de cualquiera condición social, es motivo de ayudar a confortar al hermano necesitado, eso no es de clase social, es de necesidad.

La conciencia al “fiel a Cristo” le va insistir vaya a la caridad, y sea obra el deseo de Jesús: dejando de lado la avaricia. ¿Qué difícil es hacer la obra de caridad que en Dios es deseo? El católico debiera asimilar que no puede negar, ni desconocer su obligación para con Dios, porque las respuestas: si tengo puedo, es mi propósito, voy a ver, tengo muchos gastos, Dios ve a lo profundo del alma “buenas intenciones” no obras.

En Cristo no existen falsedades humanas, sus obras son generosidad para todos, entrega bienes para que por ellos los pecadores se salven, así lo ha hecho sin cesar a través de 21 siglos, y lo seguirá haciendo hasta el último siglo y día del mundo, a pesar de la actitud miserable de la humanidad, Jesús enseño en los Santos Evangelios, su bondad, indulgencia y clemencia no tiene excepción, quedando manifestada su enseñanza, cuando al estar reunidos con los discípulos que lo habían abandonado al ser tomado preso;…”Diciendo esto; les mostro sus manos y su costado; y los discípulos se llenaron de gozo, viendo al Señor”…Toda culpa, remordimiento y congoja padecida por los discípulos, ha quedado olvidada, Jesús ahondo su corazón apreciando su limpio y sincero arrepentimiento, imparte la Cátedra de la verdadera caridad fraterna.

San Basilio, Doctor de la Iglesia, conocedor de la conducta y la miseria humana, entrego a los siglos el pensamiento sensato para la perfección del alma;…”O nos apartamos del mal por temor del castigo, y nos parecemos a mercenarios, o finalmente obedecemos por el bien del amor del que manda, entonces estamos en disposición de hijo”…
En la predicación de Jesús establece en la parábola del Gran banquete el motivo de la misericordia del Padre que perdona.

En el apreciamos el empeño del perdón y su bondad; el que cierra su corazón, no podrá entenderlo. Jesús cala en la conciencia de los que le escuchan, al hablar del premio a los caritativos, de la resurrección y el Reino de Dios, uno de los asistentes hizo una exclamación reflejo o del entusiasmo, quizá de su religiosidad o también fingida actitud, pues estaban en la casa del fariseo.

Entre los judíos era común representar el Reino de Dios en la figura de un banquete. Reza el evangelio;…” A estas palabras, uno de los convidados le dijo: ¡Feliz el que pueda comer en el reino de Dios! Más Él respondió: Un hombre dio una gran cena a la cual tenia invitada mucha gente.

Y envió a su servidor, a la hora del festín, a decir a los convidados: Venid, porque ya todo está pronto”…Jesús va a exponer la negligencia humana aferrada al mundo del placer, gozo y negocio.

En los versículos se muestra, que quien convida es Dios nuestro Padre celestial; la cena o festín es imagen del Reino de Dios, los bienes de su reino mesiánico es perdonar los pecados, ganar el cielo, participación del Espíritu Santo; los primeros convidados son los hijos de Israel, que rechazan la invitación hecha por Dios desde siglos, sustituidos por los pueblos paganos.

Los primeros invitados son los príncipes del sanedrín, pero estos se rehúsan asistir.
Valorando las palabras de san Pablo;…”Todas las cosas tiene voz”…Jesús muestra en esta enseñanza que no todos quieren ni pueden escuchar la voz de Dios;…” Y todos a una comenzaron a excusarse.

El primero le dijo: He comprado un campo, y es preciso que vaya a verlo; te ruego me des por excusado. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y me voy a probarlas, te ruego me des por excusado.

Otro dijo: Me he casado, y por tanto no puedo ir”…Enseña Jesús en la parábola las afrentas de los que no escuchan la voz del Señor, al decir, no poder asistir al festín que ha preparado desde siglos; así es como nos vemos cuando decimos; Señor hoy no podre ir a Misa porque tendré una fiesta con mis parientes; hoy no iré a comulgar porque tengo un desayuno con mis amigos; no rezare porque hoy esto ocupado; tuve un día pesado y estoy cansado; Señor no tengo ánimos para rezar; y muy contentos nos vamos porque creemos que Dios ha aceptado las justificaciones que en realidad son mentira, todos sabemos que se puede dar tiempo a la obligación con Dios, el problema es no querer darlo, así como nosotros, así obran los de la parábola, estos si bien no era licito lo que hacían, era ilícito dejar al Señor con la promesa de cumplir, y creyéndose justificados, se fueron porque no tenían intención de asistir, aquí lo malo es la mala intención.. Dice San Agustín;…”Da el Señor en este festín lo que el hombre ni siquiera podía esperar, y no obstante los hombres rehúsan la invitación.

Es ello una ingratitud, porque se rechaza una fineza en cuya realización invirtió Dios todos los tesoros de su sabiduría, poder y amor; es una necedad”…
…” El servidor se volvió a contar todo esto a su amo.

Entonces, lleno de ira el dueño de la casa, dijo a su servidor; sal en seguida a las calles y callejuelas de la ciudad; y traedme acá los pobres, y lisiados, y ciegos y cojos.

El servidor vino a decirle: Señor, se ha hecho lo que tú me mandaste, y aun hay sitio. Y el amo dijo al servidor: Ve a lo largo de los caminos y de los cercados, y compele a entrar, para que se llene mi casa”…Jesús muestra su disposición, es difícil encontrar almas para llevar a su banquete, siendo millones que existen en el mundo.

Quede claro; Dios no es aceptador de personas, no porque fulano es una persona renombrada, de prestigio, de dinero, otro vago, ladrón o estafador, o el que vive de su trabajo, el Señor va a dar un lugar en su festín, si queremos ganar ese lugar, hay que ganarlo a pulso, para que sea propio, es cumplir con el mandato de Dios en nuestro paso por el mundo: amar a Dios y servirlo, como también al prójimo; si las almas mas modestas están ocupando un lugar y son muchos, es porque todos han atendido a la invitación del Servidor.

La insistencia de Dios por salvar las almas del pecado, no se queda quieto, quiere a todos y por todos va su llamado; Ven y sígueme, pide se busque, se camine grandes distancias, por ello dijo Jesús sobre el poder de la oración;…”Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; golpead y se os abrirá, porque todo el que pide obtiene”… El llamado es a todas las almas, entre ellas las más alejadas, recalcitrantes, incrédulas, porque no decir a los ateos, los que se dicen fieles, el soberbio, no importa la causa de su alejamiento, a ninguno niega su participación.

Siempre habrá lugar en el banquete del evangelio y en el de la gloria, del primero es preparación del alma, donde muchos son los llamados y pocos los que van en pos de la dulce perseverancia en el Señor, por consecuencia lógica, el pecador quiere quedarse en el. La obra del Servidor fue mandar a los Apóstoles a todo el mundo, y así desde su primera predicación del Evangelio, ellos y sus sucesores fueron a todos los confines de la tierra llevando la palabra de su predicación.

Correspondamos con la verdadera oración, agradeciendo los bienes, gracias y dones que de ello se derivan; la frecuencia de sacramentos, asistiendo a la Santa Misa, para que continúen las obras de evangelización en este mundo pagano que nos ha tocado vivir.
El agravio al Señor esta hecho, pues habiendo desde con tiempo extendido la invitación, al momento se rehusó.

Entonces dijo Jesús:…” Porque Yo os digo, ninguno de aquellos varones que fueron convidados gozará de mi festín”…El Señor ha sentenciado, pero la inmensa mayoría esta condena es tomada como palabra que se lleva el aire, mas llegará el momento de la justicia Divina, saldrá el reclamo y hablara Jesús Hijo de Dios, Segunda persona de la Santísima Trinidad, por eso es causa de meditar a fondo dicho reclamo y así mantener la dulce perseverancia del Señor.
hefelira@yahoo.com

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion

Columnas Anteriores