PERSONAS que realizan actos cirsenses en las calles se exponen a ser atropellados o a fuertes caídas.

Es un espectáculo que se presenta en las principales avenidas de la ciudad.

Jóvenes que arriesgan la vida para ganarse unos cuantos pesos, están dispuestos a sufrir atropellamientos o caídas durante la ejecución de intrépidos actos.

Espectáculos más propios de una carpa de circo son presentados a escasos metros de los asombrados automovilistas.

Durante la mañana y parte de la tarde de este lunes, tres individuos jóvenes, de entre 16 y 20 años de edad, bajo un ardiente sol que subió la temperatura a más de 40 grados centígrados a la intemperie, atraían la atención de la gente que pasaba por el boulevard Morelos con boulevard Lázaro Cárdenas, frente al edificio administrativo de PEMEX.

Hugo, Paco y Luis-los nombres son ficticios-, calculan el tiempo que dura el semáforo en cambiar de rojo a amarillo, y luego a verde.

Rápidamente Luis se encarama en Hugo, mientras Paco sostiene a su compañero de abajo para que éste aguante el peso.

Mientras tanto, Luis agarra los malabares de la parte más delgada y empieza a girarlos hábilmente, tomándolos con una mano y luego con la otra, hasta completar su rutina.

Una vez que termina, se baja de los hombros de Hugo y los tres recorren la fila de automóviles, estirando la mano hacia la ventanilla para ver quién les proporciona alguna moneda a cambio de su actuación.

Aparte de estar expuestos a conductores que manejan a exceso de velocidad, se sabe que una caída sobre el pavimento de una altura similar a la de una persona promedio puede causar severas contusiones y hasta fracturas de huesos y cráneos.

Ni la Cruz Roja ni Protección Civil tienen algún programa para advertir a los improvisados artistas callejeros de los peligros a que se exponen a cambio de unos cuantos pesos.