Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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Brixet, el regreso al nacionalismo

domingo, 26 de junio de 2016
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En esta ocasión, mi amigo lector, quiero invitarlo a repasar un poco, particularmente en lo sustancioso, el tema que hoy en día tiene a las economías del capitalismo democrático en virtual suspenso, me refiero al referéndum revocatorio que decide la permanencia o salida del Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) de la Comunidad Económica Europea, el 23 de junio pasado.


Sin duda, se trata de un asunto de la mayor importancia económica, política y social de Occidente. Pero, ¿por qué una parte tan grande de la población de esos países (43%) opina que deben salir de tal agrupamiento? Lo primero que habría de considerarse, es que el Reino Unido no siempre ni en todo ha estado de acuerdo con la política comunitaria; piensan muchos que ésta, en sus afanes expansionistas subsidia y otorga, con cargo a los países miembros, créditos y ventajas a países que no están dispuestos a reencausar sus economías y planes sociales.


Esto por supuesto, genera ineficiencias que han de pagar los países alineados a la economía de mercado por una parte, y por otra, consideran los secesionistas que les pueden aportar más beneficios internos las negociaciones comerciales y diplomáticas bilaterales que las multilaterales; se piensa que negociar lo que sea y con quién sea, cara a cara y uno a uno, fortalece más al imperio y sus afanes de dominio y colonialismo económico.


En cambio los otros, los integracionistas (45%), piensan que el expansionismo y apoyo a los países que recién ingresan, fortalece a la larga las posibilidades de ampliar mercados y vender más y mejores productos, razón por la que quienes favorecen la permanencia son las élites empresariales, financieras e institucionales.

Sin embargo, esta proporción porcentual podría cambiar el mismo día del referéndum, ya que el porcentaje de indecisos es muy alto (entre 12 y 18% según el tipo de encuesta), por lo que se antoja que será la decisión de éstos la que defina el resultado.


El partido conservador y su primer ministro Cameron, no sale aún de la sorpresa ni tienen tampoco, manera de explicar el crecimiento de una idea que al principio y como promesa de campaña, parecía tan intrascendente.

Idea surgida de un partido minoritario y su líder populista, lo que ratifica una vez más que en política se depende más de lo inesperado que de lo planeado o esperado.


Caso análogo y para México, lo hemos y estamos viviendo en las cámaras federales, con la muy llevada y traída ley tres de tres, declaraciones conjuntas para la clase política, que al ser retomada por un senador independiente -sin partido ni líder-, cobró tal importancia al incorporar la obligación de declarar igualmente para los empresarios con relación contractual con los gobiernos, y no así como se ha dicho, para beneficiarios de programas sociales financiados con recursos públicos.

Cosa, ésta última, que de ser así, será corregida con el veto del Ejecutivo a los artículos pertinentes.
Retomando el tema y según los analistas y observadores políticos, la salida del Reino Unido de la comunidad europea desencadenará una crisis más sobre la ya existente, es decir, una sobre-crisis que afectará económica y financieramente al mundo global, con los efectos perniciosos que bien se conocen.

Para abundar en el conocimiento del tema y sus efectos buenos y malos, amigo lector, le recomiendo ingresar a la dirección electrónica de Foro Global, donde encontrará basta información no noticiosa, sino de fondo y bien explicada, sobre las variables que afectarán a cientos de millones de personas que viven en el entorno de la globalidad.


De un modo u otro, la prudencia y la lógica del crecimiento económico mundial recomiendan la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, ya que sería mejor para todos.

Mas al margen de eso, bien cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo es que una decisión tan importante puede quedar en manos de una pequeña masa de electores, que por más grande que sea, siempre será pequeña ante la relevancia y consecuencias de una decisión como la que ahora está en juego?
Es un exceso democrático o acaso un irreparable desliz de un actor político -David Cameron, primer ministro emanado del partido conservador-, cuyo costo tendrá que pagar con su dimisión en el corto plazo y llevarse para la historia el haber sido, sin querer, el impulsor de un postulado que cambió al mundo occidental.


Rara y perniciosa experiencia la acontecida, en la que el pasado le gana al futuro, lo viejo a lo moderno y los adultos y ancianos a los jóvenes.


(Donald Trump ganaste un aliado de campaña).
GRACIAS POR SU TIEMPO.
¿Sabía Usted?
Mr. Kuinkelly
Que los métodos para preservar alimentos han tenido sus mayores avances en tiempos de guerra.

Fue en el imperio de Napoleón I cuando tomó importancia la prevención de la descomposición, y comenzaron a utilizarse las conservas en envases de vidrio sellados con corcho y hervidos, que ofrecieron higiene y prolongaron en buen estado alimentos como frutas, encurtidos y salsas, hasta que en 1860, Louis Pasteur explicó el proceso de esterilización mediante calor.


Luego comenzó el uso de envases metálicos, así la industria del enlatado se fue perfeccionando y popularizando. Hoy, prácticamente es impensable vivir sin enlatados y se siguen desarrollando nuevas técnicas buscando que sean aceptadas como parte de dieta mundial.

Respecto a los mitos entorno a si son buenos o malos, ya sea por el material con el que está hecha la lata o por si contienen químicos los comestibles.
Estudios científicos demuestran que no afecta la calidad nutrimental de los alimentos, pues el procesador de comestibles garantiza que el producto es estéril y maximiza la retención de los nutrimentos.

Las latas para envasar están hechas de aluminio o acero reciclable, las cuales están cubiertas por dentro con un barniz especial que impide el contacto del metal con la comida y la protege, posteriormente son selladas herméticamente y sometidas al proceso de pasteurización.

Los alimentos enlatados no contienen conservadores químicos.
En México, los procesos de enlatado están regulados por la Norma Oficial Mexicana que emite la Secretaría de Salud, garantizando la calidad de los alimentos.

Una lata puede mantener un alimento en óptimas condiciones de dos a cinco años, aunque suelen conservar sus vitaminas y proteínas durante mucho más tiempo.

Y finalmente, una lata abollada, no representa un riesgo para consumir los alimentos.
¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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