REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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La providencia divina es bondad vigilante

…” Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace tres días que se aparta de Mí”… (Mc 7,2)
domingo, 26 de junio de 2016
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La vida de Cristo esta ordenada a la nuestra para ser llevada a Dios. Repasando la conducta humana, se aprecian las obras que el ser humano ha creado en su paso por el mundo, son obras materiales a las que da una muy especial importancia en su existencia terrenal; pero la obra espiritual muy pocos son los que conservan la fidelidad al Señor, los demás no valoran que la razón de su presencia en este mundo, es obtener la salvación eterna.

En el primero, el incrédulo comprende que nada existe en él de vida espiritual, mas cuando quiere obtener de ella un beneficio material, descubre que no lo tiene, por eso no le importa los valores del alma, pero lo que de Dios ha recibido, eso si lo tiene presente para su beneficio en las cosas del mundo, pero no en el orden espiritual al que se debe, lo deja de lado, apartándose de Jesús como muchos, relegan según idea para años adelante, lo que debe ser vida espiritual predominante en sus actos, obras y trabajos, nada dan a Dios, no interesa que el alma tiene una necesidad que no se satisface con los alimentos del mundo, se nutre con los alimentos espirituales que la tonifican y fortifican; la oración, la necesidad de obtener bienes, gracias y dones, atesorar bienes en favor de su salvación.

La realidad ante Dios es triste, porque pocos son los que se esfuerzan en hacer y conservar la sublime convicción de robustecer su fe, amando y sirviendo a Dios y al prójimo, de donde surge el verdadero fruto que beneficia a quien es fiel al Señor y mas cuando recibe el alimento del alma: Cristo en la Eucaristía, Él reavivará y revitalizará la fe, que va a consolidar el alma en la providencia del Señor, porque la constituirá en piedra de toque de la lealtad a Cristo Nuestro Señor, que será reconocida por la rectitud y fidelidad del católico hacia Él y al prójimo.

La mirada de Dios descubre en las almas sí la fe es pobre o abundante, como la necesidad de ayudar a elevarla al nivel que Él desea para obrar en consecuencia, y el católico no pierda el avance de los bienes obtenidos por la gracia, va a brotar en el pecador la motivación, animando por la conciencia a la oración fervorosa que impulse su alma a Dios, quien valora el adelanto de su fe viva; ahora bien, en el descreído, la impiedad e incredulidad son asperezas no adheridas, sino incrustadas en su alma, pésimas y fatales consejeras que buena es la pregunta; ¿En qué fructifican? Descreimiento, cerrazón y dureza de corazón; generan carencia absoluta de rectitud para con Dios y el prójimo; niega la obra de salvación y pone duda a la obra divina entre el decir y el hacer, por eso el fruto del pecador es malo, porque es fruto del mundo.
La conciencia depositada por Dios en los seres humanos, es el bien que nace con el ser humano y muere con él, en vida esta para constituirse en el medio de salvación que debiera ser escuchada por la persona, la persuade a obrar en favor de su salvación, de obrar haciendo el bien y evitando el mal, romper al instante con el pecado, sacudirse las actitudes irreverentes contra Dios, rechazando el impulso del tentador contra el pecador, no escucharlo porque puede resbalar a la perdición.


La humanidad obra y vive su mundo sin remordimiento, su irreligiosidad la conduce al extravió y este a la condenación eterna, que con sus actos afirma;… Lo que quiero es como yo quiero, no hare lo que yo no quiero… Si fuera en el sentido espiritual es un buen propósito firme, pero en el sentido contrario, es soberbia encaminada a exaltar el “Yo”.

Poniendo en la balanza su conducta, esta lo inclina a favor del mundo, por lo que dirá el incrédulo; “¿Qué hacer el bien? ¡Jamás! ¡Yo no! Para estar bien con el mundo dice:… Hay que ser justo, ¡Claro que lo seré! No hay porque preocuparse… La realidad es otra, su actitud esconde el engaño de sus intenciones que no son buenas, quiere y obtiene del mundo material lo que busca, no importa transgredir el mandamiento de la Ley de Dios, si ha este “justo” conviene tener ganancias, modifica su decisión a donde tendrá las mejores, sin importar a quien dañe, lastime, fastidie y perjudique, así continuará su vida terrena engañando, sin saber ser justo como Dios lo pide.

Quien se acerca a Jesús y estrecha mas su relación, será el mejor acercamiento al Señor, y gozo en el alma arrepentida.
La providencia de Dios es bondad vigilante, los bienes que posee son de naturaleza infinita, los prodiga a todas las almas que han venido y vendrán al mundo, estos bienes van a más de lo que nuestra inteligencia deduce, porque su providencia es generosa y bondadosa, por eso, cuando viene al pensamiento la idea errónea de que Dios no me asiste, es falso, porque Dios es bondad vigilante; porque es bueno y esta atento a las necesidades espirituales del pecador cuando arrepentido lo solicita; el Señor no espera, da los medios en múltiples formas, para que el pecador recapacite que las ofensas que vertió contra su Creador, y reconcilie su alma al Señor, teniendo presente que el pecado por mas mínimo que nos parezca, es pecado por el que se ofendió a Dios, que merece ser amado y no injuriado; si el ser humano por una mirada dirigida a él sin sentido, la interpreta como ofensa que reclama con furia, Dios, que recibe ofensas e irreverencias cada segundo, paciente atrae al pecador al punto crucial de su perdón cuando recibe la Sagrada Eucaristía,-cumpliendo las formalidades que para el caso tiene establecido Nuestra Santa Madre Iglesia- el culminante paso del mundo pecador al reconciliar el alma con su Creador, es de considerar este como el principio de la carrera de salvación, competencia donde el único ganador es la fidelidad del Cristiano, que tiene presente a Cristo Nuestro Señor, cuando dijo para que nuestro esfuerzo sea constante; …”Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos”… Y es cierto, Dios llama a todos, sus bienes son para todos, su amor y bondad es por todos, su perdón es para todos como fue en la última cena, refiriéndose con solemnidad Nuestra Santa Madre Iglesia enseña a todos;…”El sacrificio, instituido por Jesús durante la última cena, es el memorial y una renovación del sacrificio de Cristo en el Calvario.

Ahora bien, en el Sacramento de la Eucaristía o Sagrada comunión, Cristo real, verdadera y sustancialmente esta presente bajo ambas especies, se da a los fieles como alimento espiritual de las almas”…Hasta aquí la enseñanza de la Iglesia.

La fe conduce a concebir en el corazón, preámbulo a la vida eterna, por ello cuando en la última cena, Jesús hablo en primer termino de su cuerpo representado en el pan y al final el vino refiriéndose a su preciosísima sangre, en ambas es su alma y divinidad, por lo que dijo;…”Y tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, lo dio a ellos diciendo; Bebed de él todos”…Su palabra no tiene excepción, ni otro sentido; “todos” En esa inmensa mayoría, esos “todos” niegan, rechazan y desprecian, condenan, mostrando hastío al escuchar su palabra, la perversidad los tiene cegados y sordos; la soberbia exalta un rencor sin sentido, por eso son pocos los escogidos, porque pocos por su propia voluntad y deseo, frecuentan con celo amoroso la Sagrada Eucaristía, pocos van recibir el alimento que vigoriza el alma, que la aleja del contagio en que puede caer, del cáncer que es el mundo convertido en una maligna y mortal metástasis; su alimento, es medicina eficaz que aleja los males al paso de la vida terrena, inyectando el corazón con el perverso veneno que paraliza los bienes del alma.

Alimento por excelencia, es el cuerpo y sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que entre mas se frecuenta, mas es la fortaleza espiritual en el corazón del fiel al Señor, ante los peligros del mundo, dice San Ambrosio;…”Sostenido Elías por el alimento que le dio un ángel, camino durante cuarenta días; mas vosotros sois alimentados por Jesús, marcharéis hasta llegar a la patria que habitan los santos”…La providencia divina no tiene limite, su permanente bondad vigilante no es para castigar, sino perdonar en esta vida al pecador, nos hace volver el corazón a Cristo en su agonía cuando dijo;…” Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”…La humanidad indiferente e impasible a los bienes del alma y de su salvación pierde la fe por decir a pasos agigantados.
El Señor es caritativo para quien cree en Él, aunque el pecador se aparte por sus pecados, tiene en conocimiento que las almas como él reciben de su bondad arrepentirse, los socorros sobre naturales que Jesús entrega en abundancia, los multiplica, excediéndose la acción divina que viene de Dios, el alma recibe con humildad la Sagrada Eucaristía, su interior vive la divinidad de Jesús cuando dijo;…”Yo soy el pan de vida”…Muestra de su generosidad es la invitación sublime y excelsa, grandiosa y gloriosa de su misericordia al banquete del Señor.

Cuando en los pasados tiempos el pecador ha vencido, fue porque no titubeo en tomar el camino para llegar a Dios, dice el profeta David;…”Firmemente se adhieren mis pasos a tus senderos, y mis pies no han titubeado”… El Señor habla a las generaciones, animándolas a no titubear, sino avivar su alma en reconocer a Cristo Nuestro Señor; a no titubear en exclamar al mal ¡Basta!; a no titubear, sino con decisión buscar a Jesús en el sagrario y en intimidad con Él suplica e implora;…Mí Señor, tú nos has enseñando;…”El que cree en Mí tiene vida eterna”…Y yo Señor, no quiero dejar de creer en ti, porque deseo, ansió y anhelo tener la vida eterna, y que Tú me digas, como dijiste el ciego cuando le preguntaste;…” ¿Qué deseas que te haga? Dijo el ciego: ¡Señor, que reciba yo la vista!”… Y Tu Señor le has dicho;...”Recíbela, tu fe te ha salvado”…
La vida de Cristo normalizar la nuestra para llegar ha Dios.

Durante la vida publica de Jesús obró muchos milagros, pero dos son esplendorosos, por ellos va instituyendo la Sagrada Eucaristía, penetremos en la segunda multiplicación de los panes;…” En aquel tiempo, como hubiese de nuevo una gran muchedumbre, y que no tenía qué comer, llamó a sus discípulos”… Jesús habla a un Dios por su amado Hijo.

Se puede considerar como posibilidad ocurrida sobre lo que el evangelista da a conocer de este pasaje del Señor; Primero es escuchado por la muchedumbre, todos atentos están interesados en su predicación, concentrados en la palabra de Jesús que va tomando mas y mas fuerza, hasta que elevo el fuego de su amor en todos los corazones, de estar animados, pasan a motivados, luego al embeleso de su predicación, entonces sublima sus sentimientos a la bienaventuranza eterna, y vive su alma la unión con Dios llega al éxtasis, su cuerpo permanece quieto, hay una suspensión de sus funciones corporales, pues la potencia de la cátedra de Jesús no se concentra en sus sentidos, sino en el alma, obro Dios en ellos su omnipotencia para tener a cuatro mil hombres, además las mujeres y los niños concentrados en la divinidad del Hijo de Dios, hizo pasar el tiempo veloz, la muchedumbre percibe que fue un tiempo corto, lo que en realidad fueron tres días, es de comprender que no escucharon con lo sentidos del cuerpo, sino con los del alma, por eso no vino en ellos la necesidad de tomar alimento, que como veremos unos pocos lo traían.

Vio Jesús en la muchedumbre el primordial deseo y una necesidad espiritual de escuchar su enseñanza, y responde el Señor a la necesidad de las almas.

Cada persona sin hacer manifestación de lo que escucha, acepta con gusto y guarda silencio, hasta llegar a el momento en que termina la enseñanza, la situación cambia como fue en Jesús al terminar los cuarenta días de ayuno, y tuvo hambre; así, al tercer día de escuchar la muchedumbre a su divino Maestro, tuvo hambre.


Jesús conociendo el interior de la muchedumbre, participa a sus discípulos su preocupación, muestra su bondad. En un especie de concilio, pues bien sabía lo que va hacer, antes de obrar dio preferencia a comentar la situación con sus discípulos enseñarlos a ser caritativos con el prójimo;…”Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tienen nada que comer”…La caridad de Cristo es consecuencia de su Providencia, y la bondad, que le merecen las almas a Él confiadas por Dios su Padre.

La muchedumbre agradecida con Jesús por los bienes del alma recibidos, esperan de Él su amabilidad, que revelará por la caridad y ternura de su corazón.

A dicho;…”hace ya tres días”…”No tienen que comer”…Padre consiente prevé las consecuencias no solo espirituales, también las temporales, se agotaron los alimentos que cada quien hubiera podido traer, siendo mas fuerte el deseo de llegar ante Él, no tomaron en consideración el bastimento, el caso es grave, la muchedumbre debe recibir alimento, ¿Dónde obtenerlo? Dijo el Señor;…”Si los despido en ayunas a sus casas, les va a faltar las fuerzas en el camino, porque los hay que han venido de lejos”… El temor de Jesús es que pueden morir en su regreso, el problema que expone Jesús a los discípulos los sorprende y no encuentran solución a la preocupación de su Maestro que dijeron;…” ¿Cómo será posible aquí, en un desierto, saciarlos de pan?”…La respuesta es una negación, podían haber pensado, para alimentarlos hemos de caminar mucho a la próxima población.

La intención que Jesús expuso es grave, esperaba una propuesta pidiéndole obrará un milagro a su Señor, pero no lo hicieron, estaban desconcertados; ¿Que hacer? Sorprendidos por el problema, no viene a su mente respuesta, dejan la resolución a Jesús.
Jesús pregunta a los discípulos;…” ¿Cuántos panes tenéis? Respondieron Siete”… Pregunta primero por los panes para realizar el prodigioso milagro, en forma semejante a como fue el primero, dispone el acomodo de la gente como fue la primera al mandar sentarse en la hierba, ahora se recuesten sobre la tierra, con ello el evangelio especifica ser lugar diferente.

La diferencia es también en el número de peces, en la primera son dos, ahora son siete. También hay una diferencia, en el primero bendice el pan y peces juntos, ahora es una bendición especial al pan que representa la apertura de la gracia de Jesús y otra a los peces.

Continua;…” Y mando que la gente se sentase en el suelo, tomó, entonces los siete panes, dio gracias, los partió y los dio a sus discípulos, para que ellos los sirvieran, y los sirvieron a la gente”…Todo fue realizado como el Señor lo dispuso, la gente organizada en grupos y los discípulos apurados llevando a cada persona, significa que así darán la gracia y la ciencia de la gracia los Apóstoles y sus sucesores el pan que viene de las manos de Jesús, cuando los fieles se acercan a recibir la Sagrada comunión.

Dice el evangelista;…”Tenían también algunos pececillos; los bendijo, y dijo que los sirviesen también”…Conforme bendice Jesús, se multiplica la comida en sus manos, los discípulos pudieron apreciar la grandeza del milagro;…” Comieron hasta saciarse, y recogieron siete canastos de pedazos que sobraron, eran alrededor de cuatro mil. Y los despidió”…
hefelira@yahoo.com

 

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