Jaime Elio Quintero García

Déjeme y le Platico de un Libro

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El pacto del silencio y la omisión

domingo, 17 de julio de 2016
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Hace unos días, amigo lector, conocí de un valioso y oportuno trabajo, publicado por la periodista Yuriria Sierra, a la sazón editorialista del diario Excélsior de la Ciudad de México, titulado “La Conspiración del Silencio”, referente a las atrocidades cometidas en Europa por el régimen nazi, durante la Segunda Guerra Mundial.
Narra ahí la periodista -en su trabajo completo no tanto en el abstracto del ensayo periodístico- cómo la sociedad alemana fue cómplice silenciosa de los crímenes de guerra y lesa humanidad que sabía se estaban cometiendo (sin duda, hay evidencias documentadas), y de los argumentos centrales que se usaron para justificar moralmente el inmoral silencio (“no sabíamos”, decían unos, “recibíamos órdenes”, dijeron los militares y burócratas del régimen nazi).
Leer el ensayo aludido, me llevó en mi imaginación, a construir una analogía en paralelo a lo que vive México, con un sistema político creado y reproducido por dos largas etapas en las que lejos de debilitarse se consolidó.

La primera, durante los poco más de treinta años del Porfiriato de la segunda mitad del siglo XIX, y la segunda, durante los casi cien años del Nacionalismo Revolucionario del siglo XX, extendido hasta el primer cuarto del actual siglo XXI.
Hablo de paralelismos, que no de rigurosas igualdades, por la sencilla razón de que los fundamentos morales y éticos que los vertebran son parecidos, para no ser irrespetuoso, afirmando que son los mismos.

Mas son éstos, componentes similares, que moldean la cultura política y económica mexicanas -el silencio, la omisión, el desinterés y la autocensura- del sistema político y de los regímenes de gobierno mexicanos, hasta la actualidad.


Lo vemos en México a cada paso, la abierta imposición de candidatos y líderes partidistas, de derecha, izquierda y centro, con el único fin de mantenerse y mantener en el poder a élites gobernantes, afines a la continuidad de un proyecto de país liberal, social, democrático y de derecho pleno, que bien sabemos tarda en establecerse plenamente y crear o reinventar la robusta y abundante clase media que tanto necesita el país para regresar al estado de conformidad, sosiego y calma (gobernabilidad), que tuvo antes, con el viejo régimen.


Y no es que la idea y los principios político-democráticos, de economía global y bienestar social sean malos o contrarios a la modernidad y filosofía del siglo XXI.

Son más bien los modos, las maneras y las limitaciones de los actores, lo que no conecta con el público. La gente ha llegado (tristemente), a formarse un estereotipo aberrante de la democracia, a creer que la política es el alegato, el pleito, el vituperio, el lodo y la suciedad entre partidos y candidatos, que es decir o decirse entre sí, lo peor y de la peor forma, sea o no cierto, porque en la política no hace falta probar nada, basta decir y decir.
Coyuntura que los medios, principalmente la televisión y la radio, han convertido en lo que hoy se llama, el espectáculo de la política: los noticieros; al parejo del teatro, los chismes del cine, la música y otros géneros más del divertimiento y la entretención populares.
Y peor aún, que tanto la academia como la ciencia de la comunicación y la mercadotecnia, reconocen esto como un modelo de negocio periodístico y comunicacional exitoso.

¡Hágame usted el favor, estimado lector!, ¿hasta dónde habrá de llegar el vodevil de la política?
GRACIAS POR SU TIEMPO.



¿Sabía Usted?
Mr.

Kuinkelly
Mantener el cerebro sano es vital, a fin de que perdamos las menos capacidades conforme pasen los años, por lo que resulta muy saludable entrenarlo.

¿De qué manera? ¡Ejercitándolo! Por eso, mi estimado amigo lector, aquí le comparto siete rutinas o ejercicios mentales que lo ayudarán a mantener activo su cerebro dándole mayor vitalidad y a concentrarse más y mantenerse despierto.
1.

Toque su rodilla izquierda con el codo derecho y viceversa, hágalo con energía. 2. Ponga la mano sobre el hombro del lado contrario y apriételo, luego, gire la cabeza hacia ese lado; respire profundamente y suelte el aire girando la cabeza hacia el hombro contrario.

Repita con el otro hombro. 3. Dibuje con las dos manos al mismo tiempo, hacia adentro, afuera, arriba y abajo. 4. Con las palmas extendidas, ponga una mano sobre el ombligo y la otra mano sobre la cabeza, ahora haga círculos en sentidos opuestos con cada mano.

5. Ponga la yema de los dedos en las mejillas y simule que bosteza haciendo presión con los dedos. 6. Recostado horizontalmente, extienda un brazo y haga ochos imaginarios de una sola línea en el aire.

7. Coloque sus manos en las orejas y deles un masaje como tratando de quitarles los dobleces, iniciando desde los lóbulos hacia arriba.
Los especialistas recomiendan hacer estos ejercicios diariamente por 30 segundos con 10 repeticiones cada uno.

Procure mantener una respiración abdominal y tomar un poco de agua. Esta gimnasia cerebral incentiva el contacto entre el hemisferio izquierdo y el derecho, y es recomendada para combatir el cansancio físico y mental, solucionar problemas de lectura, escritura, dislexia, hiperactividad, depresión, etcétera.

¡Si no lo sabía… créalo porque es cierto!

 

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